La guerra política que enfrenta a la Nación y a la Ciudad por el tema del subte es de tal magnitud que no tiene retorno. A pesar de que los contendientes vuelvan a sentarse a la mesa de negociación y a futuro logren un acuerdo por el traspaso de la red de subterráneos, ya nada será igual en la relación entre la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri.
Las acusaciones cruzadas y altisonantes que se multiplicaron en los últimos días llevaron la situación a un punto sin retroceso alguno. Las repetidas acusaciones de ?mentirosa? que los macristas le endilgaron a la primera mandataria y las réplicas de los K tildando al ingeniero de ?irresponsable? fueron ofensas que excedieron todo tipo de límites. De ahora en más ?y esto quiere decir hasta la elección presidencial de 2015? los contendientes se enfrentarán con el único objetivo de vencer aplastantemente a su rival. Ahora, la excusa fue el pase de los subtes a la órbita de la Ciudad, pero el verdadero conflicto de fondo es por el poder político y por ver quién sale vencedor en los próximos comicios.
En definitiva se enfrentan dos modelos: el kirchnerista y el macrista, y a partir de la declaración de guerra, las cuestiones que se elijan para las próximas batallas servirán de pretexto para atacar al enemigo y hacerle perder poder.
Ambos bandos planean los pasos a seguir y analizan las movidas que realizarán en el futuro cercano. ?El tema del pase del subte le sirvió a Mauricio para iniciar su campaña presidencial hacia 2015 y posicionarse como el único opositor de peso que les puede ganar a los K. Y por eso su estrategia fue enfrentarse, devolviéndoles los subterráneos, para demostrar que él les ponía un freno a lo que consideraba la política del atropello y las órdenes inconsultas con las que la administración kirchnerista trata a todos los mandatarios del país. Macri sabe que tendrá que hacerse cargo del subte sí o sí, pero utilizó el tema para poner en el centro de la escena que solo existía una alternativa futura a ese modelo y que él la representaba?, le explicó a Noticias Urbanas un político muy cercano al jefe de Gobierno, al revelar la trama que se escondía detrás de la negativa Pro de hacerse cargo del servicio.
?El problema real ?añadió la fuente? que representa el pase es la cantidad de policías que se necesitan para custodiar las 94 estaciones. En caso de precisarse dos efectivos por cada una, serían 188 hombres. Si se optimizara la tarea con tres por estación, serían 282. Y Macri no dispone de esos reemplazos libres en la Metropolitana. El otro tema es el de mejorar las unidades para evitar cualquier accidente?.
Los K leyeron la conferencia de prensa que el jefe porteño realizó en la sede del Palacio de Gobierno, ubicado en Bolívar 1, la tarde del miércoles 29 de febrero, en que anunció la devolución de los subtes, como una jugada sucia que ninguna excusa política justificaría. ?Para Cristina el momento elegido por Macri para hacer el anuncio fue un golpe bajo, ya que el hecho ocurrió a una semana de la tragedia ferroviaria de Once, donde murieron 51 personas. Todo el gobierno se encontraba sumergido en el problema que le ocasionó el accidente. A eso se sumó que Macri puso como uno de los argumentos de su decisión que luego de la tragedia se dio cuenta de que la seguridad en los subtes no era la adecuada, dando a entender que en cualquier momento podía suceder un hecho similar en los subterráneos. Lo que terminó por exasperar a la Presidenta fueron las acusaciones de ?mentirosa? que los Pro le endilgaron los días posteriores. Cristina no quiere ni verlo a Macri. Llamarla mentirosa no solo la enfureció sino que hizo enojar de la peor manera a (su hijo) Máximo. Y una vez que se les pasó la calentura decidieron que la relación con Macri no tenía retorno?, explicó a Noticias Urbanas un funcionario kirchnerista del Ministerio de Seguridad. Según esta versión, Cristina les ordenó a sus ministros que le tiraran con todo al líder de Pro y esto excedía el tema del subte.
