En Uspallata al 3100 se respira una mezcla de tranquilidad barrial mechada con la incertidumbre de que pronto se develarán dos decisiones en torno a la conformación política del espacio: la precandidatura a vicepresidente de Mauricio Macri y la resolución final de la alianza provincial en Buenos Aires, tanto en el tema de la fórmula como las de los legisladores nacionales y provinciales.
En el primero de los temas, la presión del ecuatoriano Jaime Durán Barba y la necesidad que tienen los medios de comunicación en divulgar definiciones, lograron el milagro de hacer renacer la candidatura -tantas veces negada por ella misma- de Gabriela Michetti.
La única alternativa a su candidatura sería su ex amigo y -hoy por hoy- el más influyente funcionario de este gobierno, Marcos Peña. Una cuestión lo complicaría un poco. Aunque no resultaría incompatible en el tiempo, si Marcos fuera el elegido, tendría que desatender un poco el férreo control que tiene sobre la campaña nacional de Mauricio, que es algo complejo y que constituye en la realidad el mayor diferencial que tiene el Pro por sobre las otras fuerzas políticas. Es un tema.
En Provincia, lo único que se verifica como firme es el avance sostenido de María Eugenia Vidal en todos los sondeos, hoy sólo superable por el casi imposible acuerdo con Sergio Massa. Su vice, seguramente radical, y los diputados del espacio constituyen por estos días los temas más ásperos dentro del debate Pro. Mar del Plata el viernes intentará ordenar el mismo.
Mientras tanto Horacio Rodríguez Larreta mantiene su presión militante en las calles, tratando de no desactivar el esquema que tanto rédito le dio en las PASO. La intención de lograr lo que Mauricio nunca pudo, el triunfo en primera vuelta es el objetivo número uno. Las salidas semanales con Macri a cortar cintas y la diferencia que las encuestas que le dan más de 20 puntos de diferencia con Lousteau y en aumento, le brindan una tranquilidad impensada tres meses atrás.
El beneficiario directo del pacman porteño de Macri sería Mariano Recalde que ya le pisa los talones a Lousteau.
La proyección es que el candidato de “ECO-Pro” siga perdiendo votos por derecha en dirección a Larreta y por izquierda a manos de Luis Zamora y Miriam Bregman, lo que desnuda día tras día la falta de espacio propio y que los porteños ya lo visualizan desde sectores progresistas como una falsa opción del partido oficialista porteño.
Los seguros y los inseguros
Los únicos dos dirigentes que tienen el puesto asegurado en el Ejecutivo de la Ciudad, tras el 10 de diciembre venidero son Rodríguez Larreta y Diego Santilli, quiénes salvo tragedia política (o personal) serán elegidos jefe y vice jefe de Gobierno para el próximo período.
De ahí para abajo, nadie se atreve aventurar cuáles podrían ser los cambios, los ingresos y egresos del Ejecutivo, la permanencia o no en la lista de legisladores, las autoridades en cada una de las reparticiones, empezando por la Legislatura. Por ejemplo, todos aseguran que Carmen Polledo será la nueva vicepresidenta primera de la Casa Legislativa.
Si pierde Macri, será una certeza cumplida. Pero si gana, todo se altera. Y si Macri la pidiera para cualquier otro destino nacional dada la confianza que le dispensa, Polledo quizás no cumpla su actual destino. Y así todos, uno tras otro. Y, existe hasta quien se entusiasma y dice: “Y mirá si María Eugenia gana la Provincia, de dónde sacamos la gente para tanto cargo, vamos a llevar hasta los amigos de los amigos…” sueña despierto en el segundo piso uno de los estrategas mientras señala con la vista el piso superior, el de las grandes decisiones.
Esto por un lado hace que nadie baje la guardia, ya que sacando la Ciudad todos los demás resultados obvio que están en veremos. Y lo estarán hasta las PASO primero y luego hasta las elecciones. Hasta allí la tropa amarilla estará trabajando on fire y sin destino. Con la Copa Argentina adentro, se verá si llega la tan esperada Copa Libertadores. De no llegar, recién se sentarán a analizar el nuevo escenario y los nombres propios.