Transformar la realidad es tarea de todos, y no sólo una frase hecha. Cada día vivimos situaciones que, por más pequeñas o grandes que sean, nos pueden alentar a realizar un gesto que transforme positivamente la realidad.
Vivimos durante décadas inmersos en la cultura de la queja, de la frase desafortunada y poco alentadora: “Así estamos como país, cada vez peor; esto no cambia más”. Dicen tantas cosas… pero la comodidad del decir por decir no suma: el cambio está en la acción, en la acción de todos y cada uno; en la acción conjunta pero también en la individual. Los gobiernos sin duda tienen la responsabilidad de velar por el bien común, de generar políticas fundamentadas y motivadas en la dignidad de la persona, pero gobierno somos todos. Depende de cada uno caminar la realidad y arremangarnos desde los lugares que ocupemos para poder transformarla.
Hace pocos días compartí un encuentro con Catalina Hornos, directora de “Haciendo Caminos” una asociación civil que trabaja la problemática de la desnutrición infantil, la prevención y educación en la salud, en Santiago del Estero y Chaco. En Catalina pude encontrar un ejemplo real de que es posible apostar por el cambio y lograrlo. Ella y su gran equipo trabajan comprometidamente por muchos argentinos, cuya dignidad se ve vulnerada por una realidad injusta, producto de la ausencia de políticas de estado a largo plazo que propicien el desarrollo integral de cada persona.
El encuentro con Catalina se dio en un profundo diálogo, escucharla me hizo repensar en la forma de generar una política basada en valores y me reafirmó que desde los lugares que decidamos responsablemente ocupar es posible no sólo transformar la realidad sino también sustentarla. Creo que debemos aunar esfuerzos, complementarlos. Y entender, siempre, a la política partidaria como un medio para servir a las personas y no como un fin donde servirse a uno mismo.
Para poder transformar la realidad, creo que es imprescindible conocerla antes. Conocer la realidad, nos compromete a tener la disposición de querer caminarla, descubrirla, sentirla, ser parte de ella, y es así como podemos transformarla.
Sostengo, que si realmente quienes nos involucramos en política, si queremos romper con una política tradicional para construir una verdadera política con una fuerte sensibilidad por lo social, éste un punto de reflexión que debemos tener en cuenta. Es fundamental que quienes sean gobierno tengan una mirada sobre la realidad para generar políticas de estado que realmente respondan a una profunda transformación.
Creo firmemente que una nueva política es posible, pero hay que tener la audacia para querer llevarla a cabo.