Sin lugar a dudas, Juan Román Riquelme sabe cómo incomodar al macrismo. Incluso, en algunos casos, mejor que la oposición en la Legislatura porteña.
Dado que, cuando no renovarle el contrato parecía una decisión natural (a raíz de sus flojos rendimientos y constantes problemas físicos), “el diez” volvió a deslumbrar a propios y extraños en los últimos partidos, con un nivel lejano al de aquel glorioso retorno de 2007 -con el que a Angelici le gusta contrastar el presente-, pero con el que con la mediocridad con el que el Torneo Final se desarrolla, le alcanza para hacer la diferencia.
Y así lo siente la hinchada, que luego de la aplastante victoria sobre Arsenal de Sarandí, donde Román se lució, la Bombonera dio su veredicto, al grito de “Riquelme no se va, no se va, Riquelme no se va”. Lo que vuelve a poner al “Tano” en una complicada encrucijada.
Ya que su deseo, como el del jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri, es el de prescindir del ídolo. Histórico enemigo del macrismo dentro de la institución.
“Hace lo que quiere”, suelen reprocharle con una mezcla de enojo y resignación ciertos dirigentes.
Aunque tras otro semestre para el olvido, y frente a la amenaza cada día más firme de que Riquelme termine emigrando hacia Tigre, el harén de Sergio Massa, nadie quiere cargar con el costo de hacer salir al exBarcelona por la puerta de atrás y entregárselo a un rival directo de Macri en sus aspiraciones presidenciales.
Es por eso que este lunes, a pocas horas de que la cancha se expresara en favor del enganche, rápido de reflejos, fue el legislador porteño y vicepresidente de Boca, Oscar Moscariello quien salió a tomar posición en favor de la renovación. Enfrentando al mismísimo delfín del líder del Pro, Daniel Angelici.
“Para mí, tendría que tener la continuidad”, dijo el dirigente Pro. A lo que añadió: “Con lo que le dio Román a Boca, no se le puede pedir que rinda examen“. ¿Teléfono para Angelici?
Por lo pronto, lo que mayor curiosidad y suspenso despierta es el silencio de Román. Quien a diferencia de negociaciones anteriores, y a pesar de contar con el apoyo de la misma hinchada que terminó echando a Falcioni para presionar por su retorno y el de Carlos Bianchi, esta vez juega al misterio.
¿Un guiño a Massa? No habría que descartar que Román, tiempista como pocos, termine forzando una propuesta desesperada por parte del macrismo para retenerlo y termine rechazándola; para cerrar su carrera en el club de sus amores, junto al dirigente con quien Macri se disputa buena parte del electorado.