Lo que quiere Darío

Lo que quiere Darío

Por Laura Di Marco

El flamante funcionario a cargo del Colón desmiente los rumores que vinculaban su nombramiento a una maniobra de Rodríguez Larreta para desgastar al ministro de Cultura, aliado a Gabriela Michetti.


“¿Cómo me van a designar para molestar a Lombardi, mi amigo de toda la vida?”, lanza Darío Lopérfido, el flamante director del Teatro Colón. Y su pregunta tiene sentido: desde que se conoció su incorporación, la política porteña se llenó de interpretaciones. Los operadores del jefe de Gabinete de Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta, aseguran que la designación es parte de la campaña para suceder al jefe porteño. Y más aún: que se trata de una movida del larretismo que apunta a debilitar a Hernán Lombardi, ministro de Cultura y exintegrante del aliancista Grupo Sushi.

Lopérfido fue secretario de Cultura y Comunicación durante la gestión de Fernando de la Rúa y permanecía alejado de la política luego de la caída del último gobierno radical. Lombardi, por su parte, lo había llamado para ponerlo al frente del exitoso festival de teatro FIBA, cuya administración conservará. Es por eso que el ala larretista dice que su jefe maquinó el desembarco de Lopérfido en el Colón –en lugar de Pedro García Caffi– como una estrategia para debilitar a Lombardi, único ministro que se anima a blanquear su apoyo a Gabriela Michetti.

La biografía profesional de Lopérfido lo perfila como productor artístico y gestor cultural. En 1997 dirigió el Centro Cultural Ricardo Rojas, que depende de la UBA, lo que le sirvió de trampolín hacia la política grande. Después del fracaso del gobierno de la Alianza –“nunca estuve de acuerdo con ese rejunte, que siempre me pareció oportunista”, dirá hoy– se fue a trabajar a España. Pero en el medio conoció y se casó con la actriz Esmeralda Mitre, hija del director de La Nación.

“Soy un hombre poco apasionado –confesará Lopérfido, en un tono ya más íntimo–, por eso antes de conocer a Esmeralda, cuando me encontraba con una chica que me decía que era muy apasionada, sentía que no me convenía. Que no era para mí.”

–Entonces, ¿usted dice que su designación no tiene nada que ver con la interna Michetti-Larreta?

–Eso es un divague. Hernán es mi amigo de toda la vida, incluso antes de integrar el Grupo Sushi. Somos amigos de cuando estudiábamos en la universidad. Nos conocimos en el 85, él era presidente del Centro de Estudiantes de Ingeniería. Pero bueno, entiendo que este es un momento de internas y que puede interpretarse cualquier cosa. Tengo una grandísima relación con Rodríguez Larreta, pero esto (NdR: se refiere a su designación) no es para molestar a Hernán. Siento que la política, muchas veces, se convierte en un lugar un poco berreta. Pensar que me ponen a mí a dirigir uno de los mejores teatros del mundo para molestar a un amigo de toda la vida, la verdad… ¡es un nivel de pavada increíble! Por otra parte, yo me vengo inclinando a ser un gestor cultural. Es decir, no tengo ningún plan político.

–Pero, ¿quién lo llamó para dirigir el Colón, Lombardi o Rodríguez Larreta?

–Yo me reuní con los tres ministros importantes del área: Rodríguez Larreta, Lombardi y

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