Gustavo Posse fue radical, radical K, macrista, después massista y luego de nuevo radical macrista. Sus idas y venidas terminaron por fastidiar a toda la oposición. Aunque hoy está dentro de la alianza del Pro y la UCR con su agrupación Espacio Abierto, ninguno lo reconoce como propio. Ante el vacío que le hacen macristas y radicales, el intendente de San Isidro optó por lanzarse a gobernador bonaerense con una boleta corta.
“Amo ser intendente, amo mi relación con los vecinos, pero preparé a Carlos Castellano y a un equipo para la transición; y trabajo para ser candidato a gobernador. La boleta en San Isidro es Posse gobernador y Castellano intendente. Deciden los vecinos”, anunció con un mensaje a través de su cuenta de Facebook.
Aunque no tiene candidato propio, amplios sectores de la UCR se niegan a llevarlo en su boleta a la interna que enfrentarán contra el PRO y la Coalición Cívica. Ricardo Alfonsín encabeza la resistencia. Lo conoce bien: fue su candidato a intendente de San Isidro cuando se postuló a Presidente en 2011.
Aunque saben que la provincia de Buenos Aires es el punto débil de su armado, en el Pro también rechazan la posibilidad de que Posse pueda unirse a la boleta de Mauricio Macri. “Tenemos una candidata a gobernadora que viene trabajando hace más de dos años en ese rol y es María Eugenia Vidal”, señaló días atrás el ministro de Justicia porteño, Guillermo Montenegro, quien aspira a arrebatarle a Posse y los suyos la intendencia de San Isidro en las próximas elecciones.
Tal vez con alguna pista de lo que sucedería, Montenegro anticipaba las dificultades que tendría el actual intendente para competir en la interna: “Realmente no lo veo con mucha posibilidad a Posse de estar”.
En su carta, el hijo de Melchor Posse justificó su decisión de ir con boleta corta a partir de un supuesto deseo por reformar el sistema político: “Si soy gobernador quiero terminar con la boleta sábana, y que los candidatos a intendente y a gobernador no llamen a votar el mismo día que el presidente, para que se puedan elegir a los mejores; estar importando candidatos que ni nacieron, ni ejercieron y nunca tuvieron vínculo público con la provincia de Buenos Aires, y que vengan atados de la decisión del candidato a presidente, del partido que sea, es una especulación que lleva al fracaso de la gestión pública”.