“Evolución integrará un acuerdo político que priorice terminar con la desigualdad”

“Evolución integrará un acuerdo político que priorice terminar con la desigualdad”

En un reportaje con NU, el legislador del interbloque de Lousteau, Leandro Halperin, habló sobre la conformación de Cambiemos y la política de seguridad del Pro.


Leandro Halperin es radical y tuvo un rol clave en la primera conformación de Cambiemos en la Facultad de Derecho de la UBA junto a Martín Ocampo, exministro de Justicia y Seguridad del Gobierno de la Ciudad. Actualmente es legislador y fue exfuncionario del Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta en el área de Seguridad. Desde el interbloque que responde a Martín Lousteau dialogó con Noticias Urbanas sobre el futuro de Evolución en la Ciudad y las polícas Pro en materia de seguridad.

Sobre el futuro de Evolución anunció: “El desafío más importante de la ciudad de Buenos Aires es terminar con la desigualdad y Evolución integrará un acuerdo político que tenga esto como prioridad”.

Halperin tuvo un rol destacado cuando se discutieron en la Legislatura porteña los códigos Procesal Penal y Contravencional. Y criticó al Pro en lo referente a la política de Educación. “El Pro gestiona la Ciudad hace 10 años y la calidad de nuestro sistema educativo se ha deteriorado”, acusó.

¿Qué debería hacer Evolución en las próximas elecciones en las que se elegirán Jefe de Gobierno?

El Estado debe devolverle a la clase media su dignidad perdida y asegurar el acceso a los derechos fundamentales de todas aquellas personas que viven, trabajan y disfrutan de la capital de nuestro país. La Ciudad es rica en recursos, cada año que pasa administra más cantidad, pero sin embargo se ha deteriorado la calidad de servicios esenciales como la educación, la salud y la seguridad. El desafío más importante de la ciudad de Buenos Aires es terminar con la desigualdad y Evolución integrará un acuerdo político que tenga esto como prioridad.

¿Qué cree que va a ser Martín Lousteau este año?

No lo sé, Martín ha sido claro al respecto y el futuro de él y de quienes integramos el espacio que lidera no es exclusiva decisión de quienes somos parte de Evolución. Son procesos colectivos, hay personas y sectores que también inciden en lo que vaya a pasar y todavía falta tiempo para resolverlo. Creo que más importante que el lugar que ocupe es para qué ocuparlo.

¿Lo ve como candidato a Presidente o a Jefe Gobierno?

Veo a Lousteau como el principal referente de un espacio con voluntad y equipos para hacerse cargo de los desafíos que nuestra democracia tiene pendientes, sin falsas promesas mágicas, con diagnósticos y propuestas responsables, con una mirada desde la socialdemocracia; así como también lo veo con voluntad de forjar acuerdos entre diferentes para darle estabilidad a las soluciones que surjan de estos imprescindibles consensos. Las candidaturas son coyunturales y dependen de muchos factores, lo que no va a cambiar es la forma y el fondo de lo que propone Evolución, eso ya forma parte de nuestro ADN.

¿Qué opinión tiene de la Policía de la Ciudad?

Venimos de años de autogobierno policial y eso fue nocivo para la sociedad y para los integrantes de la policía. Con escasos estímulos, formación deficiente y mensajes contradictorios de parte de quienes reciben el mandato de la ciudadanía, fue transcurriendo el tiempo desde 1983 a hoy. La política le cedió el territorio a las fuerzas y sus mandos regularon el control del delito, el resultado no fue bueno. Así llegamos a tener una policía que desalentaba a los mejores, con bolsones de privilegios, corrupción y complicidades con el delito. Con ese diagnóstico encaramos la búsqueda de acuerdos para que la política se haga cargo de lo que le corresponde y conduzca los destinos de la seguridad en la ciudad.

La promesa cumplida por el presidente Macri de traspasar parte importante de la Policía Federal con presupuesto, se convirtió en una oportunidad para revertir el deterioro que diagnosticamos. Forjamos un acuerdo importante entre la mayoría de las fuerzas políticas de la ciudad que se plasmó en la ley de seguridad, donde la creación de una nueva policía es uno de los aspectos medulares. Recién van dos años desde ese momento, todavía son muchos más los que vienen de la federal y de la metropolitana que los formados por la policía de la ciudad, por lo que coexisten distintas culturas, prácticas y formaciones. Tenemos una mejor policía que la que había en diciembre de 2015, pero falta mucho para tener una buena policía; no se resuelve el daño que nos hicieron durante décadas de un día para el otro, por eso es muy importante que el gobierno y la oposición mantengamos el rumbo acordado y que nadie se tiente con placebos demagógicos y recetas populistas de probado fracaso en épocas pasadas.

¿Cree que la interna entre Nación y Ciudad por las políticas de seguridad y la de la Policía de la Ciudad y la Policía Federal influyeron en los resultados en materia de seguridad?

