Más basura que pajaritos

Más basura que pajaritos

La demora en “descacharrizar” y parquizar un predio debajo de la autopista que une la 9 de Julio con Avellaneda, y la decisión de emplazar allí un espacio de reciclado de residuos urbanos, enajenó la voluntad de varios vecinos de Barracas.


Vecinos de Barracas se sienten defraudados y protestan porque el Gobierno de la Ciudad, en lugar de hacer un parque, instaló un centro de reciclado y compactación de residuos en el extenso predio situado debajo de la autopista que une la avenida 9 de Julio con Avellaneda, en una zona calificada técnicamente como Urbanización Parque (UP).
El terreno, ubicado entre la avenida Montes de Oca y Herrera, que corren paralelas a la autopista, y las calles Río Cuarto y Osvaldo Cruz, cerca del Riachuelo, fue el depósito judicial de centenares de automotores dejados allí por personal de comisarías de La Boca y Barracas.

Las protestas de los vecinos consiguieron hace alrededor de dos años que las autoridades porteñas comenzaran cansinamente a removerlos, pero, a fines del invierno pasado, en parte del terreno comenzó a funcionar un centro de reciclado de residuos, espacio que cuadra en lo que el Gobierno porteño denomina ?centros verdes?, donde se acopian, seleccionan, clasifican y enfardan residuos urbanos sólidos para su venta a la industria.

?Estábamos pendientes de la construcción de un parque, de una plaza, tal como nos prometieron muchas veces y corresponde hacer. Es por esto que nos oponemos a que se instale en ese lugar un centro de reciclado de residuos, algo que la calificación UP no permite?, dijo a Noticias Urbanas Pablo Gassman, de 31 años, uno de los vecinos más activos en los reclamos.

El movimiento de protesta se desató a partir de una reunión celebrada en el CGP Nº 4, en la que el ingeniero Pablo José Fornieles, director general de Reciclado del Gobierno porteño, presentó el proyecto actualmente en ejecución. En ese momento, Fornieles fue abucheado por vecinos muy enojados que no le dejaron terminar su exposición, según narró Gassman.

Gracias al comentario que Silvia López dejó en un blog (www.protegerbarracas.blogspot.com), Gassman se puso en contacto con ella, quien es una de las más perseverantes de los vecinos que desde hace años reclaman la ?descacharrización? del predio y su conversión en parque. A partir de la convocatoria de ambos, fueron sumándose otros vecinos ?como Graciela Pantuso y Víctor Traub? y luego otros, a través de las diferentes reuniones ?tres hasta ahora? que se celebraron en el club Santa Lucía.

Un mes atrás, el ministro de Ambiente y Espacio Público Juan Pablo Piccardo había recibido, en compañía de Fornieles y del titular del CGP Nº 4, el properonista Jorge Apreda, a una delegación de vecinos a los que, antes de despedirlos, les dijo que si encontraban un depósito vacío apto para poner el centro de reciclado de residuos, no tendría inconvenientes en mudarlo.

?Como indica su nombre, desde sus orígenes Barracas es un barrio lleno de depósitos y, estando como están tantos vacíos, no puedo entender como a ninguna inmobiliaria parece interesarle alquilarle uno al Gobierno de la Ciudad, y cómo Fornieles asegura que no pudo conseguir ninguno?, precisó Gassman.

Entretanto, ante el reclamo de los vecinos por la acumulación de autos judicializados en los que se acumula agua de lluvia propiciando el desarrollo de larvas de mosquitos potencialmente transmisores del dengue, el Gobierno porteño comenzó a ubicarlos debajo de la autopista, guarecidos de la lluvia.

Además, fuentes del Ejecutivo indicaron que necesitarían alrededor de dos años para mudar del lugar los obradores de tres empresas concesionarias, una de las cuales sería de la constructora Gualtieri, según pudo averiguar Noticias Urbanas in situ.

