A pesar de la exaltación de algunos de sus dirigentes, Massa puso un freno a las crecientes versiones sobre el inminente pase de Francisco De Narváez al Frente Renovador para participar de las PASO para la gobernación bonaerense.
Es que a pesar de lo que apareció en algunos medios, Noticias Urbanas confirmó que Massa y De Narváez no han mantenido ninguna reunión. Por ahora, quienes negocian una posible incorporación son los diputados Darío Giustozzi y Graciela Camaño y el jefe de campaña, “Juanjo” Alvarez, además de diálogos informales que el hombre de Luján mantuvo con intendentes massistas.
“Aún no me parece el momento para hablar, hay que ver cómo se consolidan nuestros propios precandidatos”, dijo Massa a miembros de su equipo más cercano en estos días, cuando la noticia cobró notoriedad en los medios.
Desde el comando de campaña, más optimistas con respecto a esta posible incorporación, esperan ya que el mes próximo se pueda formalizar el pase de De Narváez, al cual califican como “un 90% cerrado”.
Sorpresivamente, Giustozzi, quien había amenazado con un posible portazo si se aceptaba el ingreso del (hasta hoy) kirchnerista Martín Insaurralde al FR, ahora es uno de los operadores para sumar a De Narváez.
“Giustozzi busca socios menores que frenen la llegada de Insaurralde”, interpretaron desde la cúpula massista, que ven cómo el jefe del bloque en la Cámara baja busca a como dé lugar torpedear el pase de su rival lomense.
Por su parte, el domingo pasado De Narváez dijo en declaraciones radiales, al ser consultado al respecto, que lo que está “haciendo es conversar con los dirigentes que tengan vocación” de conformar un gran frente opositor en las próximas elecciones, y admitió su acercamiento a Massa.
La pregunta que surge ahora es qué pasará con los precandidatos Felipe Solá y Mónica López, quienes fueron aliados de De Narváez pero terminaron enfrentados (y con fuertes cruces mediáticos). La cintura política de Massa para meterlos a todos en el abanico de las primarias tendrá otra prueba de fuego.