Las campañas electorales se encaran de tantas maneras como candidatos existen, pero desde la conducción -y sólo desde la conducción- se “bajan” las únicas pautas que no deben ser obviadas por los candidatos, si no quieren chocar con sus jefes.
En el caso de la campaña de Cambiemos, desde siempre, la jefatura de campaña llega a los candidatos con algunas pautas que son tenidas en cuenta, porque suelen ceñirse al discurso que emana de ella.
Existe una conducción compartida en la campaña del oficialismo. El que se ocupa de investigar en la opinión de los votantes, de analizar las encuestas y de encontrar la información crucial que permite entender adónde hay que apuntar es el ecuatoriano Jaime Durán Barba, pero el que define la estrategia, el que “baja” la línea política es el jefe de Gabinete Marcos Peña.
El ecuatoriano elaboró un manual en el que se repiten las palabras “esperanza”, “cercanía” y “felicidad”, que fueron pautas sempiternas de las campañas Pro casi desde su inicio.
En el manual, el ecuatoriano recomienda además no emitir juicios definitivos sobre las políticas públicas ni sobre los temas que están en el candelero político, como la baja en la edad de la imputabilidad, el aborto, la economía y las leyes laborales, todos temas que se manejan en las altas esferas y que serán enviados en el futuro para ser comunicados cuando hayan sido definidos en Casa Rosada.
Durán Barba recomendó, además que “no se deben tirar títulos para los diarios” y, en cambio, se deben transmitir “sentimientos y emociones positivas“, que no generen rechazos en ningún sector social.
Bajas por fuego amigo
Dicen los militares que la primera baja por el fuego propio es accidente, la segunda es un error, pero la tercera es fuego enemigo, aunque haya partido desde las líneas propias.
En este caso, ya hubo los dos disparon tolerados, que protagonizaron Carolina Píparo y Esteban Bullrich.
La primera, que fue víctima de un brutal asalto en el que un asaltante le disparó en el vientre y mató al bebé que llevaba en su vientre, abogó por la baja en la edad de imputabilidad para los menores delincuentes. Inmediatamente fue convocada a La Plata, adonde se le hizo ver que si bien en Cambiemos se acuerda plenamente con su planteo, no es éste el momento para hacerlo público.
El otro infractor, que encabeza la lista de senadores bonaerenses, escribió en la red social del pájaro azul que “Ni una Menos también es si hay una beba adentro, la estás matando“. Enseguida se le recomendó obviar esas contundentes afirmaciones, proponiéndole que adicione un poco de diluyente a sus pinturas, porque se necesitan todos los votos, aún los de quienes se identifican con los credos laicos. “Esteban es católico y no podía decir otra cosa”, lo justificaron en el comando de campaña, aunque existan miles de católicos que piensan diferente.
Estos formatos tan rígidos para el discurso pueden evitar algunas fugas de votos, pero también tanta pasteurización podría hacerlo. Existen manuales básicos para sostener al electorado propio, pero ninguna pauta es definitiva en ese sentido. La política queda así ausente de la campaña y queda ceñida sólo a los mandos. En este punto es tan peligrosa la labilidad como la rigidez.