Gustavo Posse, Mónica López, Jesús Cariglino, Darío Giustozzi y Felipe Solá. En ese orden llegaron los precandidatos a gobernador bonaerense por el massismo al cónclave en Tigre, organizado por el presidenciable del Frente Renovador, Sergio Massa.
Anunciado el jueves pasado, la reunión sumó expectativa especialmente en medio de las versiones de enfriamiento en la relación con el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, y especialmente por el recrudecimiento de los cruces verbales entre los postulantes.
El objetivo de Massa fue cumplido: con la foto de hoy, envió el mensaje que quería al lomense (de que hay equipo más allá de que se sume o no, y que tendrá que jugar las PASO como cualquier hijo de vecino) y logró ordenar el espacio en su bastión electoral.
Durante el encuentro -que se prolongó por casi cuatro horas- también se definió que haya una Junta de Gobierno (que habilita la ley de las PASO), permitiéndose las internas para legisladores provinciales e intendentes encolumnados bajo un postulante a gobernador, “para que esté ordenado, a la vieja usanza”, informaron participantes de la reunión a Noticias Urbanas.
Este era un reclamo especialmente de López y Posse, quienes cuestionaban que los dirigentes intermedios y locales pudieran jugar en las primarias para cualquier candidato, ya que necesitan que se traccione votos desde abajo hacia arriba.
También Massa les encargó establecer “cinco ejes programáticos básicos” nucleados en temas de seguridad, educación y salud, para mantener la coherencia en las propuestas.
Durante la comida, “Juanjo” Alvarez, con la veña de Massa, les pidió a los rivales que “no se maten en los medios” porque “la competencia tiene que ser útil”, a lo que todos asintieron de que iban a respetarse, diferenciándose dentro de códigos cordiales.
Además, las mismas fuentes remarcaron que “no se pronunció el nombre de Insaurralde” durante toda la reunión, así como tampoco el del diputado Francisco De Narváez, quien hace poco jugó con pedir pista para aterrizar en el massismo.