Una delegación de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) encabezada por Osvaldo Cornide, se reunió este miércoles con el presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, para analizar “las dificultades de financiamiento de las Pymes”.
En ese contexto, señalaron que “en los primeros siete meses de 2014 la ganancia de los bancos creció 117%. La rentabilidad de las Pymes en cambio se redujo, y 4 de cada 10 empresas operó en septiembre con rentabilidad negativa o nula”.
“La ganancia de las entidades financieras no paró de crecer en 12 años. Pero lo curioso es que ese crecimiento no se interrumpe cuando el ciclo económico es malo. Al contrario, se potencia”, añadieron.
En ese sentido desde CAME manifestaron que “la situación de las pequeñas y medianas empresas, que son las que invierten, las que producen, las que crean empleo, las que distribuyen el ingreso, es completamente opuesta”.
Según la encuesta cualitativa industrial mensual que realiza CAME, casi 6 de cada 10 industrias pequeñas o medianas reportó rentabilidad negativa o nula en septiembre.
El presidente de la entidad, Osvaldo Cornide,le entregó a Vanoli un listado con once pedidos:
Para modificar esa realidad y reorientar el crédito al sistema productivo, CAME solicitó al Banco Central trabajar en once puntos:
1. Ampliar a 10% el porcentaje de los depósitos privados que las entidades deben destinar al sector productivo. De esa manera no sólo aumentarán los fondos disponibles para inversión, sino que se posibilitará que las pequeñas y medianas empresas puedan aumentar el volumen de cheques descontados de terceros. Eso reduciría enormemente el costo financiero, dado que muchas empresas hoy descuentan cheques en ‘el mercado informal’ a un costo enorme.
2. Habilitar líneas de crédito para descontar facturas de empresas públicas, o concesionarias de servicios públicos, que vienen con retrasos importantes en los pagos, perjudicando la liquidez y rentabilidad de las empresas proveedoras.
3. Establecer límites al porcentaje de la cartera de crédito que los bancos pueden destinar a consumo, induciéndolos a incrementar el financiamiento a la producción. Actualmente el 60% del financiamiento al sector privado son préstamos personales, prendarios, adelantos de cuenta corriente y financiamiento con tarjeta. Todas modalidades costosas para que una empresa pueda financiar su capital de trabajo y sus inversiones de corto, mediano, y largo plazo.
4. Impulsar el crédito de largo plazo, a tasas que no superen el 20% anual, y con período de gracia para las empresas que requieren un tiempo hasta poner en funcionamiento la inversión realizada con esos fondos.
5. Dinamizar los créditos al 19% para PYMES. Actualmente funcionan sólo algunos en algunos bancos para descontar cheques, pero no funcionan para financiar capital de trabajo.
6. Aplicar un sistema de ‘castigos’ para las entidades que retaceen o demoren los créditos para la producción solicitados por las PYMES.
7. Realizar un seguimiento y control de las carpetas de crédito presentadas por las empresas que son rechazadas por los bancos para evaluar su verdadera condición de ser o no sujeto de financiamiento productivo. Evaluar la posibilidad de que los bancos públicos puedan asistir técnicamente y con rapidez a esas empresas para cumplir con las exigencias burocráticas que se exigen.
8. Desvincular los paquetes de tarjetas de créditos que obligan a tomar los bancos contra otorgamiento de crédito. Eso genera costos adicionales innecesarios e incompatibles con el espíritu de las líneas al financiamiento productivo que habilitó el gobierno.
9. Aplicar límites a la tasa de descubierto que pueden aplicar los bancos a las PYMES.
10. Establecer prioridad central para autorizar el acceso a divisas para importaciones a las PYMES que tengan bajos niveles de importaciones en su proceso productivo.
11. Continuar trabajando en ampliar la presencia regional de las entidades bancarias: hay muchas pequeñas ciudades de la Argentina donde la presencia financiera es mínima y con amenazas ciertas de cierres.