Este semanario adelantó en la nota ?Ahora mueven las negras?, publicada en la anterior edición, que los K realizarán una avanzada judicial contra Macri, que incluirá el subte, la causa de las escuchas ilegales en la que el jefe de Gobierno está procesado y el caso que involucra al publicista ecuatoriano Jaime Durán Barba de campaña sucia telefónica contra el senador nacional Daniel Filmus, cuando este competía con Macri por la Jefatura de Gobierno.
A eso se sumará el retiro de más efectivos de la Policía Federal en destinos porteños. En especial se estudia la posibilidad de abandonar la seguridad de los estadios de fútbol, situación que pondría a la administración de la Ciudad entre la espada y la pared, ya que no cuenta, ni por asomo, con los policías necesarios para esos reemplazos.
Hábil de reflejos, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, entendió al instante la jugada del jefe porteño de posicionarse como el más sólido opositor al kirchnerismo, por lo que el jueves 1 de marzo, cuando inauguró las sesiones ordinarias de la Legislatura bonaerense, le dedicó un párrafo de su discurso a Macri y no precisamente para elogiarlo sino todo lo contrario. ?Solicito al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que se haga cargo de la aplicación de la Ley de Basura Cero y la implementación en su territorio de nuevas tecnologías en el tratamiento de los residuos que vuelcan diariamente en la provincia?, señaló Scioli al acusar al mandatario vecino de arrojar la basura de los porteños en su territorio.
Pero eso no fue todo: el martes de esta semana, Scioli mantuvo una reunión con 18 intendentes, que aprovechó para referirse al conflicto del subte que enfrenta a la Nación y la Ciudad y no dudó en ponerse del lado de Cristina, criticando el accionar de Macri. ?Los intendentes se ponen al frente de los problemas sin excusas ni espíritu de queja, y la administración y resolución de los problemas es una tarea de los gobiernos locales, tendencia que se ve reflejada en todo el mundo?, señaló en obvia alusión a la negativa de Mauricio de no aceptar su responsabilidad como gobernante en el tema del subte, servicio que funciona exclusivamente en la Capital Federal.
Por si hacía falta dejar más claro a quién se refería, uno de sus laderos, el intendente de Florencio Varela, Julio Pereyra, que participó del encuentro con el gobernador, agregó: ?Conociéndolo a Macri, ya sabemos cómo actúa. No asume las responsabilidades. Si está dentro de la Ciudad de Buenos Aires, Macri tiene la obligación de hacerse cargo del subte?.
Con estas declaraciones Scioli le marcó la cancha a Macri, un rival directo para 2015, que además comparte un perfil de centroderecha con el bonaerense, lo que lo hace más peligroso para sus futuras chances presidenciales. ?Pelean por el mismo electorado, pero Daniel tiene una ventaja y es que está dentro del peronismo y tiene una estructura propia que, en el tiempo, lo avalaría en todo el país. A eso hay que sumarle una mayor aceptación popular, y una postura más moderada, popular y dialoguista que le posibilita ampliar su caudal de votos y no quedarse solo con la centroderecha peronista. Con su toma de posición pública en el caso de los subtes, Scioli le demostró a Macri que los K no son el único enemigo político a vencer si quiere ganar en 2015?, le manifestó a NU un funcionario sciolista.
