Sin duda, una de las cosas más difíciles de lograr es la participación popular y sobre todo cuando se requiere de un compromiso que “aparentemente” no le reportará ningún beneficio. A diario, y desde distintos órdenes, se reclama una sociedad más presente y más activa, pero no siempre se actúa en consecuencia.
Lamentablemente, el porteño es sucio por naturaleza. Una simple muestra de ello puede verse cualquier día de la semana con sólo poner un pie en la calle. La basura inunda las veredas no sólo porque los recipientes destinados a recepcionarla parecen estar pintados sino también porque la gente no respeta el horario y los días en que debe sacar los residuos a la vía pública: DE 20 A 21 Y DE DOMINGO A VIERNES.
Muchos aseguran que la falta de conciencia ambiental se debería a que los habitantes de la Capital no sienten la Ciudad como propia, debido al continuo paso de personas de otras jurisdicciones. Sin embargo, en sus casas tampoco tienen conducta en lo que respecta a los residuos.
Frente a esta triste realidad, la Ciudad de Buenos Aires está trabajando en la implementación de la Ley de Basura Cero sancionada por la Legislatura porteña el 24 de noviembre de 2005. La intención es reglamentar la norma a más tardar en octubre, para realizar una fuerte campaña de concientización sobre la problemática del medio ambiente y la necesidad de reducir la generación de residuos domiciliarios.
Lo cierto es que el Gobierno porteño creó un registro para anotar a los vecinos que clasifiquen en sus hogares los residuos o deseen comenzar a hacerlo, pero una hay gran demora en su implementación.
Según cuentan los funcionarios porteños, a partir de la inauguración de la primera planta de clasificación de materiales reciclables que realizó el Gobierno de la Ciudad el 1 de mayo de este año, numerosos vecinos se comunicaron con la Dirección General de Políticas de Reciclado Urbano (DGPRU) para averiguar cómo podían participar de la iniciativa. Ello hizo que la DGPRU decidiera inscribir a todos aquellos vecinos comprometidos con la separación en origen.
Una vez procesados los datos, se suponía que en el transcurso de un par de semanas se iba a contactar a quienes se hubieran registrado con cooperativas de recuperadores o con recuperadores independientes que trabajaran en la zona de influencia y estuvieran inscriptos en el Registro Único de Recuperadores (RUR), (porque ello los habilita para realizar la tarea de recolección) para que coordinaran un día y horario para retirar del domicilio los materiales clasificados.
Por ejemplo, Hernán -vecino de la zona de Tribunales- se inscribió por mail a : dgru@buenosaires.gov.ar , el 16 de junio pasado. Dos días después, le respondieron por la misma vía que se iban a contactar en las próximas semanas con él y todavía no lo hicieron. Actualmente, son más de 8.000 los inscriptos, aunque según el Ejecutivo varios han sido contactados.
Consultado al respecto por NU, el director general de Políticas de Reciclado Urbano, Horacio Hernán Pérez, dijo que no considera que la demora en responder a quienes se anotaron en el Registro desaliente la participación. “En principio, estamos generando seis herramientas para promover la separación de residuos en origen, y ésta es sólo una de ellas. Por un lado o por otro, se está abordando el tema y tratando de generar conciencia”, afirmó.
Asimismo, el funcionario manifestó que “una vez reglamentada la Ley de Basura Cero y tener recursos asignados, se podrá exigir celeridad para cumplir los plazos. De lo contrario, todo lo que estamos haciendo es con la intención de empezar a allanar el camino”.
Sin embargo, el presidente de la Comisión de Ecología, Juan Manuel Velasco (ARI), expresó: “Cuando se alienta la participación de la gente, si uno no está preparado para responder es mejor no hacerlo. Es desmotivante”.
En tanto, el vicepresidente de la Comisión, Marcelo Godoy (Compromiso para el Cambio), sostuvo: “Creo que es algo que se repite en los temas de medio ambiente. El Ejecutivo tarda uno, dos o mil años para reglamentar las leyes y mientras lo hacen, generan este tipo de noticias para ver cuántos se inscriben. Seguramente, los sobrepasó la cantidad de inscriptos y por eso la tardanza es responder”.
Godoy también aseguró que, por ejemplo, “hay una pelea en el Gobierno para reglamentar la Ley de Educación Ambiental, que establece contenidos en este sentido no sólo para la educación formal sino también en otros ámbitos. Medio Ambiente ya reglamentó la norma, pero el Ministerio de Educación no quiere hacerlo. Es una muestra de la acción no sistémica del Estado”.
Según afirmaron fuentes oficiales “Educación no estaría de acuerdo con que los contenidos de la currícula sean fijados también por Medio Ambiente”.
Volviendo al tema del Registro, los funcionarios porteños se mostraron más que contentos con la repercusión que tuvo el mismo y reconocieron que la conformación de la base de datos necesaria para llevar adelante la coordinación de la recolección de la basura con los recuperadores urbanos fue la que demoró el trabajo conjunto.
Por lo pronto, Pérez destacó una serie de programas que están llevando adelante para promover la separación de residuos. Entre ellas, se está llevando a cabo un trabajo conjunto con la Cooperativa Reciclando Sueños en el Barrio Samoré; se están elaborando plantes con las empresas recolectoras de residuos y se participó de la Feria del Libro Infantil para explicar a los niños los beneficios del reciclado. Durante el evento, se pusieron dos tachos de basura para diferenciar los residuos reciclables de los que no lo son, y si bien no se respetó mucho, los chicos se llevaban a su casa un didáctico libro llamado “El mundo de los residuos”.
Lo cierto es que Buenos Aires genera diariamente entre cuatro y cinco mil toneladas de basura que se entierran en los predios de la CEAMSE (Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado) en el conurbano provocando no solamente la contaminación del aire, el suelo y el agua, sino también un enorme despilfarro de recursos. Hay que revertir esta situación y para ello hay que generar una participación popular y hacerse cargo. De lo contrario, los objetivos que fija la Ley de Basura Cero serán meramente declarativos.
AVANZA BASURA CERO
Pocas veces coinciden las visiones de la realidad que tienen los funcionarios públicos, los legisladores y los representantes de Organizaciones No Gubernamentales y esta es una. El Ministerio de Medio Ambiente está trabajando fuerte en la reglamentación de la Ley de Basura Cero para poder terminarla antes que venza el plazo que establece la norma.
Nicolás Schifman de Greenpeace aseguró que “hay mucha gente trabajando para reglamentar la ley lo mejor posible”. Según trascendió la primera etapa es la más importante dado que determina que durante seis meses se hará hincapié en la difusión de los contenidos y los objetivos de la ley y se destinará un presupuesto a tal efecto. “La idea es cambiar los hábitos de la gente y para ello hay que disparar munición gruesa sobre las malas costumbres”, afirmaron desde el Gobierno porteño.
Asimismo, los diputados Juan Manuel Velasco y Marcelo Godoy se mostraron satisfechos con el trabajo que se viene realizando en torno a la norma y su reglamentación. Velasco señaló que “arrancó con dificultades por la cantidad de actores involucrados, pero soy optimista porque considero que el trabajo ya tomó ritmo”.
Cabe recordar que la ley de Basura Cero promueve un cambio sustancial, disminuyendo la cantidad de basura enviada a los rellenos sanitarios en un 50 por ciento para el año 2012 y un 75 por ciento para el 2017, tomando como base los niveles enviados a la CEAMSE durante el año 2003.