Después de que el “baño de humildad” pedido por la presidenta Cristina Kirchner actuara como un verdadero manguerazo contra muchos de los precandidatos a gobernadores por el Frente para la Victoria, a 19 días para el cierre de listas se han posicionado tres postulantes: el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza.
Aunque se sumó último a la lista, Fernández goza de mayor nivel de conocimiento (y también de imagen negativa) y poder de fuego mediático debido a su cargo. Sin embargo, esa presencia simbólica no estaría calando tan hondo en lo que se refiere al poder territorial.
Allí, en el territorio, donde se define una nada despreciable parte del voto bonaerense gracias al poder del aparato, quien lleva la delantera es Domínguez, quien hace ya casi un año que bajó su candidatura presidencial y se enfocó en la gobernación.
Haciendo un recuento de las últimas manifestaciones públicas, y cotejando con fuentes del kirchnerismo bonaerense, el diputado ya cuenta con el respaldo a su postulación de 18 intendentes de la Provincia, entre los cuales se destacan algunos viejos barones como Hugo Curto (Tres de Febrero), otros productos del kirchnerismo como el impopular “Barba” Gutiérrez (Quilmes), el joven Patricio Mussi (Berazategui) y el influyente marplatense Gustavo Pulti (General Pueyrredón).
Por su parte, el jefe de Gabinete logró que sólo cinco intendentes expliciten un apoyo a su candidatura y –dato no menor- solamente uno del conurbano, Enrique Slezack (Berisso). Espinoza, en tanto, sólo contaría con tres (el flamante ex renovador, Raúl Othacehé, de Merlo, uno de ellos).
Aunque por ahora no se sabe quién de ellos cuenta con el favor presidencial (nadie descarta un “dedazo” de Cristina a último momento), entre los caciques kirchneristas Domínguez es sentido como uno propio, porque sus desempeños más recientes han tenido que ver con la Provincia (intendente de Chacabuco, ministro bonaerense de Agricultura y luego nacional, y armador en la Cuarta Sección). En cambio Fernández hace muchos años viene abocado a la política nacional, por más que en 2011 resultó electo senador por el mayor distrito del país y luego renunció para asumir la Secretaría General de Presidencia (y luego la jefatura de ministros).
La interna comenzó a crujir y ayer ambos candidatos protagonizaron su primer cruce mediático, algo poco común dentro del kirchnerismo de los últimos años, enmarcado en un verticalismo cerrado y poco profuso a dejar entrever las grietas ante los medios (salvo contra Daniel Scioli, claro). Fernández fue al límite cuando dijo que la analogía sobre sí mismo de Domínguez autocalificándose como un Ford Falcon lo hacía recordar al “Falcon verde de la dictadura”.
Pocas horas después, la Abuela de Plaza de Mayo, Chicha Mariani, quien lo cuestionó por “banalizar dolorosos símbolos del terrorismo de Estado”. Sugestivamente, a través del comunicado oficial, la dirigente de derechos humanos toma partido por uno de los contendientes y critica que esa banalización fuera “para descalificar al Dr. Julián Domínguez de probada conducta ética, solidaria y transparente”.
Sobre Espinoza, las versiones que llegan desde el kirchnerismo bonaerense es que finalmente “bajará a La Matanza para cuidar el triunfo oficialista allí”, aunque el intendente dijo en varias declaraciones públicas que tiene pensado pelear hasta el final. Otros creen que intenta “subirse el precio” para granjearse más lugares en las listas para los suyos. Restan sólo 19 días para develar el misterio. Una eternidad.