Ante una Legislatura colmada por sus futuros funcionarios, seguidores y muchos de los diputados electos de la ciudad, Mauricio Macri recibió de manos de Jorge Telerman el bastón de mando hecho por Pallarols. Intercambiaron sonrisas y se abrazaron. Pero no hubo mención alguna para el jefe de Gobierno actual en el discurso, algo que no cayó muy bien en algunos dirigentes del gobierno saliente. "Esto no es Kosovo y además le votaron todas las leyes" decían. Luego del bastón todo fue de Macri.
Pocos minutos antes de comenzar el discurso, Macri había jurado como jefe de gobierno porteño "por Dios, la Patria y los Santos Evangelios". La misma fórmula eligió la ahora vicejefa de gobierno, Gabriela Michetti ante el escribano general de Gobierno, Carlos Gaitán. El turno de gobierno de Macri empezará mañana lunes a las nueve de la mañana por lo que esta noche todavía manda Telerman. A esa hora, este lunes, estarán jurando los ministros del nuevo jefe de Gobierno.
Entre los presentes se encontraban su padre, Franco (al que se le escapó un lagrimón) y su joven novia Nuria, su madre Alicia Blanco Villegas, su amigo el misionero Ramón Puerta, Marcelo Araujo, Francisco De Narváez y su primo Jorge Macri, todos los ministros del futuro Gabinete y su jefe, Horacio Rodríguez Larreta, Jaime Durán Barba -que juró no haber hecho el discurso-, Sergio Beros, Enrique Rodríguez, Oscar Feito y Alberto Azurey, Juan Pablo Schiavi y por supuesto todos los legisladores, entrantes salientes y los que se quedaron. El ambiente era bastante chic tal como se preveía con modelitos de última onda y los trajes impecables. La organización de Santiago De Estrada -en su último acto- fue casi perfecta al igual que el viernes aunque esta vez se mostró más disciplina para cumplir con la norma y el reglamento, bien como cuando algo cambia y no se sabe que tan riguroso será.
De la ceremonia participaron el jefe de gobierno de San Pablo, Gilberto Kassab; el intendente de Montevideo, Ricardo Ehrlich, y la jefa comunal de Asunción, Evanhy de Gallegos, entre otros jefes comunales del Mercosur.
Y Macri habló sobre la Ciudad: "Hace años que venimos sufriendo los mismos problemas. Todos los días vemos el caos en el tránsito, el deterioro de las escuelas públicas, la basura tirada en la calle, la contaminación, el mal estado de las veredas y las calles y las colas en los hospitales públicos", enumeró Macri en el comienzo de su mensaje. "No podemos permitir que esto siga así. Y no lo vamos a permitir", afirmó enseguida.
En este contexto, instó a generar "mayor inclusión" para "crear condiciones para revertir la locura de la inseguridad". "Debemos parar al crimen y al narcotráfico", aseguró.
En otra parte del mensaje, aludió en particular a sus planes en el área de obra pública, días después de que la Legislatura declarara la emergencia edilicia en la ciudad.
"Obra que empieza, obra que termina". "Me indigna cuando me dicen que no es posible mejorar la infraestructura. No podemos engañarnos más con anuncios de obras que después no se concretan. En mi gobierno, obra que empieza es obra que debe terminarse en fecha. El gobierno tiene que cumplir con los presupuestos de inversión, y las empresas tienen que cumplir con los precios y los plazos", se comprometió.
Para el final, Macri dejó el tramo más político de su discurso, un mensaje de cuatro carillas que leyó en su totalidad casi sin levantar la vista.
Evaluó que su gestión "no va a ser fácil" y vaticinó que "van a poner palos en la rueda", aunque sin especificar de dónde podrían venir los escollos. "No vengo a ser oposición de nadie. No voy a guiarme por banderas políticas o diferencias partidarias", añadió.
Antes de despedirse, les habló directamente a Néstor y a Cristina Kirchner, con quienes admitió tener diferencias.
"Quiero saludar especialmente a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Le deseo el mayor de los éxitos, porque su éxito va a ser el de todos los argentinos. Tenemos diferencias, pero de nuestra parte puede esperar seriedad, honestidad, buena fe y la vocación de resolverlas mediante el diálogo democrático. Nuestro desafío es común. No debemos perder energías en peleas inútiles", instó.
"También quiero saludar al presidente Néstor Kirchner. Todos saben que hemos tenido muchas diferencias. Siempre lo lamenté", sostuvo el jefe de gobierno.
Aunque dedicó tibios elogios a su gestión, le endilgó las dificultades en el contacto entre ambos. "Estoy seguro que si hubiésemos dialogado podríamos haber hecho más por la gente. Pero no quiero dejar de reconocer su compromiso con sus ideas y con el trabajo. Le deseo la mayor de las suertes", concluyó.
No se olvidó de su par metropolitano Daniel Scioli. "También quiero saludar y desearle suerte al gobernador de Buenos Aires. La agenda metropolitana nos obliga a trabajar juntos. Nuestra responsabilidad es la misma. La General Paz o el Riachuelo no son una frontera, al contrario, nos integran y nos unen, tanto en lo bueno como en lo malo", graficó.
A su vez el remate pareció dirigido a la política tradicional: "Hay que hablar menos y hacer más" y luego todos de vuelta al Eva Perón donde la estrella fue Gabriela Michetti, y allí se produjo un larga fila de saludos y besamanos. Macri siempre ladeado por Iván Pavlosky quién se encargaba de ordenar a los medios (lo logró a pesar del número importante convocado) se dirigió al ágape con un excelente catering en los Salones Dorado y San Martín de la planta Principal. Hasta allí llegaron los diputados y dirigentes K que se desconcentraron todos juntos minutos después. Aníbal Ibarra y su bloque esta vez pasaron discretos, estaba claro que este no era su tiempo. El ex jefe porteño aplaudió las dos juras pero no el discurso de Macri, limitándose a lo institucional. Se retiró enseguida. Patricia Walsh también asistió y escuchó todo en silencio antes de retirarse cuando empezó el ágape. Los macristas y sus amigos y familiares permanecieron por dos largas horas en el lugar, algunas caras no la podían creer, el día llegó.