Como había anunciado Noticias Urbanas en octubre pasado, el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, tiene un pie afuera dentro del massismo, aunque ya lo dice explícitamente cuando se lo consulta.
En diálogo con Noticias Urbanas desde Pinamar, Posse calificó a la interna massista en la Provincia como un “club de candidatos” que debilitó al partido, y volvió a cuestionar que se le “prepare el camino al ingreso de Martín Insaurralde”.
“Hay falta de seriedad con esto de tener cada vez más candidatos a gobernador, Scioli está cada vez más fuerte en las encuestas y nosotros en lugar de crecer y de ampliarnos (en referencia al Pro) nos encerramos y lo único que hacemos es aumentar la cantidad de precandidatos”, fustigó, redoblando la apuesta a lo que ya había dicho en el diario Clarín (“Scioli y Macri están en un nivel superior”).
Posse sorprende así pegándole a Massa en donde más le molesta al tigrense: destacar el volumen electoral de Scioli y Macri, sus dos principales competidores en las PASO presidenciales.
Desde el entorno de Massa aseguraron que el diputado bajó la estricta orden a sus dirigentes de “no responderle” a Posse y dejar que se hunda solo en su ambigüedad hasta que se canse o se vaya. Para ellos, es casi un hecho que está fuera del FR.
Quienes están de parabienes son sus enemigos internos, el clan Galmarini-Durrieu, que quiere desbancar al possismo de San Isidro y nunca avaló a Posse como su candidato a gobernador.
El senador bonaerense, Sebastián Galmarini, y la concejal Marcela Durrieu, cuñado y suegra de Massa, aguardan el momento para dar el salto y definir su ofensiva en San Isidro una vez que el possismo decida romper con Massa, pero no antes.
En tanto, desde el Pro miran con cautela, admiten que hay contactos “recientes” entre Posse y armadores macristas pero por lo bajo recuerdan: “Mauricio confió mucho en Posse y él eligió quedarse con Massa en su momento. Antes de volver a estar juntos hay que hablar mucho”.