El peronismo vive momentos difíciles en estos tiempos que corren, que obligan a que la consigna sea negociar, esperar y organizarse para lo que viene.
En ese camino, entretanto, no hay tiempo para detenerse, porque la espera no es inmovilidad. Una de las principales premisas del Partido Justicialista es dejar en el camino algunas mochilas que comienzan a resultar pesadas, en especial las que encarnan algunos funcionarios del gobierno anterior que encaran procesos judiciales. Incluso, algunos operadores dejan caer algunos nombres, entre los que se cuentan Marcelo Mallo, José López -que ya fue desafiliado del partido- y Julio de Vido.
El peronismo tampoco defenderá a Ricardo Etchegaray, el cual ya fue suspendido como titular de la Auditoría General de la Nación y terminaría desplazado del cargo si prosperan las acusaciones en su contra. Para reemplazarlo, ya comenzó a sonar el nombre de Oscar Lamberto, que es impulsado por el presidente del PJ nacional, José Luis Gioja. Incluso, el Gringo -como le llaman a Lamberto- fue uno de los impulsores de la creación de la Auditoría, cuando se produjo la Reforma de 1994.
Es necesario destacar en este punto que el cargo de Auditor General de la Nación es propuesto por la primera minoría y luego refrendado por los titulares de ambas cámaras.
Por otra parte, a fines de agosto se produciría la demorada creación de la Comisión de Acción Política del Partido Justicialista, que viene demorándose desde los primeros día de julio. Una de las primeras decisiones que tomaría la comisión, que estaría conformada por los gobernadores justicialistas -el poder territorial, en una palabra- y coordinada por el titular del bloque de senadores, Miguel Ángel Pichetto, sería la de conformar bloques justicialistas en todas las instancias parlamentarias que posee el partido, dejando de lado la denominación Frente para la Victoria.
Otro de los pasos que daría el Justicialismo sería el de aceptar el desplazamiento de Alejandra Gils Carbó al cargo de procuradora General de la Nación, para el cual el peronismo -a instancias de Miguel Ángel Pichetto- impulsaría a Alberto García Lema, un hombre de vasta trayectoria en la Justicia.
García Lema fue entre 1974 y 1976 como secretario letrado de la Procuración General de la Nación y luego, durante la primera presidencia de Carlos Menem, fue el Procurador del Tesoro de la Nación. También fue convencional constituyente en la Reforma de la Constitución de 1994 y conjuez de la Corte Suprema de Justicia.
De todos modos, si bien el oficialismo por el momento no ve con malos ojos a García Lema, aún no se comprometió a apoyarlo.
En cuanto a la Reforma Política que propone el Gobierno, que tiene algunos puntos que serían discutidos por el peronismo, los legisladores del septuagenario partido no tienen ningún apuro, por el contrario, como dicen los paisanos, “orejean las cartas” y desafían al oficialismo con un distendido: “que juegue la mano”.
Lo mismo, los voceros justicialistas anticipan que negociarán absolutamente todo, que la decisión es que no va a dejar pasar nada sin tratar.
Para finalizar, el duro humor peronista trató sin piedad a la manifiesta incapacidad política del Pro. “A nosotros nos han jaqueado en el pasado con las tapas de Clarín y La Nación, que siempre fueron opositores, no desde ahora sino desde siempre, más allá del relato. Pero a estos chicos (por los del Pro), en el episodio de la invitación al partido de Biondini, Bandera Vecinal, los corrieron con un tweet de los trotzkistas. Están en el horno, viejo, un tweet tiene menos peso que una Tutuca”.
El avezado operador partió luego, dejando en el aire una cáustica carcajada, tras haber recordado con afecto aquella antigua golosina de maíz inflado que, efectivamente, pesa menos de un gramo, aunque igual le alcanzó en su tiempo para hacer felices a miles de niños que hoy transitan ya la edad provecta.
