El suicidio del fiscal Alberto Nisman es ideal para los amantes de las conspiraciones. Las infinitas y más descabelladas teorías se van a multiplicar como conejos. Por eso, en estos casos, es conveniente seguir los pasos lógicos de cualquier buena investigación: empezar por los hechos concretos y a partir de ellos elaborar una hipótesis. Y no al revés: partir de una teoría para hacerla encajar a la fuerza y cueste lo que cueste en la escena del crimen. Algo que caracteriza a los amantes de las conspiraciones.
La muerte de Nisman tiene varios interrogantes que es conveniente empezar a desmenuzar. Para de esa manera, no cometer errores que lleven a una interpretación falsa de lo que verdaderamente sucedió.
El fiscal se suicidó con un disparo de calibre 22. Nisman tenía registrada un arma de ese calibre, no sería la misma que apareció en la escena del suicidio. Las armas de este calibre pueden ser pistolas o revólveres y además tienen la particularidad de ser las armas preferidas de los asesinos profesionales porque debido a lo pequeño de la bala, una vez que ésta, entra en la cabeza no detiene su recorrido, destruyendo todo a su paso. Muchos le dicen la bala loca, porque el daño que hace en el interior de la cabeza es mucho más grande a la de cualquier proyectil.
Las primeras versiones indican que Nisman se mató con el arma de un amigo. Algo sumamente llamativo, ya que él tenía su propia pistola. Está sería la primera duda a responder.
Por otro lado está el tema de la carta. O mejor sería decir su ausencia. Si tenía planeado suicidarse porque no dejó una carta donde aclaraba los motivos de la decisión que iba a tomar. Es más, hasta podría haberle aclarado a sus seres queridos y hasta a la sociedad, que se mataba por tal o cual causa. Desde afirmar que sentía presionado por las denuncias que había hecho contra el gobierno nacional o decir que estaba deprimido.
El otro tema es el de la seguridad del edificio donde vivía. Se afirma que nadie podía entrar a él sin identificarse. Esto no significa que nadie podía entrar: sólo que era más difícil hacerlo. ¿Pero si el qué lo indujo al suicidio le mandó a través de alguno de los integrantes de su custodia un mensaje? O en todo caso lo pudo haber mandado con anterioridad. Los días en que Nisman recorrió varios medios de comunicación y se cruzó con mucha gente. Esto es algo que ningún investigador pasa por alto.
El suicidio se basa en la argumentación de que el departamento estaba totalmente cerrado. La puerta principal tenía los diarios en el piso y la puerta de servicio tenía la llave colocada del lado de adentro. Por eso cuando llamaron a la madre del fiscal para poder entrar, no lo pudieron hacer porque la mujer sólo tenía la llave de la puerta de servicio. Eso hizo que debieran llamar a un cerrajero. La pregunta es si la llave sólo estaba puesta en la parte de adentro sin las correspondientes vueltas de llave. Esto quiere decir que alguien pudo haber entrado y al salir colocó la llave detrás de la puerta, pero no la cerró porque es físicamente imposible.
En el caso de los suicidas, por lo general, la bala tiene un recorrido ascendente. Las pruebas dirán cuál fue el recorrido de la bala. Y también, las pruebas de parafina en las manos del fiscal aclararán con que mano se disparó. Esto llevará a que se conozca mejor cómo se suicidó.
El tema de las pruebas que el fiscal pensaba presentar en la Cámara de Diputados es la cuestión que terminó desencadenando el inesperado final. El equipo de colaboradores de Nisman tiene acceso a la mayoría de esas pruebas, pero según los funcionarios judiciales consultados por Noticias Urbanas, hay algunas, que debido su importancia, sólo debía conocer Nisman. Entonces, es muy probable que alguna de ellas se pierdan.
Por último, se debe analizar la acción de cierto sector de la Secretaría de Inteligencia (SI) en el tema. La relación entre el ex jefe de Operaciones de la SI, Jaime Stiuso y Nisman no era desconocida para nadie. Es más desde el Gobierno acusaron al fiscal de ser una especie de marioneta de Stiuso, que le servía al agente para pasarle un vuelto al gobierno nacional por haber sido desplazado de la inteligencia vernácula.
“Esta versión, de que Stiuso estaba detrás de la denuncia de Nisman contra Cristina Kirchner tiene bastante lógica. Es más, los mal pensados, que son muchos en el ámbito de la inteligencia local, aseguran por lo bajo, que Stiuso no es ajeno al suicido de Nisman y hasta llegan a aventurarse con que esa sería la fase final de la venganza del exespía contra el gobierno que provocó su caída”, le dijo a NU un hombre del área de Inteligencia de una fuerza de seguridad.
Lo único concreto es que Nisman está muerto. Ahora, todo depende de los investigadores. El camino a la verdad -casi siempre- está plagado de mentiras.