En cuanto al tema de fondo, el artículo 8.2.1.9 del Código de Planeamiento Urbano sobre nuevos espacios verdes linderos a las trazas de las autopistas, parece muy claro al disponer en su inciso A que ?Los sobrantes de parcelas adquiridas por el Gobierno para abrir las trazas de las autopistas serán englobados y las nuevas parcelas resultantes del englobamiento parcelario quedarán sujetas a zonificación UP, debiendo ser desarrolladas mediante urbanización paisajística como espacios verdes, incluyendo en ellos instalaciones deportivas y recreativas al aire libre para uso recreativo vecinal?.

Sin embargo, según Piccardo y Fornieles, la normativa vigente no les impide instalar el ?centro verde?. ?Aseguran al respecto que hicieron un estudio de impacto ambiental y que cumplieron todos los pasos legales para ello?, señaló Gassman.

?Es más, los funcionarios dicen que están obligados por ley a instalar estos centros y que los mismos serán abiertos en varios lados de la Capital?, agregó. Según un relevamiento hecho por Noticias Urbanas, estarían funcionando al menos otros dos centros, uno en Floresta y otro en la avenida (sin salida) Comodoro Rivadavia, que separa la antigua ESMA de la cancha de Defensores de Belgrano.

NU logró ponerse en contacto con el ingeniero Fournieles, quien declinó hacer declaraciones argumentando que son centralizadas por el ministro Piccardo y sus voceros. Precisamente, fuentes del Ministerio de Ambiente y Espacio Público defendieron la instalación de ?centros verdes? argumentando que ayudan a mantener la limpieza de la Ciudad, a reducir la cantidad de basura a enterrar en rellenos sanitarios de la provincia y a regularizar la situación de los cartoneros como recicladores públicos con derechos laborales y cobertura médica.

Todas las noches a partir de las 12 comienzan a llegar al predio de Barracas ?que antes de esa hora permanece cerrado? unos 40 cartoneros en un colectivo verde. También llegan, en camiones, los volquetes en los que traen los materiales que han colectado en el Microcentro, el lugar más rico en desechos de papel y cartón de toda la urbe. Hace no muchos años, los cartoneros que laboraban en esa zona acampaban por las noches en el amplio espacio que está sobre esa misma autopista pero en sus inicios, más de veinte cuadras hacia el norte, entre la estación Constitución del Ferrocarril Roca y el hospital Pedro de Elizalde, la antigua Casa Cuna, donde comienza la avenida Montes de Oca. Lo hacían por las bravas, sin un lugar donde poder higienizarse ni hacer sus necesidades. Alguna vez, fueron duramente reprimidos por la policía.

Precisamente, uno de los argumentos del Gobierno porteño es que en su actual ubicación, el trabajo de los cartoneros no genera ruidos molestos que turben el sueño de los vecinos ni tampoco suciedad, porque los materiales ?no pasan ahí más de 24 horas? hasta que se comercializan.

Gassman lo recordó, y le interesó destacar que no tiene nada contra los cartoneros, cuyo trabajo considera beneficioso para la sociedad, pero insistió en que en el predio de Barracas debe haber un parque o instalaciones deportivas para el disfrute de los vecinos. Y tras comentar que alguna vez Macri trató a los cartoneros de ?ladrones? por disponer libremente de una basura que, enfatizó, le pertenece a la Ciudad, puntualizó que ?es un misterio? saber quién se beneficia con ese comercio.

Fornieles es un empresario de reciclado de papeles, cartones, plásticos y fuentes. En febrero de 2008 renunció al cargo en el Ejecutivo, no por incompatibilidad (estar de los dos lados del mostrador) sino por diferencias respecto a cómo resolver la crisis provocada por la desaparición del llamado ?tren blanco?, que llevaba a los cartoneros y su colecta diaria hasta los basurales de José León Suárez.

Sin embargo, con la venia de su superior, el ministro Piccardo, retuvo las riendas de las políticas para el sector como simple ?asesor? durante cinco meses, hasta que, ya en agosto y con el claro respaldo de Gabriela Michetti, reasumió el puesto.

El terreno objeto de polémica queda al final del corredor que bordea la autopista 9 de Julio Sur (oficialmente, Arturo Frondizi) sobre el que el Gobierno porteño viene realizando distintos trabajos para mejorar los espacios públicos. La segunda etapa de la obra, entre Finochietto y Lamadrid, está casi terminada, pero el último tramo, que termina en el Riachuelo, aún no fue licitado.