Pero la historia que desencadenó la pela política entre el Pro y el kirchnerismo tiene un origen concreto. El inicio de las hostilidades entre Nación y Ciudad salieron a la luz en las negociaciones que posibilitaron la firma del Acta Acuerdo del traspaso, en el mes de diciembre de 2011. Cada cuestión que se ponía en la mesa provocaba una pelea entre ambas partes. Por eso las reuniones fueron difíciles y los encuentros se prolongaron durante casi un mes. Finalmente, el martes 3 de enero, el ministro de Planificación Federal de la Nación, Julio de Vido, y Macri firmaron un Acta Acuerdo entre ambas administraciones, que contenía cinco puntos básicos. Los cuatro iniciales ?el quinto es de orden estrictamente técnico? son los más importantes. En el primero, la Ciudad ratifica la decisión de aceptar la transferencia de la red de subterráneos; en el segundo, la Ciudad asume el control y la fiscalización total del contrato de concesión con la empresa Metrovías; en el tercero, la Nación se compromete ante la Ciudad a pagar, en concepto de subsidios, 360 millones de pesos en un plazo de 12 meses y a través de 12 cuotas de 30 millones de pesos por mes. Esto significaba que de los 720 millones de pesos anuales que la Nación le destinaba a la concesionaria en concepto de subsidio, la administración nacional se comprometía a pagar durante el primer año de la transferencia la mitad de esa suma, mientras que la otra mitad la debía aportar el gobierno porteño. Además, la Ciudad se comprometió, en caso de que sobrara dinero, a utilizarlo en inversiones para mejorar el servicio de pasajeros. Por último, en el cuarto punto, los firmantes acordaron, a través de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) y de Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado (Sbase), a poner en regla la situación jurídica que avalara la transferencia en un plazo de 90 días. La firma de la transferencia posibilitó que el Gobierno porteño, el miércoles 4 de enero, decretara la suba del pasaje de subte, a partir del viernes 6, de 1,10 pesos a 2,50, lo que significó un incremento del 127 por ciento.
A la hora de devolver el control de los subterráneos, ese último hecho le jugó en contra a Macri. Porque antes de analizar la situación en la que se encontraba el servicio, realizó la suba y con esa acción se hizo cargo en los hechos del control del servicio de transporte.
?La gente apoyó a Mauricio en lo concerniente a las críticas que hizo sobre la seguridad de los vagones que transportan a los usuarios, en sus quejas por la forma imperativa y rápida con que la Nación lo obligó a hacerse cargo de todo y en llamar la atención sobre el mal servicio que se presta, pero tomó a mal que luego de aumentar el boleto decidiera desprenderse de los subterráneos sin bajar aunque sea un poco la tarifa. Porque, en definitiva, lo único concreto que hizo mientras la Ciudad administró el transporte bajo tierra fue incrementar el pasaje. Y eso se ve reflejado en las encuestas recientes que se realizaron para saber la opinión de los vecinos sobre quién tiene la razón en el conflicto del traspaso, donde una mayoría no aprueba lo hecho por el Macri?, le señaló a este medio en off un analista y publicista político que trabaja para el Pro.
Otros datos que debilitan la posición macrista es que el subte depende de la Ciudad y así lo establece la propia Constitución porteña. También, su excusa de que el pase todavía no se había realizado es desacertada, ya que para la mayoría de los abogados constitucionalistas en el Acta de Acuerdo que firmó con De Vido se deja en claro que la Ciudad se hizo cargo del servicio a partir del 3 de enero. Tampoco, la explicación de que el acuerdo debía ser refrendado por la Legislatura, ya que en el año 2000 los legisladores porteños avalaron el pase de los subterráneos a la Ciudad.
Estos errores motivaron que un grupo de políticos de Pro, en especial los diputados nacionales que lidera el jefe de bloque en el Congreso, Federico Pinedo, luego de realizar declaraciones públicas a favor de su jefe, se llamaran a silencio una vez enterados de los desaciertos del Jefe de Gobierno. ?Tiene que sentarse a dialogar con la Nación y aceptar el traspaso porque esto es lo que le corresponde y lo que dice la ley. No podemos defender lo indefendible y lo que le está exigiendo la gente?, le dijo a Noticias Urbanas un asesor legislativo del Pro, al comentar la posición de Pinedo y compañía, un día después de que la Ciudad recurriera a la Justicia para solicitar un recurso de no innovar y así bloquear que la Nación lo obligue a hacerse cargo del subte. Sin embargo, Mauricio ya logró lo que quería: posicionarse como el único rival de fuste a los K. Y que la propia Cristina aceptara eso.