Finalmente, tras casi dos años de buscar posicionarse como uno de los presidenciables, el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, finalmente hizo caso al consenso político mayoritario y accedió a encuadrarse dentro de la competencia para gobernar Buenos Aires.
Filtrado estratégicamente durante la tarde, Domínguez mantuvo la expectativa hasta la noche, cuando en el programa oficialista 678 formalizó su decisión, en lo que es un guiño al cristinismo más duro, con el cual se lleva bien y deberá coexistir pacíficamente.
Como había adelantado Noticias Urbanas la semana pasada, Domínguez estaba en la cabeza de la Casa Rosada como el candidato que unifique y tenga el quórum de las diferentes constelaciones bonaerenses del kirchnerismo (sciolismo, La Cámpora, movimientos sociales, y principalmente, intendentes). Además de ello, cuenta con dos ventajas: su relación con el Papa Francisco y su conocimiento del tema agropecuario.
Hasta anoche, los operadores políticos y mediáticos de Domínguez admitían que, si bien filtraban que iba a ser el candidato único, no podían aseverarlo. Hasta que la Presidenta quiera, se prolongará la expectativa con el resto de los precandidatos (a quienes Domínguez ayer le regaló elogios, diciendo que “son todos muchachos que jerarquizan estos 12 años de gobierno”).
Pero como trascendió y publicó NU, la decisión ya estaría tomada en Olivos: a último momento se posicionará a Domínguez como el candidato único para pelearle al massismo el poder en su bastión. De todos los anotados en la cantera kirchnerista, es el que aglutina mayores consensos, y principalmente, asegura lealtad para con Cristina Kirchner, algo que fue probado en varios oportunidades.
Este “PJ cuadradito, ortodoxo y verticalista”, como lo define gente de su entorno, es oriundo de Chacabuco, en donde pelea por la supremacía con el ministro Florencio Randazzo, de Chivilcoy, ambos de la Cuarta Sección electoral.
En la jornada de ayer, hubo otra sorpresa, con menos rebote mediático pero mucho más sugestiva. El viceministro de Seguridad, Sergio Berni, afirmó que estaba considerando la posibilidad de ser precandidato a gobernador bonaerense. Uno más a una lista insosteniblemente larga.
Fuentes del cristinismo aseguraron a este medio que Berni ya le pidió a la Presidenta “dejar su cargo a mitad de año para retomar su puesto en el Senado bonaerense, donde era vicepresidente de la Cámara. Dijo lo de querer ser gobernador para llamar la atención y subirse el precio”.
La meta de Berni sería ocupar la presidencia del Senado una vez que Gabriel Mariotto asuma como gobernador, cuando Daniel Scioli pidiera licencia o renunciase para dedicarse full time a la campaña (una especulación que el kirchnerismo hace y considera que pasará luego del cierre de listas).
“Berni no mide, se cayó después del caso Nisman”, aseguraron. Y su idea es ya tener unos cuantos meses como vicepresidente del Senado para pelear la reelección y mantenerse en ese cargo, en el cual se maneja una suculenta suma de fondos y es un lugar estratégico de poder en la Legislatura provincial.