Finalmente, tal como se preveía en los últimos días, la reunión entre los gobernadores peronistas y su bloque de senadores culminó con la negativa a aceptar la reforma del sistema de votación electrónica que envió el Gobierno nacional y que se había aprobado en la Cámara de Diputados.
El PJ dijo no
Estuvieron presentes en la reunión los gobernadores de Entre Ríos, Gustavo Bordet; de Formosa, Gildo Insfrán; de La Pampa, Carlos Verna; de Tierra del Fuego, Rosana Bertone; de San Juan, Sergio Uñac; de La Rioja, Sergio Casas y de Catamarca, Lucía Corpacci. En el caso del chaqueño Domingo Peppo, que no estuvo presente porque debía recibir al presidente, de visita en su provincia, envió a su secretario general, Horacio Rey, mientras que también se hicieron presentes los vicegobernadores de Santa Cruz, Pablo González y el de Santiago del Estero, José Neder. También estuvo presente el presidente del PJ nacional, José Luis Gioja.
Los cuestionamientos de los peronistas estuvieron ceñidos, más que nada sobre dos puntos, que son los problemas de seguridad del chip y la gradualidad del sistema, que en varias provincias sugerían que se comenzara por sectores para llegar a establecerlo como sistema único dentro de dos o tres elecciones, contra la voluntad del Gobierno nacional, que exigía que el año próximo se votara con Boleta Única Electrónica en todo el país, sin dilaciones.
Al final de la reunión, los senadores emitieron un comunicado, en el que especificaron que “el bloque seguirá analizando herramientas que permitan mejorar el sistema electoral, garantizando plena confiabilidad de resultados y facilitando competencia política de todas las fuerzas democráticas que participan de la política argentina”.
Previamente, en un punto habían coincidido todos: “así como llegó desde la Cámara de Diputados, el proyecto no va a ser votado por nuestro bloque”.
Furia de Titanes
Del lado del oficialismo, las reacciones fluctuaron entre la furia y la estigmatización. El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, exigió que quienes se oponen a la reforma, “lo digan abiertamente, como la expresidenta, Cristina Fernández de Kirchner”.
El responsable de llevar adelante la negociación fue el secretario de Asuntos Políticos e Institucionales, Adrián Pérez, que se sintió tocado personalmente por el fracaso, lo que motivó una furibunda reacción de su parte, que rozó por momentos una actitud de estudiantina, de quienes critican bien sin mirar a quién, sin especificar matices y, especialmente, sin respetar las ponencias diferentes de otros que poseen otras visiones y otras maneras de pensar.
Como lanzando fuegos, les espetó a sus opositores que “acá no es que se le torció el brazo al Gobierno y se le gana al Gobierno. En definitiva, se le está tratando de torcer el brazo a una vocación ciudadana para que las cosas funcionen mejor, que haya más transparencia. Pero eso, a la larga, va a terminar primando”.
Luego, el secretario exageró que “ganó el miedo del sector feudal a perder territorio y que un sector muy conservador de la política argentina dice por ahora no vamos a discutir el robo de boletas, fraguar las actas de escrutinio o terminar con las colectoras, con las candidaturas múltiples, pasarle a la Justicia la realización del escrutinio provisorio”, quizás sin tener en cuenta que estaba refiriéndose a funcionarios que fueron elegidos por el pueblo y que el sistema electoral vigente le permitió a él mismo acceder a la Cámara de Diputados y que el propio sistema que propone por estos días tampoco está vedado a la la corrupción, el fraude y la deshonestidad.
Casi sin tomar respiro, Pérez acusó que “para ser justos, lo sorprendente es que la posición del sector más conservador de la política se impuso, porque hay muchos gobernadores y dirigentes que propician esta reforma. Pero hay algunos gobernadores, con un peso territorial importante y político en el bloque, que hicieron primar la posición de vedar la discusión”.
Más maduro y racional, el ministro Firgerio auguró que la reforma política “va a ocurrir indefectiblemente, más allá de la voluntad o no de algunos dirigentes”, porque “es la gente la que está demandando mayor agilidad y modernidad a la hora de votar”.
El controvertido caso alemán
La nota curiosa en la discusión la aportó el jefe de los asesores presidenciales, José Torello, que cometió la “gaffe” de traer a colación de que “en Alemania este tema fue para atrás por un tema constitucional, no fracasó por un tema de seguridad. Simplemente hubo una presentación judicial diciendo que la Constitución de Alemania no permitía el voto electrónico”.
La realidad es que la decisión de Tribunal Supremo germano dictaminó que era inconstitucional que entrara en vigencia un sistema que no podía ser auditado por cualquier ciudadano, ya que sólo los que tuvieran conocimientos avanzados de programación hubieran sido capaces de fiscalizar el proceso electoral en el que se utilizara el voto electrónico.