?Es un lugar lleno de chatarra, como puede observarse tanto si se sale de la autopista en la última bajada antes de cruzar a Avellaneda, como si se viene de Avellaneda y se toma la primera salida?, expuso Gassman. ?Hacia Avellaneda puede verse también que han hecho un tinglado techándolo al mismo nivel de la autopista, lo que también infringe las normas?, agregó.

Los vecinos acudieron en busca de apoyo a la comisión de Planeamiento Urbano de la Legislatura, donde fueron recibidos por la directora, Bárbara Rosen. Allí encontraron comprensión y apoyo ?comentó Gassman? en diputados que, desgraciadamente, están terminando sus mandatos, como Marcelo Meis (de Corriente de Convergencia Federal, vinculado a Ricardo López Murphy) y Teresa de Anchorena (en tránsito de la Coalición Cívica al radicalismo), quienes prometieron empeñarse en gestiones de última hora.
La construcción de la autopista que conecta el centro porteño con Avellaneda, entre fines de los 70 y comienzos de los 80, bajo la égida del fallecido brigadier Osvaldo Cacciatore, intendente de la dictadura a quien el jefe de Gobierno Mauricio Macri dijo admirar, partió en dos el barrio de Barracas, generando mucho espacio ocioso debajo de él y a sus costados a causa de la erradicación compulsiva de miles de familias, cuyo dolor recuerda una placa en la avenida Suárez, justo debajo de la autopista (sobre la mano más cercana al centro).

Silvia López le escribió una carta a Macri en la que le expresó su indignación por un nuevo ?atropello sufrido? por vecinos que ?siempre? han participado y colaborado en la mejora del barrio, y que han sido dejados de lado a la hora de tomar una decisión arbitraria.

?Desde hace 30 años y hasta hoy seguimos padeciendo el atropello con que se gestó esta autopista, donde un señor con una piqueta destruyó muchas casas, entre ellas la mía.? Y añadió López: ?Ahora, usando los mismos métodos, en forma unilateral e inconsulta, nos quieren imponer esto cuando los vecinos venimos exigiendo la parquización del predio?.

Los vecinos sostuvieron a coro que se considera a Barracas ?el patio trasero? de la Ciudad, y que es impensable que los residuos urbanos del Microcentro se concentren y clasifiquen en zonas más céntricas. ?Por ejemplo, en Recoleta o Puerto Madero?, ironizaron a coro Gassman y López. López también recordó que estuvo en reuniones con Macri; con el secretario general de su gobierno, Marcos Peña; con el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta; el director general de Concesiones, Javier Solari Costa; el director de Proyectos Urbanos y Arquitectura, Miguel Ortemberg; con funcionarios de AUSA, y con Jorge Apreda, donde ?se planteó la realización en estos predios de espacios de uso público, plazas, polideportivos? y otros emprendimientos que mejorarían la seguridad y calidad de vida de los vecinos.

Las reuniones que se suelen celebrar en el club Santa Lucía son heterogéneas y a veces tumultuosas. Ya hubo quienes postularon pasar a la acción directa, impidiendo la entrada de camiones, volquetes y recicladores. A su vez, entre los participantes hay posiciones progresistas ?como las hasta aquí reseñadas? y otras también mezcladas y bastante confusas, como las de un nada homogéneo grupo de punteros y ex militantes radicales. Incluso hay algunas que tienen aroma a vainilla. A Micky Vainilla.

Gassman hubiera preferido una consigna propositiva y bucólica, a favor del parque con pajaritos, pero la asamblea votó la más simple y comprensible, aunque imprecisa: ?No al basurero en Barracas?. Al fin y al cabo, comentó resignado Gassman, es ?basurero? como llaman al ?centro verde? muchos funcionarios del PRO en sus conversaciones bis a bis.
En definitiva, la consigna parece tan contundente como un directo a la mandíbula. Unas tres mil personas ya la firmaron, estimó Gassman.

(NOTA ORIGINALMENTE PUBLICADA EN EL SEMANARIO NOTICIAS URBANAS Nº 217, DEL 03/12/09).

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