Después del asesinato de Martín Brullo, propietario de la casa de empanadas Rincón Norteño, ubicada en la avenida Montes de Oca 269, acaecido el 17 de mayo pasado, trascendió que existe preocupación en el gobierno nacional por la creciente proliferación de bandas ligadas al delito, la comercialización de drogas, los robos y la ocupación de viviendas en la zona comprendida entre la avenida Caseros y Martín García, entre el Parque Lezama y Montes de Oca.
Como muestra de la situación, en la calle Perú al 1600, ubicada junto a la sede del Sindicato Obreros Marítimos Unidos, hay una casa ocupada que ha sido allanada en varias ocasiones, desde donde se opera en sustracciones y venta de estupefacientes. La banda que opera en ese lugar tiene en vilo al barrio, con sus incursiones por los alrededores de la vivnda.
Además han habido en los últimos tiempos una serie de robos a comercios sobre las calles Montes de Oca, Caseros, Bolívar y Martín García, lo que ha oligado a las autoridades a destacar guardias de la Policía Federal para prevenir el accionar delictivo. Sobre Bolívar, Perú e Ituzaingó, en cambio, la situación empeora, ya que allí se han establecido expendedores de sustancias que operan a la luz del día, agrediendop e incomodando a los vecinos, que inclusive denunciaron en varias ocasiones la venta a de estupefacientes a menores de edad.
Por las noches, los grupos delictivos promueven incidentes en las calles, en general mientras se encuentran bajo los efectos del alcohol y de las sustancias ilegales que comercializan. En ocasiones, ante las quejas de los vecinos, los delincuentes efectuaron amenazas directas contra éstos. Uno de los temores que cunde por el vecindario es que se establezca la zona como un espacio libre para ese tipo de transacciones. Inclusive, no hubo ningún cambio en el manejo de la seguridad en la zona, aún tras el crimen del propietario de “Rincón Norteño”. Por este hecho, está siendo investigada dos personas que efectuaban el delivery a domicilio, que a su vez estarían vinculados con grupos que operan en el barrio de la Boca. También hay inquietud por los grupos que operan en la feria que destruyó Parque Lezama, que los fines de semana comercializan productos de dudoso origen.
“Aquí hay que tener una mayor custodia para evitar que esos grupos sigan actuando en la impunidad y hacer una labor social que no existe. Uno los ve vendiendo droga a menores de edad, parándose a pasar la noche frente a los domicilios y no pasa nada. En Perú e Ituzaingó echaron a personas que dormían en la esquina y resulta que en un edificio nuevo de las inmediaciones se vende droga abiertamente de día y de noche, sin que pase nada”, se quejó Martiniano, vecino de la calle Piedras. Los restaurantes de la zona se vieron obligados a contratar seguridad al estilo de la Chicago de los años veinte, ofreciendo una visión de tierra arrasada que preocupa a todo el barrio.
La Secretaría de Seguridad, a cargo del doctor Sergio Berni, se encuentra observando con preocupación los hechos, dado que la información surge de la misma sede de gobierno, por la cercanía de la zona en cuestión. Está bajo análisis una próxima acción destinada a terminar con el área conflictiva, que si bien no puede caracterizarse como zona liberada, se ha tornado peligrosa para los propios vecinos del barrio, para los que trabajan y para el turismo
Un elemento que profundiza la preocupación tiene que ver con que hay en el barrio numerosos hostels y hospedajes, que son muy requeridos desde todo el mundo. Éstos generan muchos puestos de trabajo, por lo que la falta de controles policiales perjudica seriamente la actividad.
Hasta ahora no existieron respuestas por parte de las autoridades del Ministerio de Seguridad porteño.