La legisladora de Izquierda Unida Vilma Ripoll había denunciado, durante la sesión del jueves 23, que el primer coliseo argentino está desfinanciado, que el dinero de los abonos no vuelve al teatro, que nadie sabe qué pasa con la plata que se recibe de los alquileres de las salas y que el Colón está siendo utilizado para negocios personales, como lo serían las degustaciónes de champagne que se harían en sus salas. Menos esta última acusación, sobre la que prefirieron no referirse, desde la dirección del teatro negaron una a una todas las acusasiones.
"El teatro Colón -dijeron sus autoridades- no sólo no se encuentra en un ‘estado terminal’, como por algún extraño motivo desean algunos, sino que ha incrementado sustancialmente su público y su nivel de oferta artística, con producciones propias y una participación de artistas argentinos sin precedentes. Paralelamente, las obras del Plan Maestro de restauración y puesta al día del edificio y su equipamiento técnico, adjudicadas por licitación, se están realizando a todo tren sin interrumpir la temporada".
La diputada porteña había indicado: "Lejos de la pretensión de las actuales autoridades de que ‘todo marcha bien’, de que la gestión es exitosa y de que ‘la casa está en orden’, la realidad es otra muy diferente: el teatro se encuentra absolutamente desfinanciado, sin los insumos mínimos para realizar su propia producción, sin stock de materiales y totalmente flexibilizado".
"Los compañeros denunciaron que (Jorge)Telerman se comprometió a que las ventas de abonos volverían al teatro para la producción, más allá de la cuenta única. Sin embargo, jamás vieron un peso. Tampoco se realizan licitaciones, y todo es compra directa. Nadie sabe a dónde fueron a parar los 9 millones de abonos que se recolectaron, así como se desconoce el destino que se les dio a los entre 150.000 a 200.000 pesos correspondientes a las visitas guiadas. También ingresa dinero por el alquiler de la sala a terceros y por alquileres de espacios, que se cobra vía Fundación, que hace el papel de agente financiero para evitar que la plata vaya al Tesoro. Sin embargo, la Fundación, que debería haberlo devuelto, nunca lo hizo", había señalado Ripoll.
Desde la dirección del primer coliseo replicaron: "Que el Colón no está desfinanciado y que el dinero de la boletería y la venta de abonos regresa al teatro, lo demuestran precisamente las funciones de todos los días, que objetivamente no podrían realizarse sin esos recursos económicos y sin los insumos necesarios. Los recursos aportados por la Fundación y los arriendos a terceros están documentados como corresponde".
"Como balance de gestión -había dicho la legisladora-, presentan la cantidad de público asistente a las distintas propuestas y a la variada oferta en materia de espectáculos. En realidad, el mensaje con el que nos topamos es ‘tanto podés pagar, tanto podés acceder’, que ofrece y determina las diferencias de calidad de acuerdo con el poder adquisitivo del ciudadano, en una clara asimilación de los valores artísticos y culturales a las leyes del mercado".
Además, Ripoll había alertado: "Cada vez que en este país había que privatizar algo, primero se lo vaciaba para justificar la privatización. En ese marco, se encuentra la proliferación de los negocios con fondos públicos como singular modo de encubrir la privatización de la producción artística, que necesariamente conlleva la actual desarticulación de la estabilidad laboral y la flexibilización de las condiciones de trabajo. Tal es el modelo de la Sociedad del Estado, una figura jurídica que institucionaliza la transición que inequívocamente concluye en la consagración del rédito económico privado como realización del Estado en este ámbito".
"En cuanto al supuesto y fantasmático proyecto de convertir al Colón en sociedad de Estado o privatizarlo, es muy clara y conocida la posición en los dichos y en los hechos de la Secretaría de Cultura y de la Dirección del Teatro en defensa del Colón como un bien común cultural estatal, con sus puertas bien abiertas a su verdadero dueño, el pueblo que lo sostiene económicamente a través del pago de impuestos y la compra de entradas", afirmaron las autoridades del Colón.
DEGUSTACIONES EN EL COLÓN Y ALGO MÁS
"Luego de finalizar el megaconcierto de Marta Argerich, los directivos y funcionarios de la casa se disfrazaron con la ropa de las óperas del teatro, se maquillaron y salieron al escenario en una señal de impunidad vergonzosa, en un festival que había gerenciado la Fundación. Tengo aquí el programa por el cual invitan a que la gente vaya y se disfrace, intentando de esta forma popularizar al Colón. Además, ceden las instalaciones del teatro para realizar un evento enológico con degustación incluida", había expresado Ripoll.
En este sentido, también la legisladora reelecta había puntualizado: "Guillermo Elazar, jefe de gabinete de asesores; y Pablo Batalla, administrador general, son dueños de Follia Restaurant y representantes de Chandon. Cuando hay grandes eventos, cuando las entradas son muy importantes, hacen degustaciones de Chandon en el teatro. Trabajan junto con Jorge Sansoni, que es el jefe de Sala del Teatro Colón, socio de Batalla y seguridad del boliche donde son socios los otros dos".