CLINS (O LA RUTA EN MARCHA), de Claude Rabant
Homo Sapiens
El psicoanálisis habla de cosas muy simples y muy radicales: el placer, el amor, la muerte, el incesto. Pero les da esa dimensión del decir que se llama: el inconsciente. ¿Hasta qué punto esa dimensión ha creado en nuestra cultura un irreversible?¿Y hasta qué punto ese irreversible sigue siendo para nosotros el origen de una esperanza, la fuente de un porvenir? Hoy en día tenemos que retomar y desarrollar una triple pregunta: ¿Cuáles son los verdaderos desafíos del psicoanálisis?¿Cuáles son sus operadores concretos?¿Cuáles son, más allá de sus conceptos y sus ideales, los significantes que lo organizan y lo enraízan en el conjunto más amplio de las prácticas? Podemos agrupar sus desafíos en haces alrededor de una fórmula cuyo alcance solamente se puede establecer en el acto analítico mismo: dar razón a la locura. No estamos locos por un simple sin-sentido, sino por una razón de lenguaje. Es por ese desorden entonces que puede venir a lo racional un soplo de verdad. Ahora bien, la locura debe ponerse en plural. No solamente en sus formas sino en su deriva histórica
DE LO POLITICO A LO IMPOLITICO, de Luis Tudanca
Grama Editorial
Pueden leerse como síntoma una diversidad de situaciones cotidianas donde el énfasis en lo que se subraya revela siempre el peso de la ideología: la manera en que se relatan las noticias en los medios, los análisis de las guerras, de la violencia casera, los avances de la ciencia, etcétera. Siempre se trata de un detalle, de un desliz. Pero hay otra perspectiva aún a tratar en la dimensión de síntoma de la ideología: el síntoma ideológico es goce y por lo tanto todo mensaje ideológico lo incluye. Este es un síntoma más silencioso, que no necesita de irrupción sino de complicidad muda para existir. No se trata de un agujero en lo social que muestra la falla estructural de la sociedad, sino de lo que sí funciona ininterrumpidamente y constituye al sistema social como tal. Se resume así: para todos la satisfacción total. Se aspira a eso y eso fracasa. Y la sociedad contemporánea provee a través de los objetos tecnológicos, los gadgets, una promesa de felicidad sostenida en el plus de goce.
