El botín de oro

El botín de oro

Los clubes son campos de batalla en los que muchos dirigentes sueñan ganar terreno. El Mundial, un botín más allá de las canchas. Las cajas, las barras y el efecto santificador de conducir un club.


“Hoy el fútbol aparece como el único territorio donde es posible desplegar una épica nacionalista, en tiempos de neopopulismo conservador, y, al mismo tiempo, parece incapaz de producirla”, afirma un siempre polémico Pablo Alabarces, sociólogo y docente de la UBA. Lejos –o no tanto– de ese terreno, la sentencia sobre los usos políticos del fútbol –y por extensión, del deporte– se nos presenta con la potencia de lo que está cristalizado. Y no se discute. Hitler y Mussolini, al parecer, la tenían clara en eso, se tratara de participar en los juegos olímpicos de turno o del campeonato mundial de fútbol, según el caso. La última dictadura local, otro tanto. El fútbol va de la mano de la política, oficialista u opositora, formando un inestable maridaje, un maridaje que es impredecible, que también es botín. Como el fútbol mismo. Y ahora, que la pelota ya empezó a rodar en Brasil, se reedita la memoria reciente de los avatares de la cosa pública nacional en el presente. Con visión de futuro. Como si el resultado de la Selección fuera el hilo a cortar. Se largó, así, el efecto Mundial.

Por caso, aún resuena en las redes sociales el eco de la estadía de Mauricio Macri, Jefe de Gobierno porteño, y de Sergio Massa, líder del Frente Renovador, en tierras verdeamarelas, alentando a la Selección con sus respectivas familias. OK. Pero también hubo mucho recuerdo, recuerdo vívido del otro lado de la calle de la chicana, relativo a la vez que La Cámpora, con Andrés “el Cuervo” Larroque y Juan Cabandié a la cabeza, se tomó el vuelo AR 1204 de Aerolíneas Argentinas para ver en Montevideo cómo el equipo del Diego por fin clasificaba para Sudáfrica 2010. Y de las incursiones in situ, también, en el torneo del waka-waka. Pues bien, hay leña para todos.

El martes 13 de mayo, el director técnico del seleccionado, Alejandro “Pachorra” Sabella, dio a conocer finalmente la lista de los 30 jugadores convocados para Brasil 2014. ¿Dónde? En la sede de la TV Pública. ¿Con quiénes? Con el jefe de Gabinete de Ministros, Jorge Capitanich; el vocero de la Presidenta, Alfredo Scoccimarro, y Julio Grondona, titular de la AFA. Y coincidió, ¡oh, casualidad!, con el lanzamiento que el canal estatal hizo de lo que, un mes más tarde, sería la cobertura del Mundial por parte del programa Fútbol para Todos. Y, por último, nos resta el cómo, esto es, las formas: “Quiero transmitir el cálido y afectuoso saludo de la presidenta Cristina Kirchner, que tomó la decisión de que el fútbol, pasión de multitudes, pueda llegar a cada uno de los hogares argentinos. Así surge el Fútbol para Todos, también en memoria de Néstor Kirchner. Este Mundial será transmitido en distintos rincones de nuestra tierra. No se hablará de otra cosa que de fútbol en la Argentina”, anunció Capitanich. Y no se está hablando de otra cosa. Que es hablar de fútbol y política.

Ahora bien, ¿el fútbol es un hecho político también por el expreso kirchnerismo del DT de la albiceleste? Sabella siempre comentó que en los 70 militó con la JP en barrios desfavorecidos y, más acá en el tiempo, en una entrevista con la publicación villera La Garganta Poderosa señaló: “La actual administración buscó darles acogida a los que menos tienen. El Estado tiene que estar presente para regular la política, y marcar una línea, ya que no se puede esperar de la teoría del derrame, porque eso es una mentira”. Y en las redes sociales, caja de resonancia político-ideológica, otra vez las voces a favor y en contra, por K o por vendido, por futuro vencedor o derrotado asegurado. La polarización, de nuevo. Y en el medio, la número cinco.

