Los siete edificios que conforman el complejo habitacional Irala, en el barrio de la Boca, fueron construidos a través de la Comisión de la Vivienda (CMV) y habitados durante el año 2000. A partir de 2001 los adjudicatarios y compradores empezaron a formular quejas y reclamos debido a los numerosos defectos y "vicios de obra" detectados en las estructuras de tales edificios, que se erigen entre las calles Pilcomayo y Pi y Margall.
La diputada porteña Silvia Gottero (PJ), que preside la Comisión de Vivienda, presentó recientemente en la Legislatura un pedido de informes a la Subsecretaría de Vivienda del Poder Ejecutivo de la Ciudad, en relación a los defectos denunciados por los habitantes del Irala.
A fin de corroborar la veracidad de los reclamos que alzaron los vecinos de la Boca, la CMV le solicitó al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) que elaborara un informe sobre la situación.
En el mismo se detalla la existencia de filtraciones por fallas en las instalaciones sanitarias, electrificación de paredes y fallas en las membranas de las terrazas y en las fachadas, entre otras anomalías. Dicho informe también se encuentra citado entre los argumentos del proyecto de Gottero, quien destacó lo indispensable que resulta una intervención urgente en el conflicto.
"También es de vital importancia corroborar la valuación del metro cuadrado asignada a las viviendas, tomando en consideración no sólo la zona en que se encuentran sino que son viviendas de orden social", manifestó la legisladora justicialista, que además solicitó en el pedido de informes una "constatación detallada a fin de regularizar la situación de la CMV con la empresa Aguas Argentinas y con el pago de expensas de los departamentos aún sin adjudicar".
En su proyecto,Gottero también pregunta si el Gobierno porteño tiene previsto modificar el precio del metro cuadrado de la construcción "teniendo en consideración las patologías existentes".
De esta forma, el Poder Ejecutivo de la Ciudad deberá responder acerca de las rajaduras en los pisos y las paredes de los edificios, la falta de drenajes en las cámaras de aire, el mal estado de los ladrillos, el avanzado grado de deterioro de zócalos y vigas que no poseen aberturas ni instalaciones, estallidos del reboque, rajadura y filtraciones de cañerías, humedad en los baños, el deterioro del acceso a la cochera y otras deficiencias que sufren los habitantes del Complejo Irala.
Por otro lado, fuentes pertenecientes a agrupaciones vecinales de la Boca revelaron que habría otras irregularidades detrás de las rajaduras de las paredes del Irala. Según habrían averiguado los vecinos, un promedio de 7 a 8 departamentos por cada torre "nunca habrían salido a licitación". Es decir, permanecerían sin vender, reservados aparentemente para el "sistema político". Los vecinos sospecharon esto cuando constataron que por estos departamentos no se pagaban expensas y ahondaron en averiguaciones.
Los boquenses también le reprocharon a la CMV que su deber sería arreglar los conventillos y casas precarias de la Boca y ponerlas a disposición de los más necesitados y no construir edificaciones en la zona del Paque Lezama, donde las propiedades aumentan su valor.