A pesar de la política de subsidios sostenida por el Gobierno nacional, en épocas de vacas flacas, los usuarios no parecen encontrar consuelo en sus bolsillos para hacerle frente al gasto de “la diaria”.
Desde el 1º de Julio, el boleto mínimo de colectivo tendrá un valor de 3 pesos con SUBE. Por lo que el viaje promedio (6 a 12 km) pasará a tener un valor de 3,50 o 7 pesos, dependiendo del uso (o no) de la tarjeta oficial, que fue creada con la excusa de ser la herramienta con la que el Gobierno podría trabajar en la optimización de la política de recursos. Cosa que nunca terminó de concretarse.
En consecuencia, un asalariado promedio de la Ciudad de Buenos Aires ($ 6.522,50) debería destinar unos 154 pesos mensuales sólo para ir a trabajar, ida y vuelta, de lunes a viernes, a razón de 3,50 el viaje y sin pensar en combinaciones con el subte, cuya tarifa está en los $ 4,25 u otro colectivo adicional.
Esa cifra representa el 2,36 por ciento del salario promedio. En tanto que para quienes hagan uso del recorrido completo de una línea interurbana (más de 27 km), con SUBE, pagarían alrededor de 206,80 pesos mensuales. El equivalente al 3,17 por ciento del salario porteño promedio. Sin la misma, el porcentaje treparía a 6,2.
Desde que inició su mandato, el gobierno de Cristina Kirchner aumentó el boleto mínimo un 400 por ciento. El primer incremento entró en vigencia el 2 de enero de 2008, cuando el pasaje pasó de costar 75 centavos a 90. Número que se mantuvo hasta el 13 de enero de 2009, cuando un nuevo aumento llevó la cifra $ 1,10.
El 21 de diciembre de 2012, el ministro Florencio Randazzo firmó la resolución 975, a través de la cual se dictó una crecida del cuadro tarifario del 36 por ciento. Elevando el mínimo a 1,50.
En ese entonces, entró en vigencia la idea de discriminar a los usuarios necesitados de “una mano” estatal de los que no. Aunque la situación económica y social del país fue postergando la implementación de la “sintonía fina”. Por lo que los subsidios, hoy en día, siguen siendo para todos y todas, siempre y cuando no se olviden de tener la SUBE a mano.
Vale destacar que en agosto de ese mismo año, Randazzo había anunciado un incremento de la tarifa mínima que quedó trunco a raíz del descarrilamiento de una formación del tren Mitre, en Retiro. El fantasma de Once aún estaba cerca.
El último aumento decretado por el gobierno había entrado en vigencia el 1º de enero de este año, estableciendo una tarifa mínima con SUBE de 2,50 y otra, máxima, de 4,50. Aunque la medida no parece haber sido suficiente, ya que a partir de julio quedará oficializado un nuevo ajuste tarifario. Redondeando así una maratónica carrera de aumentos, que suman cinco en 6 años y medio de gestión. De los cuales, tres fueron dictados en los últimos dos años.
