Llegó el anuncio y no colmó las expectativas. En el salón principal del Museo de Arte de Tigre, un exquisito palacio antiguo de estilo francés, había medio centenar de medios nacionales y extranjeros que esperaban la palabra de Sergio Massa. Estaba descontado que iba a ratificar su candidatura presidencial, por lo que se aguardaban las preguntas y algún otro anuncio (sobre la vicepresidencia o la gobernación bonaerense). Pero no hubo nada de eso.
En unos breves minutos, Massa dio un discurso monocorde en el que cuestionó a los que lo quisieron “sacar de la cancha” y a la Argentina “de los candidatos que no hablan”, como Daniel Scioli “que teme que lo rete Cristina” o, sin nombrarlo, Mauricio Macri, que “habla de cambio sin decir cuál cambio quiere”. Finalizó diciendo que iba a ser candidato a la presidencia. Se dio vuelta, pidió a su esposa, Malena Galmarini, que se lo acompañe, y se fue.
No hubo preguntas ni anuncios que puedan dar una idea mas cabal de cómo va a hacer este diputado que debe afrontar una campaña presidencial con 9 intendentes menos que hace tres meses, muchos menos diputados nacionales y legisladores provinciales, y escasas posibilidades de competir con la financiación de sus oponentes.
Con razón, Massa se quejó de que el sistema electoral argentino “favorece a los oficialismos” y a los que tienen la hacienda de las administraciones públicas. Pero es la realidad de la cual él se aprovechó durante su paso por el kirchnerismo y hoy la padece desde la vereda de enfrente.
El clima en el Museo de Arte tigrense era tenso. Casi 200 personas entre periodistas, técnicos y asesores de Massa. Entre las empanadas de copetín, la cazuela de carne y arroz y las bebidas, la verdadera comidilla era adivinar el futuro político del Frente Renovador. Pocos se animaban a asegurar que esta ratificación de candidatura podría durar hasta el 20 de junio, el día maldito del cierre de listas y el que marcará, ya sin relato, quiénes competirán por la presidencia.
Había clima de soledad. Chocaba que no hubiera casi dirigentes (sólo Malena y Sebastián Galmarini) durante el discurso de Massa, aunque es verdad que el equipo de campaña no convocó a dirigentes –más tarde llegaron los intendentes Mario Meoni y Carlos Selva-. Pero lo peor, como siempre, eran las versiones que dirigentes al interior del massismo filtraban, y la noticia de la renuncia del economista Miguel Peirano.
Tanto Noticias Urbanas como muchos otros medios recibieron anoche la fuerte versión de que Massa, a través de Joaquín de la Torre había pactado con los coroneles de Macri en el hotel NH del centro porteño un acuerdo para “ubicar a su gente y bajar su candidatura tranquilo”. Se hablaba de un pacto de 3 diputados nacionales y 6 legisladores bonaerenses, además de la vicegobernación para De la Torre (algo que en el Pro aguardan encantados).
Consultadas, fuentes de la cúpula massista rechazaron de plano esos rumores (y también desde el macrismo, que no cesará en buscar aparentar que no negocia con el FR).
Lo innegable es la salida de Peirano. “Está seguro de un acuerdo con el Pro y no lo tolera ideológicamente, además de estar enojado con la conducción del partido”, explicaron a NU dirigentes que dialogaron con el ex ministro kirchnerista. Massa perdió la oportunidad anoche durante la entrevista en TN de dar una respuesta más lógica y aseguró haber “hablado hace 10 minutos” con Peirano y explicó que “en realidad dijo que se iba porque se fue de viaje de trabajo a China”. Una vez más, una respuesta inexacta para sortear una pregunta incómoda volverá probablemente como un boomerang en contra dentro de unos días (cuando Peirano retorne de China, a más tardar).
En el massismo, a 9 días del cierre de listas, todavía no saben quién será el candidato a gobernador. Se pone en duda el regreso al ring de Francisco De Narváez y se esboza una postulación de Felipe Solá, quien en diálogo con La Nación dijo que nadie le ofreció nada y no se mostró muy entusiasmado. El “plan C” sería un intendente bonaerense, tal vez Meoni. Está descartada Mónica López como única competidora. También la idea es que Malena Galmarini sea la vicegobernadora, y también suena para ese cargo Facundo Moyano (aunque podría encabezar la lista de diputados nacionales). Enigmas de un desenlace con final abierto.