La renuncia del presidente del Mercado Central, Sergio Bugallo, representante de la Provincia de Buenos Aires, producto de un acuerdo entre Felipe Solá y Alberto Balestrini, no sólo no trajo la paz sino que incrementó aún mas la crisis por la que atraviesa el organismo. En enero de este año, con el país en llamas, éstas alcanzaron el Mercado Central con un furibundo combate por alimentos que se desarrolló dentro del mismo predio. Solá y Aníbal Ibarra, ante la ausencia del Estado Nacional, se reunieron ese mismo día y acordaron reducir los directores a la mitad como primer medida y la reducción de algunos gastos menores.
Ese paraíso fiscal que es el Mercado, dónde no se pagan Ingresos Brutos, ni rentas ni ningún tipo de impuestos, parece haber entrado en la recta final de lo que alguna vez quiso ser un modelo concentrador y de abaratamiento de las frutas y verduras. La feria de los escándalos, los contratos con carísimas consultoras, la superpoblación de personal con muy buenos sueldos (ahora bajados), algunas compras no muy claras y una licitación del Plan Maestro a la que nadie se atreve a ponerle la firma son algunas de las peculiaridades de este Ente.
Con la renuncia de Bugallo, quedaron dos directores, Ricardo Vago (ex Grupo de los Ocho) en representación de la Ciudad y Rodolfo Félix Carabello por la Nación, un hombre de estrechísima relación con el presidente Eduardo Duhalde y su mujer "Chiche" al punto que es el padrino de su hija María Eva. Carabello fue el autor intelectual de la famosa "super sopa" que quiso implementar la primera dama, algo irrealizable ya que nunca se puede calcular con exactitud el excedente en buen estado de las verduras. Según fuentes de los operadores, algunas veces puede alcanzar para 15.000 raciones y otras para 50.000, pero eso sólo se sabe en el momento. Lo que no fue impedimento para que el Mercado adquiriera la "máquina sopera" en alrededor de 400.000 dólares y hoy dueme el sueño de los justos.
El partido de la Matanza siempre miró al Mercado con cariño pero rara vez le pudo sacar algo. Recién ahora con la gestión Balestrini, lograron colocar a Bugallo, un ex vicepresidente del Grupo BAPRO, que renunció poco después que su asesor Héctor Ferraro (del mismo grupo) fuera incriminado por supuestas irregularidades en un programa televisivo.
Pero Bugallo alcanzó a nombrar al asesor letrado del Mercado, el Dr. Gustavo Etcharri (hombre de Balestrini) quién en su primer movimiento pidió los antecedentes impositivos del Ente con el municipio de la Matanza. Incluso la semana pasada sonaba con fuerza una de las primeras espadas políticas del gabinete de Balestrini, como sucesor de Bugallo. Pero aunque reside en La Plata, Bugallo no resignó su firma aunque no tenga reemplazante ya que no le dará ese "gusto" a Duhalde, dejando que rubrique las decisiones Félix Carabello.
La Ciudad mientras tanto espera, sin mucho juego ni proyecto, que es lo que pasará con la interna provincial que hoy sobrevuela el directorio. Vago, como otro dato de la injerencia de la zona, tiene como asesor a un conocido puntero frepasista de La Matanza. La síndico puesta por los porteños, Valeria Toscano, tiene la vista fija en cualquier dictamen que emita Etcharri en beneficio de la intendencia local, salvo que Ciudad y Provincia lleguen a un acuerdo, materializando las palabras de Felipe en aquélla cumbre, cuando se refirió al jefe de Gobierno como "el amigo y compañero Aníbal".
Mientras tanto las 366 hectáreas que licitara la anterior conducción y ganaran los catalanes del Mercado de Barcelona, se encuentra parada a la espera que el Mercado encuentre quién se anime a firmar la adjudicación, mientras transita la segunda prórroga solicitada de 90 días. Las condiciones del país cambiaron lo suficiente para que las dudas sobre la realización del Plan Maestro aumenten. El Mercado tiene un futuro incierto pero cada vez más ligado al municipio que lo alberga.