Mientras el administrador de La Salada, Jorge Castillo, espera una definición en torno al contrato de alquiler que permitiría que dicha feria se mude a la Galería Da Vinci de Avenida Santa Fe al 3500, los comerciantes de la zona no ocultan su preocupación. Incluso, José Clavería, presidente de la Asociación Amigos de la Avenida Santa Fe intervino en la situación y se llevó la amenaza de Castillo de “llamar a los muchachos”.
Aunque se negó a responder a la advertencia del mandamás de La Salada, Claverío fue claro al indicar que de concretarse la mudanza del predio al barrio de Palermo, “cualquier persona o empresa puede solicitar el permiso que quiera, pero hay un tema que es la competencia: si es desleal o pareja. Si esta gente quiere tener locales acá, va a tener que adaptarse a las condiciones propias del lugar”.
Actualmente, la Galería Da Vinci se encuentra enrejada y clausurada por el Gobierno de la Ciudad, por lo que lo único que hay en concreto en relación a la llegada de La Salada a Palermo es incertidumbre.
A su vez, en declaraciones a Infobae, el titular de la asociación vecinal dijo que los precios de la mercadería que vendan deben ser regulados e inspeccionados por alguien: “Pretendemos que la competencia sea leal y que los precios sean facturados. Alguien deberá verificar el origen de la mercadería y que los precios sean reales. Si no se pagan impuestos, ni IVA, ni aportes a personal, cualquiera puede vender más barato”, sostuvo.
Respecto a lo anterior, Clavería dejó en claro que no se trata de ningún tipo de discriminación, sino de equidad en las ventas. “Nos preocupa la forma en la que piensan competir en caso de mudarse. Si la competencia es leal, bienvenida”, señaló.