El jefe de Gabinete nacional, Jorge Capitanich, evitó esta mañana brindar detalles de la negociación que este miércoles continuará en Nueva York entre Argentina, representantes de fondos buitre y el mediador Daniel Pollack por el pago de los bonos no reestructurados, al sostener que “no” le parecía “oportuno”.
Al ser consultado sobre el avance de la discusión que se desarrolla en Estados Unidos, el funcionario indicó: “No me parece oportuno efectuar ningún comentario en el día de la fecha“.
En su habitual conferencia de prensa en la Casa Rosada, Capitanich dijo que “cualquier comunicación oficial” se efectuará a través “del ministro de Economía.
Este martes, el ministro de Economía voló de Caracas a Nueva York y se reunió por primera vez con los fondos buitre. Tras más de seis horas de negociación no se llegó a un acuerdo y el mediador determinó un cuarto intermedio para retomar las conversaciones hoy este miércoles.
Nucleados en ADEBA, un grupo de bancos argentinos acercará una oferta de pago a los fondos buitre de entre 250 y 300 millones de dólares a modo de garantía para evitar que el país entre en default, aunque la operación podría implicar la compra del total de la deuda (los US$ 1.650 millones que se adeudan a los buitres). Buscan que Griesa reponga la cautelar que daría más tiempo para encontrar una solución sin el riesgo de activar la cláusula RUFO.
No podrán participar de la oferta los bancos estatales que integran la nómina de ADEBA porque esto dispararía la clausula RUFO, ya que estas entidades están comandadas por el Estado y se consideran a efectos de la negociación parte del mismo. De esta manera los principales participantes serán el Banco Macro, el Galicia, el Supervielle y anoche se especulaba con que el Ciudad se podría sumar dado que es de jurisdicción porteña.
Anoche el grupo de banqueros evaluaba distintas propuestas: la más optimista hablaba de ir por toda la deuda para cerrar la puja judicial cuanto antes, aunque esa negociación tardaría unos cuántos días. Otra alternativa es ofrecer US$ 250 millones en efectivo a cambio de que los propios fondos buitre pidan al juez que reponga la cautelar.
Si el país entra en default los principales perdedores serían las entidades financieras locales que tienen en su haber gran cantidad de bonos y acciones argentinas cuyo valor se desplomaría. “Hasta el valor de los propios bancos podría derrumbarse si el país entra en default”, explicaron en una de las entidades involucradas.