Durante la campaña de 2005 no pudo asomar la cabeza en la Ciudad de Buenos Aires porque estaba sentenciado a pasar desapercibido y no opacar al candidato oficialista de turno, en ese caso, Rafael Bielsa. Incluso protagonizó cruces con la primera ciudadana Cristina Fernández en el Senado. Sin embargo, el vicepresidente de la Nación Daniel Scioli va camino a representar al kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires.
La decisión de que sea candidato a gobernador bonaerense para muchos dejó de ser disparatada frente a la explicación que dan importantes dirigentes kirchneristas de la Ciudad. Uno de ellos, en diálogo con NOTICIAS URBANAS, aseguró que "Scioli es menos peligroso políticamente en la Provincia".
Podría haber dicho es no hay ningún candidato K que mida tan bien (excepto, claro está, Néstor y Cristina), que frente al anuncio de Felipe Solá de no insistir con una nueva reeleción necesitaban una alternativa rápida y que tuviera más intención de voto que Aníbal Fernández y siguen las opciones. Pero no, se optó por reconocer lo que muchos piensan y sienten sobre Scioli desde que desembarcó en la fórmula presidencial: que no es hombre confiable.
Y aquí aparece una cuestión central para el kirchnerismo porteño y sus aspiraciones electorales con vistas al 2007: ¿Se justifica correr el riesgo de regalarle la Ciudad a Mauricio Macri por miedo a que Scioli se vuelva incontrolable?. Es que el distrito porteño es un territorio que no está sujeto a la plata que pueda darle la Nación, dado que el porcentaje de Coparticipación Federal que recibe es mínimo y la Ciudad genera una masa de ingresos que son fruto de su propia recaudación.
En cambio, en la provincia de Buenos Aires las cosas son significativamente diferentes. El presupuesto bonaerense tiene un déficit no menor a 2.000 millones de pesos y a esto hay que sumarle las presiones salariales y los diferentes intereses políticos de las numerosas intendencias que conforman la Provincia. Quien se quede con el sillón de Dardo Rocha en diciembre del año próximo necesitará un fuerte apoyo del Gobierno Nacional y eso lo sabe claramente el kirchnerismo. A lo que hay que sumar la maldición bonaerense: ningún gobernador de Buenos Aires llegó a ser presidente por el voto popular.
Lo cierto es que esta movida puede beneficiar mucho a Macri si decide ser candidato en la Ciudad, ya que los dos postulantes que suenan entre los K (en voz alta Daniel Filmus y en voz baja Alberto Fernández) tienen un alto grado de desconocimiento o no miden bien en las encuestas. De continuar esta tendencia, la posibilidad de cerrar con el jefe de Gobierno porteño Jorge Telerman cobra mayor fuerza, a no ser que el proyecto presidencial implique perder nuevamente en la Ciudad.
