Gráfica Vulcano: los trabajadores buscan evitar que la vacíen

Gráfica Vulcano: los trabajadores buscan evitar que la vacíen

Por Romina Sánchez

Los trabajadores de la imprenta de Boedo, luego de los intentos de vaciamiento patronal, proyectan, acampe mediante, una cooperativa. Pero recién en febrero, cuando se defina en la Justicia.


Una bandera blanca y la leyenda en negro: “Esto: Gráfica Vulcano. Dueño: Fernando A. Blanco. Paganos los sueldos. Traé las máquinas que robaste garca”. Tal es la postal del contraste que presenta la cortina metálica de la vieja construcción de Virrey Liniers 1437, a un par de cuadras de Avenida San Juan, en Boedo. Sus paredes lindantes y la voz de los trabajadores que ven peligrar seriamente su fuente laboral coinciden en el contenido de la consigna. Y en el espíritu.

El conflicto en la imprenta no es reciente, sino que viene alimentándose, en lo que refiere a su peor etapa, desde hace varios meses. Pero, antes de las fiestas sumó un capítulo particular y, quizás, definitorio. “En el marco de Navidad y Año Nuevo, Fernando Blanco, el dueño, ingresó a la empresa en la noche del 23 de diciembre para llevarse las máquinas del establecimiento, pero vio frustrada su intención porque fuimos alertados por los vecinos, que se solidarizaron con nuestra lucha, que se acercaron a la gráfica y lograron frenar el vaciamiento hasta que pudimos llegar nosotros”, cuenta el delegado Daniel López.

Entonces, lo que siguió fue el acampe: carpas por toda la vereda en reclamo de la atención de la justicia, con el fin de resguardar la fuente de empleo.

Según explican los propios trabajadores, la empresa ya se encontraba en convocatoria de acreedores y, luego de las reiteradas denuncias por el intento de vaciamiento, el juzgado civil y comercial número 19, que intervino también en la causa de la quiebra de la imprenta Donnelly Argentina, tomó cartas en el asunto y ordenó una guardia legal: la empresa no puede, de ahora en más, disponer de los bienes sin autorización previa de la justicia. De esa forma, el juez a cargo, Gerardo Santicchia, designó un interventor coadministrador en la imprenta y decidió que en Virrey Liniers 1437 permanezca, por lo menos hasta principios de febrero, cuando se supone que se resolverá la situación de la empresa, una consigna policial.

Vulcano S.A. contaba, en sus buenos tiempos, con 60 trabajadores. En la actualidad, tras los numerosos despidos y los dos meses de atraso en el pago de los salarios, solo queda resistiendo una veintena. Enseguida, los trabajadores de la imprenta, que sueñan con fundar una cooperativa en el lugar, obtuvieron el apoyo de La Cámpora y de la Federación Gráfica Bonaerense que, mediante un comunicado, expuso su posición sobre el conflicto: “El mismo 24 de diciembre, los compañeros acompañados por el Sindicato Federación Gráfica Bonaerense realizaron la denuncia policial del hecho delictivo (vaciamiento). Como un ladrón en la oscuridad, a la medianoche del día 23 de diciembre de 2014 el dueño de Establecimientos Gráficos Vulcano, Fernando Blanco, se presentó en la empresa con varios fletes y comenzó a retirar máquinas y mercaderías. La actitud solidaria de los vecinos que increparon al empresario y dieron aviso a los compañeros impidió que pudiera completar el vaciamiento. De todas formas, los trabajadores de Vulcano, convencidos de que nadie mejor que ellos defenderán su fuente de trabajo, han decidido mantener una permanencia en la puerta del taller con el acompañamiento del sindicato. Los compañeros están decididos a impedir este vaciamiento y cualquier maniobra especulativa de este empresario, al que hace tiempo vienen enfrentando, ya que además adeuda quincenas y aguinaldo. Por eso, vamos a encarar todas las acciones que sean necesarias para lograr la reapertura de esta importante fuente de trabajo y ponerla nuevamente en funcionamiento, garantizando los derechos e intereses de los trabajadores y trabajadoras”.

En tal sentido, se convocó a una conferencia de prensa para este jueves, a las 12.30, en las puertas de Vulcano, en la que se informará a la sociedad sobre la situación de la causa que se tramita en el juzgado civil y comercial número 19. Y, además, los posibles pasos a seguir.