Va a ser muy difícil este Mundial. No porque nuestra selección sea inferior a otras sino porque vamos a tener que escuchar una incesante lista de esclarecidos de esquina que, micrófono y pluma en mano, nos advertirán acerca de la utilización política del fútbol. Por supuesto que rememorarán ejemplos reales y repudiables como el del Mundial 78 y la vergonzosa campaña mediática que elaboró la dictadura militar para presentarse bien derecha y humana mientras torturaba y asesinaba. También podrán ir más atrás y señalar cómo el régimen de Mussolini, en 1934, entendía que en el Mundial que organizaban se jugaba más que una aparentemente neutral gesta deportiva.

Ahora bien, el hecho de que regímenes totalitarios se hayan aprovechado de este tipo de eventos oficia de canal lineal para hilar todo tipo de silogismos hasta llegar a una conclusión disparatada. La cadena sería más o menos la siguiente: dado que el gobierno argentino promueve un Estado activo, es totalitario, y ya que es totalitario y peronista, es demagogo, y puesto que es demagogo estableció que los partidos se puedan ver de manera gratuita, y en tanto que esto lo hace con la única finalidad de darle pan y circo al pueblo, hay un interés político del Gobierno detrás de esta selección de fútbol. Algunos, incluso, han llegado a sugerir que el técnico de la Selección se ha transformado en tal por haberse reconocido militante de la JP en los 70 y haber sido uno de los 11 millones de ciudadanos que votó a CFK en 2011. No conformes con esto, están quienes han sugerido que Tevez no participa del plantel por un gesto que habría hecho contra la hinchada de Racing, algo que el hijo de la Presidenta no le habría perdonado”, expuso en mayo Dante Palma en su columna de Revista Ventitrés. Y lo sostiene –lo pelea– a diario en su cuenta de Twitter, @palmadante.

“Son los que van a hablar –sigue Palma– de utilización política indebida de un simple fenómeno deportivo y luego, en una posible derrota, editorializarán trazando comparaciones entre el funcionamiento del seleccionado y la situación del país. Utilizarán las palabras ‘radiografía’, ‘símbolo’ y harán de un resultado futbolístico un diagnóstico político. Dirán que el equipo estuvo desbalanceado y partido en dos como el país, que los argentinos dependemos siempre de una única persona y eso es lo que nos lleva al fracaso pues no hay salvadores, y mientras se refieren a un Messi que la tira afuera quieren que pensemos en Cristina y en el peronismo, y no conformes con eso, agregarán que nos creemos los mejores del mundo, por este gobierno soberbio, y al final nos vamos en cuartos de final como siempre. Sí, todo eso van a decir. Y cuando Sabella cambie el esquema ante un partido difícil, van a decir que improvisó, como improvisamos los argentinos. Ya lo han hecho, y lo volverán a hacer. Son muy predecibles. Y son los mismos que advierten que no hay que mezclar las cosas, que al fútbol hay que dejarlo en paz para que no se le introduzca la grieta. Son aquellos que, con tono suave y politizándolo todo, piden, a los gritos, no politizar.”

Fútbol y acusaciones para todos

En estos días de mucho fútbol –de mucho rating–, la legisladora Graciela Ocaña (Confianza Pública) renovó la denuncia de malversación en el manejo de los fondos públicos del programa Fútbol para Todos, fondos que, sostuvo, “ponemos todos los argentinos con nuestros impuestos”. “El señor Capitanich dijo que estaba dispuesto a llevar esto a la Justicia. Hasta ahora no lo ha hecho, ahora tiene oportunidad de hacerlo”, advirtió la exministra de Salud. Además del jefe de Gabinete, el fiscal Eduardo Taiano también imputó por supuestas irregularidades en la administración del programa oficial a Julio Grondona, presidente de la AFA, y a los exjefes de Gabinete Juan Manuel Abal Medina y Aníbal Fernández.

