Finalmente, tras casi dos años de buscar posicionarse como uno de los presidenciables del Frente para la Victoria, el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, hizo caso al consenso político mayoritario dentro del kirchnerismo y accedió a encuadrarse dentro de la competencia para gobernar la provincia de Buenos Aires.
Como había adelantado Noticias Urbanas, Domínguez estaba en la cabeza de la Casa Rosada como el candidato que puede unificar y tener el quórum de las diferentes constelaciones bonaerenses del kirchnerismo (sciolismo, La Cámpora, movimientos sociales y, principalmente, intendentes). Además de ello, cuenta con dos ventajas: su relación con el papa Francisco y su conocimiento del tema agropecuario (fue ministro nacional de esa cartera durante la “guerra gaucha”).
Hasta estos días, los operadores políticos y mediáticos de Domínguez admiten que, si bien filtran que el chacabuquense será el candidato único, no podrían afirmarlo con veracidad. Hasta que la Presidenta quiera, se prolongará la expectativa con el resto de los precandidatos (a quienes Domínguez les regaló elogios durante su lanzamiento en 6, 7, 8, diciendo que “son todos muchachos que jerarquizan estos 12 años de gobierno”).
Pero la decisión ya está tomada en Olivos: a último momento se posicionará a Domínguez como el único postulante para pelearle al massismo el poder en su bastión. De todos los anotados en la cantera kirchnerista, es el que aglutina mayor aprobación y, principalmente, asegura lealtad hacia Cristina Kirchner, algo ya demostrado en varias oportunidades.
Este “PJ cuadradito, ortodoxo y verticalista”, como lo define gente de su entorno, es oriundo de Chacabuco, en donde pelea por la supremacía con el ministro Florencio Randazzo, de Chivilcoy, ambos de la Cuarta Sección Electoral.
Ahora, el desafío de la Presidenta será no humillar al resto de los precandidatos anotados: el presidente del PJ provincial, el intendente matancero Fernando Espinoza; el presidente del Grupo Provincia, Santiago Montoya; la ministra bonaerense Cristina Álvarez Rodríguez; el titular de la Anses, Diego Bossio; el intendente de Berazategui, Patricio Mussi, y el diputado provincial Fernando “Chino” Navarro. De esta lista, más allá de las operaciones sciolistas, habría que bajar ya a Florencio Randazzo, como consecuencia natural del lanzamiento de Domínguez.
Pero el anuncio del intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, en el que días pasados (y vía Facebook, asegurándose evitar las repreguntas incómodas del periodismo) explicitó su apoyo a Daniel Scioli como presidente, trae dudas al FpV. ¿Siendo uno de los que más mide, podrá conformarse con quedarse para una reelección más en su distrito?
Políticamente sería inviable una postulación a gobernador de Insaurralde. La Cámpora y el cristinismo más duro lo desprecian, y su coqueteo histérico con Sergio Massa le pasará más de una factura. Con De Narváez en el Frente Renovador, y con el kirchnerismo más ideologizado en contra, Insaurralde no tiene otro camino que repetir en Lomas y esperar a que los tiempos cambien y el peronismo deje de estar tan dividido. Aunque en política todo es posible.
Los Tres Mosqueteros. Así denominan dos massistas de paladar negro y acceso cotidiano a Massa a los intendentes Jesús Cariglino (Malvinas Argentinas), Julio Zúccaro (Pilar) y Juan Acuña (Hurlingham), sindicados como las “manzanas podridas” en el Frente Renovador bonaerense, no solo por dejar trascender su disconformismo, sino también por filtrar que son “buscados” por el Pro (aunque desde el macrismo aseguran que ellos también llaman solitos y por cuenta propia).
Sea como fuere, el quehacer de estos “tres mosqueteros” (que cuentan con otros aliados más discretos) junto al golpe mediático que fue el pacto Sanz-Macri, llevaron a Massa a buscar zanjar la crisis en el FR de la Provincia, por lo cual este sábado reunirá en un congreso partidario a toda la dirigencia bonaerense para definir cuántos y quiénes serán los candidatos a gobernador.
“Mínimo, habrá dos precandidatos”, dejó trascender el tigrense, en una señal directa a los intendentes que desean que haya un único postulante. El diputado también ratificó que en el congreso se dirimirá otro tema que desvela a dirigentes territoriales de su espacio: si habrá PASO también a nivel municipal o solo a nivel provincial.
Así, Massa busca cerrar las grietas con algunos intendentes y dirigentes bonaerenses del FR que querían que se reduzca la cantidad de precandidatos a uno o dos, por lo que seguramente tres de la lista integrada por Francisco de Narváez, Mónica López, Darío Giustozzi, Felipe Solá y Jesús Cariglino deberán dar un paso al costado. Dependerá del tigrense contenerlos y evitar una nueva sangría.
Hablando de fugas, la última que sufrió el FR fue la del intendente de Escobar, Sandro Guzmán. Sin motivos claros, Guzmán comenzó a negociar con el kirchnerismo su reingreso (de hecho ya se reunió con Wado de Pedro y Aníbal Fernández). Aparentemente, su imagen negativa, las causas judiciales en su contra y su mala gestión estaban empezando a ser difíciles de esconder, especialmente en un municipio vecino a Tigre.
El joven Leandro Costa fue anunciado como el elegido por Massa para sucederlo en Escobar, sugestivamente el día anterior al portazo. Según parece, en el caso de Guzmán fue mejor perderlo que retenerlo.