La mitad de los ocupados remunerados de la Argentina tenía ingresos por menos de $5.500 por mes al cierre de 2014, año en el que se produjo un deterioro en la distribución del ingreso.
La medición, realizada por el Indec, arrojó también que el 25% de los ocupados (4 millones de trabajadores) cobrara menos de $3.000 en el mismo período. El cuadro se completa si se considera que en total había entonces 1.200.000 desocupados, sin ingresos o que reciben una mínima “prestación por desempleo”.
Como es habitual, las mujeres son las más castigadas. Mientras que la mitad de los varones con un promedio de 43 horas semanales gana menos de $ 6.000, en el caso de las mujeres trabaja 33 horas y cobra $4.500 mensuales.
El reconocimiento parte de un informe divulgado ayer sobre la Evolución de la Distribución del Ingreso del organismo oficial. Las cifras permiten concluir que hay una caída del Coeficiente de Gini, que pasó de 0,372 a 0,381. Se trata del peor valor obtenido desde 2011. De acuerdo a este índice, los países representan un mejor desempeño en equidad económica mientras más cerca se encuentren del cero.
Es decir, la retracción del Gini representa una leve desmejoría en la distribución de la riqueza, una bandera levantada por el Gobierno nacional y que está estancada desde hace años.
En lo concreto, el organismo estimó que el 75% de los ocupados, unas 12.000.000 de personas, ganaba menos de $ 8.000 mensuales a fines de 2014. A fin de 2013, esa misma porción de empleados cobraba menos de $ 6.500 mensuales. La diferencia representa una mejora nominal del 23%, muy por debajo de la inflación.
Los datos ponen de relieve otra circunstancia que abona los cuestionamientos del Indec. Si bien las consultoras privadas concluyeron que hubo una contracción del PBI entre 1 y 2 por ciento, para el instituto la economía creció 0,5 por ciento (inferior al crecimiento vegetativo).
Este deterioro también se vio reflejado en el índice de desempleo, que subió de 6,4 a 6,9 por ciento, mientras que el trabajo en negro pasó del 33,5 al 34,4 por ciento.
El Ministerio de Economía atribuyó la desaceleración económica a la crisis internacional y en particular a la situación de Brasil, desconociendo factores internos como una inflación del orden del 30%.