Finalmente, las elecciones porteñas -faltaban los números definitivos pero no existía suspenso, debido al categórico triunfo logrado por la lista que encabezó Elisa Lilita Carrió- tienen resultado final.
Las cifras que surgieron del escrutinio definitivo no variaron mayormente de las que fueron proporcionadas el día del escrutinio, aunque en casi todos los casos, los partidos incrementaron levemente sus performances, siempre en porcentajes muy pequeños.
Por de pronto, los números definitivos de la elección para diputados nacionales quedaron de esta manera:
Alianza Vamos Juntos 50,13% (49,55% en el primer conteo)
Alianza Unidad Porteña 20,96% (20,73% en el principio)
Evolución Ciudadana 13,19% (13,05% en el primer conteo)
Avancemos Hacia 1País Mejor 3,97% (3,91% en el principio)
Frente de Izquierda y de los Trabajadores 3,84% (3,79% el primer día)
Autodeterminación y Libertad 3,76% (3,43% el 13/8 a la noche)
Por su parte, lo mismo pasó con el escrutinio definitivo para los legisladores porteños, cuyo resultado es el siguiente:
Alianza Vamos Juntos 49,02% (48,95 en primera instancia)
Unidad Porteña 21,69% (20,38% , al principio)
Evolución Ciudadana 13,36% (13,32% en el primer momento)
Frente de Izquierda y de los Trabajadores 4,42% (4,38% en un principio)
Avancemos Hacia 1País Mejor 3,89% (3,82% el primer día)
Autodeterminación y Libertad 3,50% (3,43% antes del conteo final)
Haciendo un cálculo muy preliminar, quizás hasta apresurado, si de diera el caso de que los porcentajes de las listas se mantuvieran inalterados, la Alianza Vamos Juntos obtendría ocho diputados nacionales y 16 legisladores porteños, lo que significaría disminuir en uno su representación en el Congreso, al mismo tiempo que mejoraría su performance electoral distrital, ya que sólo pone en juego sólo 13 bancas.
A su turno, el heterogéneo universo que conforman el Partido Justicialista-Unidad Porteña-Frente para la Victoria busca la reelección de tres diputados nacionales y de cinco legisladores porteños. La suerte no le sería esquiva -siempre que los números se repitan-, ya que lograría ubicar a tres diputados y lograría elegir a unos seis o siete legisladores locales.
El rendimiento de la opción Lousteau, si bien causó desilusión en las propias filas de Evolución, obtuvo un alentador resultado. Un cálculo anterior elaborado por algunos de sus referentes, que pecaba de un exceso de optimismo, auguraba una elección en la que lograrían ubicar a seis nuevos legisladores porteños y al menos a tres diputados nacionales. El realismo -que en la política siempre llega, tarde o temprano- dictó que la cosecha haya sido hasta ahora de dos diputados nacionales y de cuatro legisladores porteños.
La izquierda -FIT y Autodeterminación y Libertad- y 1País no conseguirían diputados nacionales, pero cada una de estas tres fuerzas podría llegar a sentar en el recinto de la Legislatura porteña a un legislador, si consiguieran retener a sus esquivos aportantes de sufragios.
El resto de las agrupaciones políticas no alcanzó el 1,5 por ciento, por lo que ni siquiera tendrán otra oportunidad en octubre.
Un tema para la reflexión, que tiene que ver más con la fe de los porteños en el sistema ideológico-político-jurídico-estatal-partidista, que con cualquier otra cuestión. En la Ciudad de Buenos Aires existen 2.555.210 electores habilitados para votar, pero sólo lo hicieron 1.897.701. Esto significa que hubo 657.409 porteños que no se dignaron acercarse a ninguna mesa de votación, ni siquiera para mirar a sus coterráneos ejercer su derecho y su obligación cívica. Por lo tanto, los no votantes se ubicaron en el segundo lugar, cerca de los ganadores y superando a Unidad Porteña.
Esta circunstancia no se produce por primera vez. Quien esto escribe cubrió en 2001 las elecciones porteñas, en las que los candidatos a senadores por el oficialismo de la Alianza, Rodolfo Terragno y vilma Ibarra, obtuvieron el primer puesto en la elección. El detalle fue que ese año, en realidad hubo un 23 por ciento de votos nulos, en blanco o ausentes, una actitud de los votantes que posiblemente preanunciaba la traumática revuelta que se produjo apenas dos meses después, ya que las elecciones se realizaron el 21 de octubre. El 19 y el 20 de diciembre de ese mismo año, grandes manifestaciones protagonizadas por miles de personasque significaron el fin de un gobierno que se quedó sin respuestas ante una crisis anunciada. No es probable que esta circunstancia se produzca nuevamente, pero un buen médico toma en cuenta los síntomas para elaborar el diagnóstico.