La igualdad de género, vista desde dentro de la Justicia

La igualdad de género, vista desde dentro de la Justicia

Los encuestados manifestaron una percepción alta de que el sistema de selección de jueces garantiza la simetría de géneros. Sin embargo, las mujeres le tienen menor confianza que los varones.


En la Ciudad de Buenos Aires, el Consejo de la Magistratura es el órgano encargado de la selección y designación de magistrados y magistradas. Ahora bien, al combinar criterios políticos y de mérito, ¿cómo salen las mujeres? ¿Ganan o pierden? ¿Y qué visión hay, al interior del organismo, de esa suerte de contienda de género, que en rigor no es tal, en rigor es solo justicia dentro de la Justicia?

Para dar respuesta a esos interrogantes, el Observatorio de Género de la Justicia de la Ciudad, presidido por la filósofa y exlegisladora porteña Diana Maffía, presentó este último miércoles los resultados de la encuesta “Percepciones de la desigualdad de género en la Justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, en Tacuarí 124, sede del área. La investigación fue realizada durante 2013 por el propio observatorio, con el apoyo de la Oficina de Estadística, ambos del Consejo de la Magistratura porteño. Su objetivo es, sin más, aportar a la identificación y erradicación de los sesgos de género en el sistema de Justicia.

En esta ocasión, justamente, se difundieron los hallazgos referidos a las opiniones de la magistratura y el funcionariado acerca de la capacidad del sistema de selección de jueces y juezas para asegurar la igualdad de oportunidades a varones y mujeres, y a las percepciones de operadores y operadoras de la Justicia acerca del clima laboral y de los tipos de discriminación más frecuentes.

Por un lado, respecto a la opinión acerca de la capacidad del sistema de selección de jueces para asegurar la igualdad de oportunidades, la información recabada revela que esa propiedad del sistema, a la hora de garantizar la simetría entre géneros, en términos generales, es alta. No obstante, las mujeres manifestaron menor confianza que los varones acerca del sistema, y el grado de confianza de funcionarias y funcionarios es menor que el de magistradas y magistrados.

Los resultados de la encuesta también dan cuenta de que 4 de cada 10 personas manifestaron que ninguna de las instancias del proceso de selección de magistrados y magistradas resulta más problemática en cuanto a su capacidad de garantizar la igualdad de oportunidades entre mujeres y varones. Eso sí, la proporción de varones que considera que ninguna de las instancias del proceso de selección es problemática es mayor que la de mujeres.

La entrevista y la evaluación de antecedentes fueron consideradas como las etapas del proceso de selección de jueces y juezas que mayores niveles de desconfianza en el sistema generan. En cuanto a la entrevista, esa instancia en la que el candidato o la candidata se presenta en persona ante la comisión de selección, se desprende del informe que ya representa un lugar común afirmar que “las mujeres no son socializadas para descollar a través del discurso público, en especial cuando son evaluadas exclusivamente por varones, como ocurre en los concursos organizados por el Consejo de la Magistratura porteño”. Como ejemplo de tal situación, la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (Acij) menciona los resultados del concurso 42/10 convocado para cubrir 18 cargos de fiscal de primera instancia penal, contravencional y de faltas, en el que “a las mujeres les fue mejor en la parte escrita que en la oral”.

Percepciones sobre el clima de trabajo

Por otra parte, acerca de las percepciones de operadores y operadoras de la Justicia de la CABA sobre el clima laboral, los que contestaron la encuesta identificaron la discriminación por razones políticas y por género como los dos tipos más frecuentes en el ámbito de la Justicia de la Ciudad. En este ítem es interesante el dato de que los varones tienen una mayor percepción de la discriminación en todas las categorías con excepción, precisamente, de la discriminación por género. A su vez, los magistrados y las magistradas manifiestan una mayor percepción de la discriminación que los/as funcionarios/as y los/as empleados/as.

Asimismo, la frecuencia de respuestas afirmativas relacionadas con el conocimiento y/o la experiencia de diversas situaciones que podrían dificultar la posibilidad de realizar la propia tarea en un clima razonablemente aceptable pone de manifiesto la existencia de problemas en el ámbito laboral que deben ser tenidos seriamente en cuenta por los responsables de los organismos del Poder Judicial de la Ciudad, se afirma en el informe.

Resultó bastante frecuente, además, la experiencia o conocimiento de distintos tipos de maltrato laboral –en especial, las críticas injustas sobre el trabajo realizado– y acoso sexual (principalmente burlas, bromas o apodos).

El ranking del mobbing (maltrato laboral) tiene en la cima, como ya se mencionó, a las críticas injustas o exageradas sobre el trabajo realizado (56,2 por ciento). Le siguen de cerca la sobrecarga de trabajo o multiplicación de tareas diferentes o nuevas (52,4 por ciento); el retiro de tareas o falta de trabajo (37,4); la imposición de un cambio de tarea (un 35,9); la discriminación con respecto a las vacaciones, horarios, carga laboral o posibilidades de formación (33,9); el retiro o cambio de atribución de los instrumentos (31,2); ocultamiento de la información necesaria para llevar a cabo la tarea (26,8), y situaciones de chantaje con el empleo (26 por ciento). Cabe destacar que los encuestados podían, al momento de ser consultados, elegir por lo menos tres opciones. En este aspecto, las mujeres manifiestan una mayor experiencia o conocimiento de todas las situaciones de maltrato laboral planteadas, a excepción de las críticas injustas o exageradas.

Sin embargo, la proporción de encuestados/as que señaló que conocía los mecanismos de denuncia de las situaciones de maltrato mencionadas resultó elevada, aún más considerando a las mujeres (sobre todo en situaciones relativas a hechos de discriminación, acoso laboral y acoso sexual).

Por último, en lo que refiere a las percepciones sobre acoso sexual, quienes reconocieron alguna situación de este tipo seleccionaron, en promedio, dos opciones de respuesta disponibles. En ese sentido, se da un primer grupo, que nuclea las situaciones de acoso sexual muy frecuentes y frecuentes, incluyendo burlas, bromas y apodos (8 de cada 10), comentarios indeseados acerca de la apariencia y comentarios sobre la vida o preferencia sexual (7 de cada 10); poco más de la mitad se refirió a comentarios indeseados acerca de la vida o preferencia sexual. En segundo lugar, una categoría compuesta por una sola situación de acoso sexual con una frecuencia media: saludos incómodos (43,2 por ciento). Y se dio lugar a un tercer grupo conformado por las cuatro situaciones de acoso sexual con frecuencia relativamente baja, aunque nada despreciable, señaladas por entre un 23,6 y un 17,7 por ciento, conformada por los siguientes tipos: persecuciones fuera del horario laboral; atenciones o invitaciones no deseadas; contacto físico no deseado, y presión o amenazas de afectar la situación laboral si no se aceptan invitaciones.

Participaron del panel Renzo Lavin, director de Acij y coordinador de la investigación sobre selección de jueces/zas en la Ciudad de Buenos Aires; Luciana Andrada, responsable de la Oficina de Prevención, Seguimiento de Factores de Riesgo y Problemáticas de las Relaciones Laborales y Gabinete de Acompañamiento Terapéutico del Consejo de la Magistratura, y Diana Scialpi, especialista en violencia institucional y laboral.

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