Mientras que la toma del Ministerio de Ciencia y Tecnología persiste, un matituno porteño acusó a los científicos argentinos de investigar al Rey León, Anteojito y Star Wars, intentando una suerte de abrupto reduccionismo e ignorando los cientos de investigaciones que lleva a cabo el Consejo Nacional de de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), que abarcan a todas las ramas de la ciencia.
La polémica entre las ciencias “duras” -que abarcan a la física, la matemática, la química, la biología, entre otras- y las ciencias “blandas” -que incluyen a la antropología, las ciencias políticas, la filosofía y la sociología, por nombrara sólo algunas- viene de larga data.
En realidad, a las segundas se las suele calificar como “las cenicientas” de la ciencia en nuestro país, dado que el presupuesto que se les ha asignado tradicionalmente nunca superó el 15 por ciento del gasto total en ciencia. Como dato, en 2006, el CONICET asignó el 13 por ciento de su presupuesto a las ciencias sociales y a las humanidades; mientras que los números en investigación para ingeniería y tecnología fue del 38 por ciento; las ciencias exactas y naturales se llevaron el 16 por ciento; las ciencias agrícolas recibieron el 17 por ciento y las ciencias médicas fueron favorecidas con el 14 por ciento del presupuesto en ciencia y tecnología.
Ya en los primeros meses de 2008, generaron polémica algunas definiciones del ministro Lino Barañao, que había cuestionado al modo de encarar las investigaciones en ciencias sociales, a las que calificó como “altamente subjetivas”. Antes había manifestado, en el mismo sentido, que “dedicar estudios a comentar las opiniones de un autor tiene un grado de subjetividad muy alto”. Los investigadores de esa rama le contestaron al ministro que ellos no hacen “teología”.
Más allá de estas consideraciones, el Estado debería seguir la línea que alguna vez expresó el primer Ministro de India, el Pandit Jawaharlal Nehru, que dijo que “somos demasiado pobres como para darnos el lujo de no invertir en ciencia y técnica“. No es posible dejar de lado la investigación en un país que busca un destino, sea éste cual fuere.
Por eso, las soluciones para avanzar en muchas áreas de la producción y del conocimiento pasan por la investigación propia, en especial la que genera “copyright”. Y eso incluye a las ciencias sociales.
La estabilidad de Barañao
Entretanto, en el mediodía de la jornada previa a la Nochebuena, el jefe del Gabinete de Ministros, Marcos Peña, recibió al ministro Barañao en la Quinta de Olivos. Previamente a la reunión, proliferaban los rumores sobre la renuncia del ministro, que fueron desmentidas de manera terminante por éste.
En el Gobierno le bajaron el tono a los rumores e incluso algún vocero salió a negar la eventual renuncia de Barañao, señalando que era “un encuentro ya programado”, por el conflicto con los científicos.