Ocaña refirió que el Gobierno aumentó el presupuesto oficial para Fútbol para Todos de 2009 a 2012, pero que tales fondos no se destinaron a los clubes deportivos dado que continúan teniendo deudas y finanzas desequilibradas. “Creemos que acá hay una clara malversación, el fiscal cree lo mismo”, apuntó. Además, estimó “insólito” que, en virtud del “contrato asociativo” firmado con el Estado nacional, “la AFA no pueda ser controlada o se considere que está por fuera de todas las estructuras [de control] de la Argentina”.

“¿Por qué ese dinero no se ejecutó a brindar salud cuando hay muchos privados que seguramente podrían financiar un programa que el Gobierno usa como propaganda política?”, inquiere, una vez más, la “Hormiguita”. Ocaña insiste en la necesidad de que se detallen las cifras ya que el año pasado la Asociación del Fútbol Argentino recibió 935 millones de pesos, mientras que la Jefatura de Gabinete destinó al programa un total de 1.500 millones. También, cree que es preciso que la Auditoría General de la Nación examine los mecanismos de gestión del dinero público. “Yo quiero que el fútbol sea gratuito como lo que queremos todos los argentinos, pero no por eso queremos que se malversen los recursos públicos, que son de todos”, manifestó.

Capitanich, como era de esperar, respondió. Dijo que “cada peso que el Gobierno invierte en Fútbol para Todos es para garantizar que todos los argentinos puedan ver el Mundial”, aprovechando la ocasión para acusar al Grupo Clarín de “hacer una operación mediática usando a la Justicia de manera extorsiva”, respecto a, justamente, el impulso que el fiscal Taiano le dio a la denuncia de Ocaña, solicitando asimismo a la jueza federal María Servini de Cubría distintas medidas de prueba para avanzar en la investigación. “Ahora Fútbol para Todos transmite el Mundial, por eso esta corporación (Grupo Clarín) reaccionó usando a los fiscales de manera extorsiva, un típico modelo de operación mafiosa.” “Vamos a luchar siempre –ahondó– contra estos grupos mediáticos concentrados que pretenden extorsionar a los gobiernos usando a la Justicia para hacer denuncias mediáticas que no tienen sustento jurídico y solo sirven para desprestigiar”, señaló.

Y, por si quedaban dudas sobre el objetivo de Fútbol para Todos, más allá de dar por concluidos los tiempos del secuestro de goles, expuso: “Se trata de un vehículo de comunicación extraordinariamente importante de las políticas públicas. Gracias a Fútbol para Todos aumenta la donación de sangre, se logró concientizar sobre la trata de personas y muchos jóvenes con problemas de drogas se han comunicado con la Sedronar”. Así, la iniciativa K, “también sirve para dar publicidad a los actos públicos de Gobierno, algo fundamental en un sistema republicano”. Claro como el gol de penal que el árbitro Yuichi Nishimura le obsequió al anfitrión de la competencia en el partido debut contra Croacia. Clarísimo.

Campo de poder

Son muchos los que afirman que, merced al liberalismo, el deporte –¡el fútbol!– se ha despegado de su faceta política, algo que se ha profundizado con la profesionalización de las últimas décadas, bien neoliberales. Sin embargo, en la actualidad es casi imposible pensar la política sin el fútbol… y el fútbol sin política. De la historia conocida del pan y circo a las redes políticas más sofisticadas, el fútbol fue, es y será base de operaciones y un trampolín del poder. Pasó con la experiencia de Silvio Berlusconi en Italia, dueño y presidente del club Milan, quien fue tres veces primer ministro. Y con la exitosa experiencia de Macri en la gestión de Boca, que hasta se instaló como sentido común: si Mauricio pudo con el club xeneize podrá con la Ciudad… y podrá con el país. El mismo Macri dijo alguna vez que él logró afirmar su propia identidad, que logró “ser”, a partir de su presidencia en Boca Juniors. En 2011, la tercera elección importante que se realizó en la Ciudad, luego de la nacional y la de jefe de Gobierno porteño, fue la del club xeneize, caja de resonancia del poder y campo de batalla donde el Pro y el kirchnerismo se volvieron a ver las caras. Y donde resultó ganador el empresario del juego y candidato macrista, Daniel Angelici, secundado en la fórmula por el legislador Oscar Moscariello.