Creo que hay roles distintos. La Nación debe prevenir los delitos federales y su conducción política y policial deberá aceptar que la ciudad de Buenos Aires es autónoma y que sus autoridades deciden cómo encarar la prevención del delito a su cargo. Por supuesto que se debe colaborar, pero esto debe hacerse desde el respeto y no desde la imposición. En la ciudad tenemos acuerdos parlamentarios profundos sobre el marco general de las políticas en la materia que el ministerio de seguridad de la nación todavía no logró, eso nos da mayor fortaleza para mantener el rumbo. Claro que en el camino se producirán tensiones, pero estas son propias de todo proceso que busque generar transformaciones profundas.

¿Cree qué la desigualdad que existe en la Ciudad influye en la educación y en la seguridad?

Sin ninguna duda la matriz de los principales problemas que tenemos es la desigualdad, en la ciudad más rica del país coexisten todas las argentinas posibles. Hay zonas de lujo, con espacios públicos modernos y los mejores servicios que el Estado puede brindar; esto contrasta con otras zonas donde la marginalidad se hace presente, con niveles preocupantes de mortalidad infantil, con el paco y el alcohol como flagelo y altos niveles de repitencia, bajo rendimiento y deserción escolar. Estas zonas son también las que tienen tasas de homicidios centroamericanas y altos niveles de violencia callejera y familiar. La matriz del cambio real de esta situación es recuperar a la educación pública como principal herramienta de inclusión y progreso individual y colectivo. Para esto precisamos un acuerdo mucho más profundo que el generado para la seguridad.

¿Qué opina del traspaso del narcomenudeo a la Ciudad?

Las organizaciones criminales dedicadas a las drogas son poderosas y complejas, en ocasiones dominan el territorio, cooptan voluntades en los poderes del Estado, en las empresas y en los medios de comunicación. Su actividad, por lo general es interjurisdiccional y muchas veces tiene ramificaciones en otros países.

Considero que la Nación debe recuperar las facultades de manera integral para combatir a estas organizaciones y de hecho el gobierno nacional ha producido avances en ese sentido, por lo menos ya no hay complicidades estructurales ni se niega la real magnitud del problema.

También debemos ser respetuosos de las acciones privadas de las personas que no interfieren en los planes de vida de terceros. Desde la sanción en 1989 de la ley 23.737, nuestro país dice combatir a las drogas priorizando la selección del eslabón más débil de la cadena al utilizar el sistema penal con los usuarios de sustancias prohibidas. Esto además de inconstitucional, como lo declaró la Corte Suprema en el fallo Arriola, no dió buenos resultados; más bien los resultados fueron malos, aumentó el consumo, la venta y de ser un país de tránsito pasamos a ser uno de producción y lavado de activos de ese origen. No tenemos una política de reducción de daños ni de prevención de ingreso a los consumos problemáticos, solo tenemos policías y funcionarios judiciales que hacen estadística con el innecesario e inconstitucional ingreso de consumidores al sistema penal. Este modelo lo repite la ciudad en la actualidad y adelanto que el resultado no será distinto mientras el abordaje siga siendo el mismo.

 ¿Cómo encara la Ciudad la transferencia de las nuevas competencias?

El traspaso de competencias judiciales de la Nación a la Ciudad es lento pero no tiene freno. Si bien todavía encontramos fuertes sectores que se resisten a ceder privilegios, la manda constitucional es clara y el traspaso se completará integralmente. Lo progresivo de este proceso le permite a la ciudad poder planificar e implementarlo corrigiendo errores y así se va dando. Falta mucho, pero el rumbo es correcto y el subsecretario de justicia, Hernán Najenson, viene trabajando bien al respecto.

Ahora, que pasó un poco el tiempo, ¿qué opina de UniCABA y el actual cierre de escuelas nocturnas?

La educación es el vector principal de cualquier sociedad democrática que pretenda el progreso sin discriminaciones de sus habitantes y sociedad. Esto debiese implicar que sus políticas no estén sometidas a los humores de quienes gestionan el área. La educación requiere cambios y profundos, deben ser integrales en las formas y en el fondo, por esto deben ser acordados de manera amplia, porque en la educación los cambios se diseñan en un gobierno, se implementan en el que sigue y su impacto se mide tiempo después.

El Pro gestiona la Ciudad hace 10 años y la calidad de nuestro sistema educativo se ha deteriorado mientras la matrícula estatal fluye, por necesidad de quien puede costearla, hacia el sector privado. La Ministra de Educación, sin decir que fue lo que hicieron mal durante todo este tiempo ni explicar por qué, impulsó cambios profundos que adolecieron de todo consenso, de diagnósticos, metas y financiamiento. Ninguna de las propuestas tuvo respaldo de especialistas, de docentes, autoridades, alumnos, padres, ni de sectores políticos que no pertenezcan al oficialismo. Redujeron el diálogo a una lógica primitiva en donde los que disentimos fuimos considerados enemigos en vez de potenciales actores que enriquezcan las miradas. Construyó paredes en donde muchos quisimos hacer puentes. El resultado es una catarata de, por lo menos, errores no forzados; que provocaron altos niveles de conflictividad que esmerilaron aún más la educación de la ciudad.

Los convocamos a la reflexión y a recuperar la voluntad de generar consensos. Quienes conduzcan el área deben estar convencidos que la escuela pública debe y puede ser de excelencia, y no que es el lugar residual en donde se consolida la marginalidad y la falta de oportunidades.

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