El huracán mediático y político que representaron los dichos de la diputada Elisa Carrió dejó heridos para todos los gustos y todos los partidos. Pero el socio de UNEN más castigado por sus acusaciones fue sin duda la UCR bonaerense, a cuyos dirigentes, o al menos a algunos de ellos, señaló de recibir pagos de parte del gobernador Daniel Scioli a cambio de complicidad política.
“Acá no cambia nada”, respondió en diálogo con Noticias Urbanas el diputado nacional por la UCR, Miguel Bazze, máximo referente del radicalismo bonaerense y ex presidente del Comité Provincial (que hoy dirige su amigo y aliado, Ricardo Alfonsín).
Tras una jornada cargada en la que buscó defenderse de la explosión que fue la renuncia de Carrió a la Mesa Nacional de UNEN –aunque no dejó de asistir a la sesión ordinaria en el Congreso, en donde se mostró claramente ofuscado-, Bazze señaló que la diputada “hace el planteo porque se decidió esto el lunes en la UCR (en la cumbre de San Fernando). Si se decidía acordar con Macri, Carrió no hubiera hecho ninguna queja”.
“Habría que preguntarle a Carrió qué hacía con nosotros acordando hasta el día lunes si pensaba todo esto”, remarcó el diputado, y lamentó que por estos manejos “la Coalición Cívica bonaerense ha prácticamente dejado de existir, porque tenía poco y ahora está peor que nunca”, ya que buena parte de sus dirigentes partieron al massismo.
Sobre si este terremoto interno puede llegar a cambiar la interna provincial, Bazze consideró que no. “La decisión ya estaba tomada de ponernos a trabajar seriamente en la dirección de fortalecer nuestras posibilidades electorales en la Provincia sin el Pro ni el Frente Renovador”, agregó.
Más temprano y a través de un comunicado, el dirigente había exhortado a “trabajar con un sentido constructivo para la sociedad y de abandonar actitudes caprichosas y personalistas que en nada contribuyen a mejorar la vida de la gente”.
Durante la jornada legislativa, tanto Alfonsín como Bazze exhibieron su malestar por la catarata que derivó de los dichos de su aliada y se repartieron los tiempos entre la sesión (que tenía una larga agenda de temas irrelevantes a tratar) con las conversaciones con los medios y con otros dirigentes.
