La tensión financiera por el temor a que la Argentina reincida en un nuevo default, la mayor tenencia de pesos por el cobro del medio aguinaldo y la inflación elevada potenciaron la demanda de divisas por parte de inversores en el circuito formal.
En el primer semestre del año los argentinos adquirieron u$s845,9 millones para atesoramiento. Desde que el Gobierno permitió a los trabajadores comprar moneda extranjera para ahorrar, el 27 de enero de este año, se acumularon ventas minoristas por u$s1.051,8 millones, que ascienden a u$s1.352 millones si se les suman las autorizaciones de divisas efectivizadas para turismo en el exterior.
Nueve de cada diez operaciones minoristas son realizadas por trabajadores en relación de dependencia.
La tasa de inflación en el primer semestre fue de 15% según el IPC Nacional Urbano del INDEC, y de 21,1% acumulado según el índice Congreso, que promedia una serie de informes privados y oficiales de algunos distritos. Desde el 27 de enero, cuando el dólar minorista se ofrecía a $8,02 en bancos y casas de cambio, la divisa norteamericana subió apenas 3%, hasta los $8,27 que promedia actualmente.
Esta evolución deja la percepción de que el dólar oficial tiene un precio bajo respecto del aumento que registraron otros bienes y servicios en el transcurso del año. El dólar informal se pactaba el 27 de enero pasado a $12,15, por cuanto la suba desde entonces fue de 55 centavos o de 4,5% desde que flexibilizaron las restricciones cambiarias.
Los incrementos salariales luego de las negociaciones paritarias durante la primera mitad del año, más el cobro del medio aguinaldo que se acreditó en los primeros días de julio, incrementaron la cantidad de pesos en manos de los particulares. Parte de ese dinero se destinó a la compra autorizada de dólares.