“Si alguno espera que yo lo financie está en el horno”, se despachó en la contratapa de Noticias Urbanas Hugo Quintana (63), titular de APOC, el gremio que nuclea al personal de Organismos de Control de la República Argentina y que cuenta con una estructura económica codiciada por los candidatos –en estos meses, por los presidenciables– a la hora de pensar en la financiación de sus respectivas campañas, la madre de todas las batallas en la política argentina.
Histórico dirigente de su gremio, Quintana eligió definirse, sin embargo, de un modo más amplio: “Me considero un dirigente social”, afirmó.
A la vez, ofreció varias y jugosas definiciones políticas. “Mi fórmula para 2015 es Massa-Macri o Macri-Massa, incluso pueden turnarse”, propuso, y deslizó que “habla con los dos” candidatos sobre la “lucha contra la corrupción” y el “combate al narcotráfico”, entre otros temas de actualidad.
Tampoco fue mezquino a la hora de fijar su posición sobre la interna de Pro. “Quiero que mi amiga Gabriela Michetti sea jefa de Gobierno”, lanzó.
Finalmente, se manifestó por un concurso posingreso, dentro de la estructura del Estado nacional, que evalúe “para qué sirve” cada uno de los empleados que introdujo el kirchnerismo en la planta permanente. Según números que maneja su gremio, entre 2007 y 2013 ingresaron en el Estado unas 90 mil personas, lo que implica un gasto de 1.000 millones de dólares por año.
“Esta colonización del Estado por parte del kirchnerismo condicionará severamente al próximo presidente”, anunció.
–Usted querría una alianza entre Macri y Massa, pero ambos quieren el mismo puesto: ser presidentes. ¿Cómo se arregla?
–Bueno, podrían turnarse. Primero uno y luego el otro. Convocarían al 60 por ciento del electorado y, a la vez, podrían lograr otras adhesiones si concretaran la unidad. El objetivo sería lograr una mayor equidad social, con la unidad de los argentinos. No es poco.
–¿Y usted puede conversar de eso con Macri y Massa?
–Sí, claro.
–¿Y qué le dicen?
–Hmmmm.
–Interesante. Pero el kirchnerismo también persigue el mismo objetivo. Cristina asegura que el objetivo final de su proyecto político es achicar la brecha de la desigualdad. ¿Dónde estaría, entonces, la diferencia?
–La diferencia está en la política y en cómo se transita ese camino para lograr ese objetivo. Por otra parte, el kirchnerismo tiene un maravilloso discurso, pero falla en las concreciones. Debió pasar una década y el accidente de Once, con 51 muertos, para que empezaran a comprar vagones de tren; tenemos un 25 por ciento de pobres; la crisis energética hizo que la Argentina se transformara en un importador frecuente de petróleo. Hemos importado 13 mil millones de dólares y ahora se dan cuenta de que, con respecto al petróleo, deberían haber hecho otra cosa. Quisieron volver al sistema financiero mundial, pero tenían cuatro materias pendientes: Ciadi, Club de París, indemnización a Repsol y fondos buitre. La última la reprobaron. Ahora tienen que ir a marzo.
–Desde que comenzó su gestión hasta principios de 2014, el Estado nacional incorporó más de 80 mil empleados públicos en la planta permanente, muchos de ellos militantes de La Cámpora. ¿Qué significa esto para el próximo gobierno?
–Un severo condicionante. Y te corrijo el número. Según nuestras cuentas, son 90 mil empleados públicos durante esta gestión y un gasto de mil millones de dólares anuales.
–¿Y cómo se resuelve? ¿Qué propone?
–Yo jamás diría que un próximo gobierno tendría que echarlos. Eso no. Pero sí evaluarlos y ver para qué sirve cada uno de ellos. De lo contrario, es una colonización que condicionará a la futura administración de un modo serio. Propongo un concurso posingreso que mida no las horas de militancia o de vuelo en una fuerza política o al lado de tal o cual dirigente, sino las horas de vuelo en una universidad, por ejemplo.
–La estructura económica de su sindicato es poderosa. ¿Es muy codiciada por los candidatos?
–¿Me estás preguntando si mi gremio va a financiar a algún presidenciable?
–Ya que estamos…
–Si esperan que los financie, están al horno.
–Pero los sindicatos les ponen plata a los candidatos.
–Más plata ponen los empresarios, y lo hacen con todos los candidatos, ¿eh? Antes le ponían plata a uno, ahora no escatiman posibilidades. ¿Será que los partidos políticos desaparecieron y apuestan al que mide bien?
–Tal vez. Fíjese que a Massa no lo promulgó como presidenciable ningún congreso partidario, como sucedía antes, sino las encuestas.
–¿Y a Boudou quién lo promulgó, me pregunto yo?
–La Presidenta. Le cambio un poquito de tema. ¿A quién prefiere como candidato a jefe o jefa de la Ciudad en el próximo turno?
–A Gabriela Michetti, a quien considero mi amiga. Sí, quiero que sea ella la próxima jefa de Gobierno.
–Caramba, qué tajante. Pensar que hay muchos, en un sistema bastante misógino como aún es la política argentina, que descreen que una mujer pueda lidiar con los sindicatos.
–Preguntale a la Presidenta, vas a ver cómo puede. La misoginia no tiene nada que ver conmigo. Hoy no hay ningún tipo de discriminación hacia las mujeres.
–¿Cómo lo define a Hugo Moyano?
–Como un hombre de convicciones y coherente, que luchó en los noventa contra el menemismo.
–¿Y a Luis Barrionuevo?
–Como un hombre del poder. Igual, les tengo bronca a ambos porque son de Independiente.
–¿Y usted es un hombre del poder?
–¿Qué es ser un hombre del poder?
–Lo acaba de decir usted sobre Barrionuevo.
–(Piensa unos segundos) Si soy un hombre del poder, será de uno muy chiquito.
En primer plano
• Ocupación. Secretario general de la Asociación del Personal de los Organismos de Control de la República Argentina.
• Estado civil. Casado, dos hijos (María, de 33, y Estanislao, de 35).
• Un restaurante. Paru (Raquet Village).
• Una esquina. Corrientes y Florida.
• Un barrio. Colegiales.
• Una frase. “Nadie debe ser tan pobre como para querer venderse ni tan rico como para poder comprar a otro.”
• Una película. Los compañeros, de Sergio Corbucci.
• Un libro. Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez.
• Una figura histórica. José de San Martín.