Una demorada detención

Una demorada detención

Lanatta y Schillaci habrían llegado al molino esta mañana o estaban escondidos allí desde antes. El encargado del molino llegó acompañado por un policía, que fue el que detuvo a los delincuentes.


Los exprófugos serán trasladados -al igual que su cómplice apresado el sábado, Martín Lanatta- al penal de Ezeiza. Allí se les realizará un chequeo médico para determinar si están en condiciones declarar ante el juez.

Hace 15 días, los tres se fugaron del penal de General Alvear, a 200 kilómetros de la Capital Federal y protagonizaron desde entonces una comedia de enredos, en la que se los buscaba por un lado mientras estaban en otro, se anunciaba que estaban rodeados y que su caída era inminente, se pasearon por las calles de Quilmes y finalmente fueron detectados en la zona del norte de la provincia de Santa Fe, adonde fueron apresados.

Aparentemente, los prófugos llegaron al molino en la mañana de este lunes, poco antes de que cayeran presos. El encargado del recinto, Martín Franco, relató que el dueño del molino -de vacaciones en Brasil- lo llamó para ordenarle que fuera a trabajar este lunes acompañado por la policía. Franco pasó por la comisaría, avisó que iba a trabajar y un policía lo siguió.

Franco llegó al molino, adonde se presentaron los buscados, sorprendiéndolo y tomándolo como rehén. Lo apuntaron con una pistola nueve milímetros y lo obligaron a pasar hacia un vesturario. Enseguida un policía -apellidado Fappini-, que lo esperaba afuera, se dio cuenta que Franco tardaba y entró al lugar, sorprendiendo a los delincuentes. Éstos, cansados y físicamente deteriorados, no intentaron resistencia alguna, renunciando a empuñar sus armas. Así fueron reducidos, sin otros incidentes.

Ahora les espera una larga peregrinación por los distintos fiscales -serían cinco, como mínimo- que sustancian las causas por todos los delitos que cometieron en su largo periplo de elusión de las fuerzas legales.

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