Tras haber gobernado durante ocho años, Cristina Fernández de Kirchner se fue tal como lo soñó: rodeada por una enorme masa popular, que según algunos analistas merodeó las 300 mil almas.
A las 18:00, ya la Plaza de Mayo hormigueaba de gente, de entusiasmo y de energía. Este cronista arribó al lugar en subterráneo y ya en los vagones se respiraba clima de fiesta. Ya la gente descendía en el andén cantando y bailando, preparándose para ingresar a una plaza llena de argentinos.
El clima en la Plaza era igual de alegre, a pesar de estar llena de gente preparándose para despedir a una presidenta y a la fuerza política que conduce, que abandona el poder. El componente social de la Plaza era, como una constante en todas las movilizaciones a las que convocó el kirchnerismo, absolutamente policlasista. Estaban allí empleados, profesionales y obreros de todo pelaje, en un heteróclito caleidoscopio, mezclado cambalachescamente, alegremente.
Una bandera de MILES -el partido que lidera Luis D’Elía- rezaba, asumiendo la ausencia inminente: “Tenemos la calle, tenemos la alegría y el ingenio”. Apenas a unos metros, una mujer les decía a sus hijos, que reclamaban que se los abasteciera de un choripán para engañar al estómago -o, más bien, para saciarlo-: “Se acabó la comida. A partir de las 0:00 de mañana no se come más”, con ese dejo de humor negro que son el residuo de la derrota.
El ex concejal peronista Héctor “Tito” Ypas, que llegaba con su columna, declaró a Noticias Urbanas que “ésta es la expresióndel agradecimiento del pueblo peronista, del movimiento nacional y popular a un proyecto y a Néstor y Cristina. Esto es el agradecimiento para ellos -Néstor, que ya no está y Cristina, que sigue aquí- y la fuerza a ella para que vuelva”.
El tránsito de personas, mientras tanto, era interminable. La Avenida de Mayo rebosaba de gente hasta las cercanías de Bernardo de Irigoyen, en tanto que ambas diagonales, al sur y al norte, se encontraban en una situación similar.
A las 19:08 se escuchó -aunque de lejos- el primer discurso de CFK, pronunciado en ocasión de la instalación del busto de Néstor Kirchner en el Salón de Bustos de Presidentes Argentinos situado dentro de la Casa Rosada.
Luego siguió el último discurso de su mandato frente al público reunido en la Plaza de Mayo, en el que la Presidenta expresó: “queridos compatriotas: quiero decirles que yo también los escuché, los escucho y los voy a escuchar siempre”.
Luego Cristina dijo que “si después de estos intensos doce años y medio, con todos los medios de comunicación hegemónicos y las principales corporaciones económicas y financieras nacionales e internacionales en contra y después de persecuciones y hostigamiento permanente de lo que yo denomino el partido judicial, podemos estar aquí dando cuentas al pueblo, imagino que, si con tantas cosas en contra, hemos hecho tantas cosas por los argentinos, cuánto podrán hacer los que tiene estos factores a favor”, destacó, filosa como siempre. Genio y figura.