En una reunión que estaba pactada para este jueves -que fue suspendida por problemas de agenda del ministro de Economía- el secretario de Hacienda porteño, Miguel Angel Pesce, tenía la intención de plantearle a Remes Lenicov que si la Nación le gira a la Ciudad los 100 millones de pesos que le debe en concepto de coparticipación, el Bono "Porteño" podría no ver nunca la luz, en consonancia con los deseos del jefe de la misión del F.M.I..
Los hombres del gobierno de Ibarra plantearán además que el Banco Ciudad les podría otorgar a algunas provincias que tienen deudas con él, un redescuento.
Desde que se empezó a plantear la emisión del Bono "Porteño", siempre hubo en el seno del Gobierno dos posiciones, una a favor del billete propio y otra desfavorable al mismo. El jefe de Gobierno sostenía la primera posición y Pesce, la segunda. El secretario de Hacienda siempre planteó que el bono era "una red de contención", lo que equivale a decir que servía para poco.
En los últimos quince días, las cosas cambiaron. Los críticos de Ibarra sostienen que éste adoptó una posición "extorsiva" frente al Gobierno nacional. Las posiciones, de todas maneras, no eran tan extremas. Ibarra no extorsionó a nadie, pero una negociación por un dinero que posee tantos ceros no es una tarea de carmelitas descalzas. Planteando el escenario de una ciudad devastada, es más factible conseguir que se abran las difíciles puertas blindadas del tesoro. Lo contrario equivaldría a la displicencia, un pecado que no pueden permitirse los funcionarios de una ciudad que vio el abismo desde tan cerca en diciembre.
La reunión, entonces, no se va a producir este miércoles, pero lo mismo -de prosperar el acuerdo- el secretario de Hacienda habrá cosechado una victoria, que, como ocurre en las lides políticas, tendrá muchos padres. El primero será su jefe, Aníbal Ibarra, que presumirá de no haber emitido ningún bono. El segundo será el ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, que podrá atribuirse el haber iniciado la batalla contra los bonos provinciales que el F.M.I. le viene exigiendo. Pesce, entretanto, será el guerrero más solitario del mundo, es decir, el que posee el mérito verdadero. Cosas de la política… y de los mercados.