El lunes por la noche, el subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel, festejó su cumpleaños con unos 250 invitados, en la sede del sindicato Suterh, en pleno barrio de San Telmo. Entre empanadas y vino, el funcionario hiper-K reflexionaba sobre los vaivenes del Gobierno nacional en estos días de cuentos chinos, ante un grupo de periodistas. Fue entonces, cuando alguien le preguntó: "¿Habrá cambios en el gabinete, como se comenta? Se dice que lo van a hacer bajar a (Rafael) Bielsa a Capital, aunque no le den muy bien las encuestas".
Kunkel, uno de los armadores K en la provincia de Buenos Aires, se encogió de hombros y sonrió: "A este intendente que tienen ustedes (en alusión a Ibarra), 45 días antes de la elección estaba como 15 puntos abajo, ¿o no?", disparó ante su mini auditorio.
En el cumpleaños del subsecretario se comentó que hacia el 10 de diciembre podría haber cambios en el gabinete nacional, aunque pocos. En verdad, uno solo a nivel de ministros. Concretamente, sería el canciller Rafael Bielsa "si lo necesitan como candidato en la Capital Federal". Es sabido que el canciller bajaría al territorio porteño a disgusto porque, en las encuestas serias, mide poco y si los comicios fueran hoy perdería frente a Lilita Carrió.
"Pero las elecciones no son hoy", se defendió el subsecretario Kunkel.
"Bueno, pero Bielsa está cómodo donde está", le retrucó otro, en la informal rueda de prensa. Entonces, Kunkel respondió:
"¿Alguien se acuerda del centralismo democrático?". Silencio, varios asentían con la cabeza. "Bueno, Kirchner cumple en un 50 por ciento con esa premisa", disparó, enigmático, el bonaerense.
"¿Con qué parte?", le preguntaron. "Con la primera", bromeó el subsecretario K, debajo de un cuadro del pintor Moneta, una remake de la famosa foto de la fuente, el 17 de octubre, con el retrato de Evita en uno de sus costados.
Los rumores de cambio, en la sede del Suterh, apuntaban a los secretarios de Cultura, Torcuato Di Tella, al de Energía, Daniel Cameron y al general de la Presidencia, Oscar Parrilli.
Con odios y amores marcados, Kunkel le apuntó varias veces al neoliberalismo y a la centroderecha. Al referirse a Mauricio Macri, lo llamó "ese señor" y también le dio a Lilita Carrió y a Ricardo López Murphy. Se quejó porque, según él, el neoliberalismo está esperando o, peor aún, "deseando", que "se caiga todo" y que " al Gobierno, o sea a la Argentina, le vaya mal".
Hacia las 22: 30 el agasajado seguía sumando saludos, mientras acumulaba los regalos de rigor: libros, vinos, cuchillos y un nuevo cuadro de Moneta, su pintor predilecto -Kunkel tiene uno colgado, en su despacho de la Casa Rosada-. "Pero éste es el Moneta bueno, a no confundir, ¿eh?", aclaraba, en la puerta del Suterh, a quien quisiera escucharlo.