Otros empresarios, como el cada vez más político y actual vice de San Lorenzo, Marcelo Tinelli, se sumaron a la dirigencia futbolística para ampliar su cuota de poder.

Y en el ámbito estrictamente político, otros que pusieron sus fichas en clubes son los gremialistas Luis Barrionuevo en Chacarita, Hugo Moyano en Independiente (acaba de confirmar su postulación a presidente de ese club) o dirigentes en ascenso como Cristian Ritondo (Pro) en Nueva Chicago, quien, además, se acaba de sumar a la lista de Moyano en Independiente como candidato a primer vocal. Esto sin contar la estrecha vinculación entre el club Tigre y Sergio Massa, hasta hace pocos meses intendente del partido homónimo.

Al jugarse el fútbol y la política, se juega el poder. Por eso, hoy no se puede entender la política en su totalidad sin tener en cuenta al fútbol como uno de sus frentes. Un vínculo tan simbiótico e imbricado que suma enormes cajas en juego –producto del dinero generado por pases millonarios– y fuerzas de choque. El antropólogo José Garriga Zucal explica el beneficio que implica ser parte de una barra brava, que, además de un cierto prestigio, otorga la posibilidad de acceder a diferentes recursos, “ya sean trabajos, auxilios varios o, básicamente, poder”. Detrás de todo, una pasión comparable con la religiosa. Una pasión que mueve multitudes y que permite hasta santificar dirigentes. Un botín perfecto. Un botín sagrado.

Millones, foul y política

Un sonriente Lío Messi, con Planetario de fondo y la leyenda “Don’t miss Buenos Aires”, configura la imagen que difunde el Gobierno de la Ciudad en las principales ciudades del mundo, como Nueva York, como parte de la campaña que busca instalar, en medio de la fertilidad del clima mundialista, lo que será todo un acontecimiento en 2018: Buenos Aires, sede de los Juegos Olímpicos de la Juventud. Acontecimiento deportivo. Y político, claro.

Primero, la desprolijidad. Se sabe que cualquier acción comunicativa seria hace pie necesariamente, dados los tiempos que corren, en las redes sociales. Y allí están las cuentas que Lío ofrece en los afiches del GCBA: TurismoBA, tanto en Facebook como en Twitter. Ahora bien, la cuenta oficial de Turismo porteño es Buenos Aires Turismo en Facebook y @TurismoBUE en la red de los 140 caracteres. @TurismoBA, en rigor, pertenece a una usuaria que abrió su cuenta en noviembre de 2011, tiene 10 seguidores y tuiteó 14 veces, siempre durante ese mes. Se llama, según figura en la red, Lucy Barcelos.

Segundo, el dato económico. Al parecer, el propio Jefe de Gobierno se encargó de negociar la cifra del contrato con los Messi, incluido, obviamente, el mismísimo Lionel. Trascendió que el arreglo se cerró, tras ocho meses, en 14 millones de pesos, lo que equivaldría a casi dos millones de dólares. Antes de la especulación, el clan Messi, con Jorge Horacio, papá del delantero, a la cabeza, se encargó de aclarar que ese dinero ya tiene destino: la fundación de la Pulga, para realizar obras sociales dirigidas a niños desfavorecidos.

En Pro, cuentan, más allá de la metida de pata 2.0, la participación de Messi en la campaña ya puede ser considerada como un triunfo, teniendo en cuenta que Cristina Fernández intentó tentar al jugador ofreciéndole, a modo de homenaje, bautizar los juegos nacionales como Evita-Lionel Messi. En el entorno del capitán argentino, en tanto, intentan minimizar las suspicacias aduciendo que la figura del Barcelona siempre está presente, con la camiseta que sea, cuando la gente lo necesita. Lo asuman o no, la política, nuevamente, estuvo, está y estará en el medio.

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