En una entrevista con La Izquierda Diario, Ricardo Sarmiento, el otro delegado de la gráfica, contó los detalles del proceso que derivó en la lucha colectiva: “La noche del 23 de diciembre vino Fernando Blanco a la fábrica con un camión y empezó a cargar las máquinas. Los vecinos nos llamaron alertándonos, así que vinimos lo más rápido que pudimos y logramos frenar el vaciamiento. Ahora, legalmente, la empresa está en convocatoria de acreedores. Para sacar una máquina del interior de esta fábrica tendría que tener el consenso del juez que, aparentemente, no voy a decir si este muchacho lo tenía o no, pero para venir a las once y pico de la noche, sacar maquinaria y decirles a los vecinos que es para que cobren los trabajadores… Si yo tengo el papel de un juez, no voy a necesitar venir a la noche para sacar nada”.

“La empresa siempre fue rentable y siempre tuvo trabajo, lo que pasa es que este muchacho últimamente no quiso ir para adelante. Venía intentando vaciarla hace un tiempo ya. Éramos 60 obreros acá, de muchos años de antigüedad, a los que fueron echando de a poco sin ninguna indemnización. El patrón –continuó el delegado– es un chico de cuarenta años que heredó la fábrica, la que no le costó absolutamente nada tener. Estábamos en esa lucha, fue amenazando gente constantemente, echándola, hasta que nos organizamos y cambiamos la comisión interna que imponía él por una que elegimos nosotros. Esto le causó sorpresa al patrón y se hicieron más graves las amenazas. Una de las personas amenazadas soy yo y otro es mi compañero Daniel López. Los dos somos los delegados de los trabajadores, elegidos democráticamente”.

Los ánimos cooperativistas están presentes en el futuro que los trabajadores ansían y proyectan: “Nuestra meta es tratar de mantenernos unidos como hasta ahora, formar una cooperativa, tratar de ayudarnos mutuamente. Somos obreros, yo soy un obrero de treinta y pico de años de antigüedad. Seguimos peleándola entre todos, pensando que en algún momento esto puede ser una cooperativa. El patrón decía siempre ‘yo no voy a permitir jamás que los negros sean blancos’, bueno, eso lo vamos a ver, eso está por verse. Yo lo único que puedo decir es que por ahí, capaz, los negros no podamos ser blancos, pero los negros estamos acá plantados, estamos… No sé si un patrón es capaz de tener las pelotas de hacerlo, pero nosotros sí: los negros sí estamos”.

El llamado a la solidaridad vecinal es remarcado por Ricardo Sarmiento, a su vez, por el énfasis puesto en los pequeños detalles que hacen a la supervivencia cotidiana: “Apelamos a la solidaridad para decirle a la gente que nos pueda ayudar con alimentos, con donaciones, con efectivo, con lo que quieran. Les solicitamos que se acerquen a alentarnos, a charlar con nosotros, nos sirve más allá de que nosotros estemos necesitando para cargar nuestra tarjeta Sube, para venir y poder alimentarnos mientras hacemos las guardias 24 horas”.

“El 24 fue terrible: fuimos a trabajar y estaba la cerradura de la imprenta cambiada. Y cuando pudimos entrar, nos dimos cuenta que faltaban muchos insumos y maquinarias. El 23, entre las 22 y la una de la madrugada, el dueño, Fernando Blanco, junto a su socio minoritario, Lorenzo Berriex (que después se terminó descompensando) y el encargado Marcelo Gómez, entraron a vaciar. Por suerte los vecinos se vienen portando 20 puntos: los insultaron y les sacaron fotos”, agrega Daniel López. Y continúa: “Entre 2012, 2013 y 2014, la deuda que la empresa acumuló asciende a 400 mil pesos. Hasta noviembre, cobramos las quincenas más o menos en tiempo y forma, pero en realidad, nos deben más de dos meses. Acá hay 20 familias en juego, de Capital y la mayoría de zona sur y oeste del Gran Buenos Aires. Los vecinos nos alcanzan comida, termos con agua, y el 31 nos trajeron dinero, ya que hay muchos trabajadores que corren serio riesgo de quedar en la calle: ya no los pueden bancar más con el alquiler. Así que ahora, estamos a la espera. El 18 de noviembre los dueños presentaron una propuesta de pago que fue y está siendo evaluada por los acreedores. Pero recién el plazo legal para definir nuestra situación –si la empresa quiebra o no– vence a comienzos de febrero”.

“Aceptamos ayuda de todo tipo, de organizaciones sociales y de particulares. Pero acá tiene que quedar bien en claro que la única bandera que colgará de la imprenta Vulcano será la argentina, de la Federación Gráfica, y la que los propios trabajadores colgamos para dar a conocer nuestra situación”, suelta Ricardo y mira, como el único destino probable, esa leyenda desafiante de Virrey Liniers 1437.

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