Del 7 al 18 de abril la Ciudad será nuevamente sede del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI), esta vez, en su décimo segunda edición. Ante un panorama auspicioso, de numerosas funciones con entradas agotadas, Eduardo Antín, más conocido como Quintín y responsable del festival entre 2001 y 2004, afirmó el viernes en Radio Palermo, al programa ?Final del juego?, sobre la propuesta de este año: ?Lo interesante del Bafici es que pasa películas de las que nadie oyó hablar. Pero en esta oportunidad, creo que lo interesante no es tanto ver el trabajo de un director, sino un ciclo de documentales chinos, llamado ?Focos y Retros / Foco Visiones radicales desde China?. Me parece que se podrá ver algo de un país sobre el cual hay mucho mito. Uno quiere saber cómo se hace cine en un lugar donde, por ejemplo, censuran a Google. Me da la sensación de que si vemos esos documentales vamos a entender mucho más lo que está pasando en China, que es como entender lo que está pasando en el mundo. Entonces el Bafici servirá una vez más como un instrumento de aprendizaje?.
Además, el ex director de la revista El amante, se refirió a la importancia del surgimiento de la iniciativa local de cine independiente. ?El Bafici empezó en el 99 cuando no había festivales de cine en Buenos Aires, no existía el DVD e Internet no era todavía un lugar de donde sacar películas. Entonces, de pronto, en una ciudad que tenía un consumo de cine comercial muy marcado aparece una explosión de cine alternativo que no se veía, justamente, en las salas comerciales, creando un público inmediatamente. Así, se demostró que había una demanda por ese tipo de cine, que después se fue consolidando. Es más ? consideró Quintín ? son más las películas que se ven en el Bafici que las que se estrenan el resto del año?.
?La experiencia de ver cine en una sala sigue siendo incomparable, por lo comunitario y la sensualidad que lleva implícita. Tener que bajarse una película de internet y verla en la computadora, con auriculares, encerrado en una pieza, es terrible?, siguió el reconocido crítico acerca de la principal bondad del séptimo arte y, por añadidura, del festival.
Respecto al público de la propuesta que ya es todo un ícono porteño, Quintín explicó: ?En términos generales, la experiencia de vanguardia, en este caso, de cine alternativo, cuenta con cinéfilos duros, que son los que en principio sostienen y legitiman tal experiencia. Después, en su periferia, está el público esnob en un sentido positivo: aquellos que escuchan de parte de cinéfilos conocidos que hay algo que está bueno. En definitiva, nada como un festival de cine independiente puede subsistir sin una proporción importante de público esnob. Y en cuanto a las edades, habría dos franjas: adolescentes y jóvenes, de 15 a 30, y la gente de más de 50. La franja del medio es más bien la que consume la última película de Campanella (?El secreto de sus ojos?)?.
?Quisiera que el Bafici no se politice, que no sea parte de una batalla entre macristas y antimacristas?, expresó en ?Final del juego?. ?El festival atravesó heroicamente todos estos años sin ser un botín de guerra de lo extracinematográfico. Y ahora ? precisó? lo mejor que puede hacer el macrismo es no imprimirle su sello particular. Todos los gobiernos prometieron que el Bafici iba a tener una autarquía y hasta ahora eso ocurrió de casualidad?.
Por último, Quintín también analizó la escena actual del cine nacional, al margen de la experiencia Bafici. ?Uno podría decir que atraviesa un excelente momento: se hacen muchas películas, se ganan Oscars, hay una industria institucionalizada. Ahora, esto no produce buenas películas. Al contrario: estamos en una época de cine muy mediocre. Así, el Oscar a Campanella me parece una desgracia. Provoca la idea de que hay que hacer cine de gran presupuesto, con actores muy conocidos y que ese es el verdadero cine que el público quiere. Justamente el Bafici siempre fue un bastión contra ese pensamiento populista en materia cinematográfica?, concluyó.