El 23 de septiembre de 1947 Juan Domingo Perón firmó el decreto presidencial que le otorgó a las mujeres de todo el país el derecho al voto. Esto fue posible por la fuerza personal de Evita que, sin embargo, poco pudo disfrutar de este evento histórico
En 1946, María Eva Duarte pasó a presidir la Comisión Pro Sufragio Femenino y comenzó a trabajar para que las mujeres lleguen a las urnas. La actitud de Evita fue fundamental en la construcción de esta ley porque gracias a su apasionada lucha por la justicia social y su coraje para enfrentar a los poderosos de esa época quedó sancionada esta ley.
El 9 de septiembre de 1947, con los palcos del Congreso repletos de mujeres, se logró la sanción de la Ley Nº 13.010, que fue promulgada el 23 de septiembre del mismo año.
De ese modo, Eva abría un camino a las mujeres -a las que la querían y a las que no- y producía un cambio de época, que marcó definitivamente el ingreso de las mujeres a la política.
Por eso es hoy indispensable evocarla, porque con la fuerza de su juventud y sus convicciones, cambió la historia, y por eso Eva mantiene a través de los años el agradecimiento y la devoción del pueblo, y el reconocimiento de quienes fueron sus adversarios.
Eva consideraba que el voto femenino no sólo significaba una responsabilidad que las ponía en igualdad de condiciones con los hombres. Ella sostenía que les alcanza doblemente: por un lado, en su condición de ciudadanas, y por otro lado, en razón de que son las mujeres “la columna básica del hogar, la garantía de su permanencia y las inspiradoras de su fe”, según pronunció en su discurso al recibir el texto de la Ley.
Al cumplirse un nuevo aniversario de aquella hazaña, es necesario mantener presentes los valores de Eva en la construcción democrática actual, y ser capaces de reconocer en los humildes la razón verdadera de un espacio político que, con esos principios, aporta una mirada en la que los argentinos quieren seguir reconociéndose.