A contramano de la parálisis que afecta al mercado inmobiliario formal, en las villas no paran de crecer las operaciones de alquiler y venta de inmuebles.
La demanda es tan intensa que una habitación en la Villa 31 llega a costar hasta $4000 mensuales, lo mismo que el alquiler de un departamento de dos ambientes situado en el barrio de Palermo, uno de los más cotizados del distrito porteño.
“El mercado está en continuo movimiento: todos los días llega gente al barrio, vienen con plata en efectivo con la idea de comprar en el momento”, aseguró Angélica Banzer, delegada de la Villa 31, quien precisó que “una casa de dos pisos con 40 m² cotiza para la venta por encima de los $200 mil, mientras que las piezas de entre 15 m² y 20 m² cuestan entre $60 mil y $80 mil”.
Un dato llamativo es que algunos inmuebles llegan a cotizar en moneda extranjera. “Aquellas que están en la zona más comercial son más caras y se pagan en dólares, aunque a veces los precios se pueden llegar a convertir en pesos”, sostuvo Banzer en diálogo con Ámbito Financiero.
En este mercado informal los más desamparados son los inquilinos, porque, al no haber contratos ni reglas establecidas por ley, las transacciones se hacen de palabra y se ven expuestos a las determinaciones del propietario, que no duda en desalojar ante la falta de pago debido a que siempre hay “clientes” que necesitan vivienda.
Todo esto sucede pese a que el contexto no es favorable: en la mayoría de asentamientos no hay cloacas ni agua potable y en general el espacio se comparte entre más de una familia.
La crisis habitacional que afecta a la Capital Federal se refleja en un dato estadístico contundente: en las villas porteñas vive casi un 70% más de gente que hace cuatro años.
El último Censo Nacional de Población y Vivienda de 2010 expuso que unas 163.000 personas vivían en los asentamientos de emergencia que se encuentran distribuidos por casi toda la Ciudad. Sin embargo, como el dato quedó desactualizado, la Secretaría de Hábitat e Inclusión del gobierno porteño realizó otro estudio y precisó que hoy las villas son habitadas por unas 275.000 personas.