Finalmente, el hoy ex secretario de Hacienda y Finanzas de la Ciudad de Buenos Aires, el radical Miguel Ángel Pesce, pasará a desempeñarse como representante del Ministerio de Economía ante el Banco Central y como presidente del Fondo Fiduciario para la Reconstrucción de Empresas.
En la función que desempeñará en el Banco Central, el ex funcionario porteño tendrá voz pero no tendrá voto. En cuanto al Fondo Fiduciario que presidirá, es la prolongación del que se formó en los tiempos de la crisis del Tequila, que se formó para acudir en auxilio de las empresas que se habían endeudado en dólares en el exterior. Ambos cargos fueron desempeñados hasta hace poco tiempo por el que será el jefe inmediato de Pesce y quien lo convocó a su nueva función, el secretario de Finanzas de la Nación, Guillermo Nielsen.
UNA HISTORIA COMPLICADA
Pesce llevaba cinco años trabajando en el Gobierno de la Ciudad, ya que asumió como subsecretario de Gestión y Administración Financiera el tres de junio de 1998, durante la administración de la Rúa. El seis de agosto de 2000, asumió -el día que Ibarra inició su gestión- el cargo de secretario de Hacienda y Finanzas que termina de abandonar.
En los últimos tiempos, la posición del funcionario saliente -que en la interna radical que se realizó el seis de abril último acompañó a Caram en la lista que ganó- se complicó seriamente a partir de la "jihad" que desató este último contra Ibarra. Es así como a menudo Pesce debió efectuar ejercicios de dialéctica similares a los que practican los equilibristas sobre el abismo, para explicar las actitudes de su correligionario.
Pesce -según cuentan sus íntimos- quiere ser recordado como el funcionario que logró recuperar el índice porcentual de la coparticipación federal para la Ciudad de Buenos Aires que, paradójicamente, perdió en los tiempos de la administración del también radical Facundo Suárez Lastra.
Dos de los tres puntos más importantes de su gestión fueron la renegociación de las deuda externa de la Ciudad y la creación del Fondo de Emergancia que, acumulado durante el 2001 -el año en que la crisis estalló-, permitió enfrentar el 2002 sin emitir cuasimoneda y con los salarios al día. El tercer punto en el que el éxito acompañó a Pesce fue su firme posición de no lanzar al mercado el Bono Porteño, que hubiera disminuido la calificación de la Ciudad por parte de las calificadoras de riesgo, que finalmente ayudó a conseguir una baja en los intereses de la deuda externa porteña.
Los colaboradores más cercanos del ex secretario relatan también que éste protagonizó una paradójica circunstancia. Pesce piensa que el ordenamiento de las finanzas, una tarea en la que su aporte fue fundamental, muy probablemente le permita a Ibarra ganar una elección fundamental, que lo encontrará a él mismo en la trinchera opuesta.
Cuando se terminaba el día, Cristian Caram, espada en mano, seguía peleando su guerra. "Pesce logró salvar al Gobierno de la Ciudad, incluso a veces contra la opinión de Ibarra, sacando a la comuna del default, pagando puntualmente todos los sueldos y no emitiendo bonos", bramó.
Finalmente, el irreductible candidato a jefe de Gobierno porteño por la Unión Cívica Radical, clavó su arma en el costado más sensible del actual titular del ejecutivo porteño: "Ibarra perdió al funcionario que garantizó lo poco bueno que en su gobierno hoy puede mostrar".