El macrismo intentará otra vez ponerle límites a los trapitos en la Ciudad. Tras cuatro intentos fallidos para votar una ley que prohibiera la actividad por falta de apoyo de la oposición, ahora busca un punto intermedio que le permita conseguir los votos faltantes: prohibir a los cuidacoches pero sólo en lo alrededores de los estadios los días de partido o eventos masivos.
El proyecto fue firmado por los principales dirigentes del Pro en la Legislatura: el vicepresidente 1° de la institución, Cristian Ritondo; la jefa de bloque Carmen Polledo; y el presidente de la Comisión de Justicia y primer candidato a legislador, Francisco Quintana. Se espera que el proyecto sea tratado este año, cuando la sucesión de campañas electorales dé un respiro y los diputados vuelvan a trabajar en los proyectos.
El texto presentado tiene varias modificaciones a la normativa actual. Por un lado, eleva la pena para los cuidacoches en toda la Ciudad: de los $ 200 a $ 400 de multa actuales se pasaría a $ 500 a $ 5.000 más. Por el otro, se prohíbe la presencia de trapitos en un perímetro de 30 cuadras a la redonda del estadio o sede de realización del espectáculo masivo, que puede ser desde un partido de fútbol hasta un recital en el Luna Park, por ejemplo.
En caso de que una persona se ofrezca para cuidar autos en las inmediaciones del estadio le podrá caber una multa de $ 1.000 a $ 10.000 y dos a diez días de arresto. En cualquier caso, la reincidencia implica duplicar la sanción, y si se comprobara que el trapito pertenece a una organización, como una barrabrava, el castigo se triplica.
Es que el principal objetivo, dicen en el Pro, es atacar a las barras bravas, que se quedan con buena parte del dinero recaudado por los cuidacoches. “El año pasado, cuando votamos la ley que castiga la reventa de entradas, los presidentes de los clubes de fútbol nos pidieron que también fuéramos contra los trapitos y la venta ilegal, que son las otras fuentes de financiamiento de las barras. Además, prohibirlos en los alrededores de las canchas es un planteo más realista y cercano a la postura de la oposición”, explicó el legislador Francisco Quintana.
El macrismo ya intentó cuatro veces prohibir a los trapitos, la última a fines del año pasado. Pero nunca logró que un sector de la oposición le diera los votos que le faltaban: tiene 28 propios pero necesita 31. No sólo eso: en febrero de 2012 el jefe de Gobierno Mauricio Macri vetó una ley votada meses antes por la oposición que, lejos de prohibir a los cuidacoches, planteaba blanquearlos a través de la creación de un registro. El año pasado, dirigentes que responden a Sergio Massa en la Ciudad plantearon la prohibición en los alrededores de las canchas, pero esa iniciativa no fue tomada por ningún legislador.
De esta manera, sigue estando vigente la redacción original del artículo N° 79 del Código de Contravenciones, que plantea castigos sólo si se logra probar que el cuidacoches exigió el dinero, ya que no hay comportamiento ilegal si el dueño del auto le diera voluntariamente una propina. Esto, aseguran en la Justicia, es casi imposible de probar, porque es imposible pensar en un ejército de inspectores con cámaras de video tratando de captar el momento en que un trapito extorsiona al propietario de un vehículo. Así, el 99% de las denuncias terminan en la nada.
Para las mafias que organizan a los trapitos, y para muchos policías que lucran con las coimas, es un negocio redondo. “Cuando voy a la cancha de Boca, si dejo el coche a diez cuadras me piden $ 50, y si lo querés dejar más cerca te piden $ 100”, contó Carlos Alegre, vecino de La Paternal.
El problema no es sólo el dinero. En febrero, la asociación Defendamos Buenos Aires denunció casos de aprietes violentos de trapitos a vecinos de Belgrano. En noviembre de 2013, un cuidacoches murió apuñalado por otro tras una discusión sobre quién se quedaba con el manejo de una cuadra en los alrededores del Zoológico de Palermo. Por estos días, con la Feria del Libro, en esa zona piden desde $ 50 para dejar el auto en la calle.
Se apruebe esta ley o no, en cualquier caso este año debería haber novedades respecto de la situación de los trapitos. Es que tiene que entrar en vigencia el nuevo sistema de estacionamiento medido, que llevaría los parquímetros a la mitad de las cuadras porteñas, donde los cuidacoches dejarían entonces de tener la chance de pedir plata.