El homenaje a Illia terminó a los golpes

El homenaje a Illia terminó a los golpes

La presencia de Nito Artaza en el homenaje a Arturo Illia que se realizó el martes por la noche en Costa Salguero -se cumplían 40 años de su asunción a la Presidencia de la Nación- generó bronca en muchos de los radicales porteños que asistieron a la cena. Pero lo que más enfureció a los sectores que se opusieron a su candidatura a diputado nacional fue que lo sentaran en la mesa principal junto a los dirigentes históricos. Cuando se estaba retirando se armó la hecatombe


Eran más cerca de 2.000 radicales los que se juntaron este martes a las 21, en Costa Salguero, para recordar la asunción a la Presidencia de la Nación de Arturo Illia, ocurrida 40 años atrás. Dirigentes de todas las líneas habían asistido a la cena. Raúl Alfonsín, Ángel Rozas, Rafael Pascual, Enrique Nosiglia, Freddy Storani, Leopoldo Moreau y Rodolfo Terragno, entre otros, degustaban un menú de 20 pesos compuesto por ensalada de lechuga, tomate y pollo, una especie de empanada gallega -también de pollo- y una tulipa de helado de crema.

También se encontraban presentes senadores, gobernadores, diputados nacionales y funcionarios radicales que actualmente se desempeñan en el gobierno de Aníbal Ibarra. Rozas, en su carácter de presidente del centenario partido dio un discurso. El hijo de Arturo Illia, también presente, hizo lo propio. Sin embargo, esta cena, que por momentos podría haber hecho recordar a las reuniones que, en tiempos de sequía deportiva, realizaban los hinchas de Racing para recordar la obtención de la Copa Intercontinental 1967, culminó en un escándalo que no hizo más que poner en relieve las diferencias que existen en el interior del partido de Hipólito Yrigoyen y Leandro Alem.

Todo comenzó cuando llegó Nito Artaza con su mujer y fue invitado a sentarse en la mesa principal, junto a los dirigentes de más peso y los históricos, como Alfonsín o Florentina Gómez Miranda. Indignados, varios jóvenes de la Corriente Progresista que lideran Gabriela González Gass, Aldo Neri y Daniel Maglioco, comenzaron a recolectar firmas pidiendo el traslado del cómico a otro sitio. "Se las llevamos a Rozas, quien no hizo nada, sólo dijo que no había que hacer diferencias y cosas por el estilo", se quejaba uno de ellos.

La tensión llegó a su punto máximo cuando, al terminar la cena, Artaza comenzó a saludar entre las mesas y a sacarse fotos. Ahí fue increpado por los sectores que no apoyaron su candidatura a diputado nacional y por quienes no lo sienten un correligionario. "Alguien lo insulta y le plantea que no es radical y que no ganó a ninguna interna", confió a NOTICIAS URBANAS un dirigente sentado en una mesa cercana. "Te invito a discutir a mi comité", le retruca Artaza. "¿De qué comité me hablás, dónde queda?", es la respuesta de alguien que obviamente no le cree.

Un grupo lo defiende y empieza a empujar a los que entonan cánticos en su contra. Ahí "salta" una dirigente de la circunscripción doce y dice: "No empujes a los radicales". "Callate, que vos no sos radical; jugaste con Ibarra, zurda", le contestan. Mientras desde el fondo cantan "que se vaya la derecha". Comienzan a volar los vasos. Artaza se para en una mesa y quiere aquietar las aguas. "¡Calma compañeros!", dicen las malas lenguas que dijo. Y eso irrita aún más el ambiente, plagado de correligionarios. Un militante -sería de la banda del Beto Larrosa- recibe una piña. Finalmente vuelve a reinar la paz. Y no estuvo Jesús.

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